Night Walker

16º noche

El capitulo 16 es mas largo de lo normal, pero quería hacerlo así para no dejarme nada en el tintero.

El cementerio estaba vacío. Solo un viento frió pasaba entre las pesadas y grisáceas lapidas de los infelices mortales. Creían que así podrían tener un descanso eterno y olvidar una existencia ya perdida para comenzar otra mejor, pero lo cierto era que algunos no conocían la tranquilidad. Las tumbas estaban expuestas a muchos males, entre ellas al deterioro que producían los mismos que en vida pedían el descanso eterno.

Liho caminaba entre las tumbas sin apenas emotividad. Si alguien hubiera pasado por allí en aquel momento, la habrían confundido con el fantasma de una joven que no entiende el porque de su muerte. Pero ella no estaba muerta y tampoco llegaría nunca a conocer el significado de esa palabra. En la mano derecha llevaba un cubo y de el salía un pequeño trapo con manchas negras. En la izquierda portaba un pequeño ramo de lirios que había cogido minutos antes de un pequeño jardín que había en el cementerio.

Se paro delante de dos pequeñas lapidas y deposito el cubo con sumo cuidado sonriendo. Hacia tiempo que no iba a visitarlas y estaban muy sucias. Con sumo cuidado metió el pequeño paño en la fría agua y limpio cariñosamente cada una de las tumbas. Cuando hubo terminado, repartió el pequeño ramo entre las dos lapidas y encendió dos berritas de incienso, mientras rezaba dos oraciones por el alma de sus difuntos padres..

Al salir, apoyada en un árbol, estaba su amiga Yokho que se incorporo al verla y sonrió.

- Pensé que nunca saldrías.

- ¿Qué estas haciendo aquí? – pregunto Liho sorprendida – es muy tarde, deberías estar en casa.

- Hace semanas que no voy a casa – confeso esta – tenia que hablar contigo. Conoció a un hombre y desde ese día me siento extraña. El me dijo que ahora pertenezco a tu mundo. Yo solo quería saber que había pasado contigo, porque de repente con lo alegre y simpática que eras, cambiaste tanto.

- No lo entenderías, ¿qué es eso de que perteneces a mi mundo? – respondió Liho asombrada, pero aun no consciente de lo que había ocurrido. Miro a Yokho con preocupación. Se acerco a ella y le examino el cuello. No había ninguna marca. Cuando dijo a aquel hombre, posiblemente se refiriera a Caín, pero era algo que se negaba a creer – no tienes ninguna señal.

- ¿Señal? – Yokho imito a su amiga y le examino el cuello – tu tampoco tienes ninguna señal. ¿Qué estabas buscando? Liho, tengo hambre.

- ¿Cómo se llamaba aquel hombre?

- Mmmmmm – Yokho se llevo la mano a la cabeza y después de pensar un rato dijo – no me acuerdo.

- Perfecto – suspiro Liho – ven conmigo, Shido debe verte. Quizás tenga la solución a esto.

- ¿Shido? – repitió Yokho, luego se paro – Ah!, es el nombre que dijo el hombre. Dijo que lo estaba buscando.

- ¿A Shido? – Liho siguió caminando. Casi no tenia dudas de que era Caín y además había convertido a su mejor amiga en un ser de las tinieblas. Debía salvarla – esta se ha complicado.

- ¿a dónde vamos? – Yokho caminaba detrás de ella – tengo hambre y tengo que volver a su lado.

- De eso nada – respondió Liho – acabas de decir que no recuerdas su nombre, además tienes hambre. Lo ultimo que necesito es un vampiro suelto por la ciudad y mas si es mi mejor amiga.

- ¿Vampiro? – Yokho se paro y replico – vendrá a buscarme, me prometió que no me dejaría sola y que, si era necesario, me llevaría por la fuerza.

- Eso no lo dudo – Liho miro al frente – Caín hace promesas que no cumple y siempre hace todo por la fuerza.

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Yayoi estaba en la escena de otro crimen. El cuerpo tenia las mismas características que las demás victimas. Parecía haber sido atacado por animales y tenia un bote de pastillas al lado. Sin embargo, había una nueva marca. El cadáver no tenia rostro. Estaba segura de que se trataba del Bleed que perseguía. Suponía que se había unido a alguien, que posiblemente cometiera los asesinatos y dejaba las pastillas.

Había mandado analizar el contenido de esos frascos. La mayoría eran drogas de diseño, pero a Yayoi le llamo la atención el empleo de dos plantas altamente peligrosas, el ajenjo y el laudano. El ajenjo eran plantas de hojas blanquecinas y flores en cabezuela. Crecía en lugares incultos y contenía una esencia amarga y toxica. El ajenjo mantenía la sangre caliente, pero era mortal para quien la bebiera. El laudano contenía opio y azafrán. Se usaba como anestésico. Posiblemente el laudano los dejaba semi-inconscientes y el ajenjo mantenía la sangre caliente por algún motivo que Yayoi no era capaz de ver.

Se acerco al cadáver y distinguió dos pequeñas marcas, imposibles de ver sino las buscabas, pues se encontraban tapadas por el cuello de la camisa. Ahora ya estaba completamente segura. Los asesinos eran un Bleed y un vampiro, pero había algo que no encajaba. El Bleed mataba a su victima para conseguir alimento, al igual que el vampiro. Su sangre era lo que buscaban. El ajenjo los mataba si lo tomaban. Debía haber una tercera persona que actuaba para encubrir a los otros dos después de haber desangrado a la victima. Yayoi se llevo las manos a la cabeza. Esto se complicaba demasiado para ser verdad. ¿Cómo averiguar el tercer asesino? No podía ser vampiro ni Bleed, así que debía ser un humano.



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En el texto hay: vampiros, romance, magia

Editado: 07.04.2019

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