Night Walker

9º noche

En el año 1672 Shido, había escapado de las garras de Cain. El no quería seguir actuando de la misma forma que el, puesto que ya lo había perdido todo hace años, tenia que empezar la vida desde cero, y eso, incluida escapar de Cain. Vago sin rumbo fijo durante muchos años, pero en esa época llego a un cementerio de una aldea del este de Europa y encontré que había una multitud reunida alrededor de una tumba. Era un entierro. Se mezclo entre la gente y asistió a la ceremonia, pensado que el jamás podría pasar por ese estado y que vería como la gente que llegara a entablar amistad con el, desaparecería con el tiempo. Al terminar la misa, se quedo allí parado, mientras los familiares y amigos de la victima se dispersaban. El sacerdote, pareció leer sus pensamientos porque se acerco a el y le dijo:

- La muerte es un proceso por el que todos debemos pasar. A este pobre hombre le llego su hora pronto, pero como dice la Biblia, resucitara de entre los muertos y caminara al lado de Dios.

- ¿ Y si no todos morimos? – pregunto Shido - ¿y si quedara alguien que pudiera sobrevivir a la muerte?

- Se oyen leyendas de vampiros y supersticiones de brujas con el don de la inmortalidad – respondió el sacerdote – pero aunque queramos mantener las cosas terrenales, la muerte nos espera a todos tarde o temprano. Es tarde, son tiempos difíciles por estas tierras. Usted es extranjero, ¿verdad? Venga conmigo, le invito a mi casa a pasar la noche.

- ¿Qué le ha pasado a este hombre? – pregunto Shido caminando a su lado.

- Vamos de camino al pueblo, te lo explicare – comenzó el sacerdote – como le he dicho son tiempos difíciles. Este hombre se llamaba Rudi Van Dantizg. Era un agricultor. Se encontraba en la taberna, con algunos compañeros. Cuando salió de allí un animal, según los amigos, lo estaba esperando para atacarle. De hecho, cuando encontramos el cadáver, hayamos dos pequeños orificios en el cuello y que no tenia ni gota de sangre.

- ¿Un vampiro? – se pregunto Shido a si mismo. Luego se volvió hacia el sacerdote – gracias, intentare tener cuidado.

Se dirigieron hacia el pueblo. Era una aldea tranquila, de apenas uno 1.000 habitantes. Estaba rodeado por colinas y grandes prados, donde pastaban los animales placidamente. Realmente era una comunidad agrícola y también bastante pobre, ya que las casas eran de madera y el techo de paja, cuando en las grandes ciudades y pueblos, ya se usaba la piedra.

El sacerdote se detuvo en una modesta puerta de madera. La fachada tenia pocos adornos y a uno de los lados se encontraba un ramo de lirios. Shido comprendió que esa era la forma de señalar el luto en el pueblo. Del interior de la casa salió corriendo un grupo de personas, hablando todas a la vez, por lo que Shido no pudo comprender nada. Poco después salió una mujer rubia que se abrazo al sacerdote pidiéndole perdón a Dios y clemencia al cielo que ella no había echo nada malo. El sacerdote se quedo con ella y miro a Shido.

Este entro en la casa, alertado por una risa que venia del interior de la vivienda. Era una casa normal. había una chimenea, una mesa y un par de muebles. La típica casa de una familia pobre, pero no vio nada que estuviera fuera de lo común. volvió a oír la risa y se volvió hacia el lugar de su origen. allí había un hombre sentado que miraba a Shido fija y fríamente. Pudo deducir que era el hombre al que acababan de enterrar, ya que en su mirada estaba la fría oscuridad de los muertos. ¿Por qué había vuelto? ¿Acaso estaba buscando venganza por algo?

El hombre, al encontrar que Shido también tenia la heladora mirada dela muerte se puso serio. Se levanto de la silla y salió corriendo, después de salir por la pequeña ventana que había a su lado. Parecía como si huberia sabido que era un vampiro y eso lo hubiera asustado. Iba a salir detrás de el, pero prefirió quedarse al margen del asunto.

Ya en la casa del sacerdote, se retiro a su habitación a descansar. Estaba tumbado en al cama, cuando oyó ruidos abajo. Al asomarse a la puerta escucho varias voces. Eran los aldeanos pidiéndole ayuda al sacerdote. Shido cerro la puerta y se estiro en la cama. En los ojos de aquel hombre vio reflejada la muerte, pero también vio que quedaba un atisbo de humanidad. ¿Qué podía haber pasado?, ¿quizás un Bleed?

- No interfieras en asuntos humanos – dijo una voz.

- Pensé que no me seguirías – Shido se incorporo - ¿qué quieres Cain?

- Tu y yo somos uno – Cain se sentó en una silla – somos de la misma especie y compañeros.

- Me fui de tu lado porque no quiero ser como tu – respondió Shido – quizás me dieras tu sangre, pero yo no te la pedí.

- Me dijiste que no querías morir – dijo Cain recordando.

- Pero no quiero esto que me has dado – Shido se puso en pie – he perdido a mi hermana, mi sobrina, todo lo que me importaba. Esto no es manera de vivir.

- Eres tan hermoso – Cain se acerco a el – tienes una hermosura muy pura, eso te hace cruel, es por eso que atraes a los humanos. Por eso, eres el mejor compañero para alimentarnos.

- Déjame – grito Shido golpeando la mano de Cain – como puedes ser tan insensible y frío. No quiero tenerte cerca.



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En el texto hay: vampiros, romance, magia

Editado: 07.04.2019

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