No era correcto

Capitulo 24

Nuria permanecía inmóvil recargada contra la puerta,  incapaz de decir media palabra. Acababa de escuchar de labios de Valentina el porqué le molestaba ir de fiesta, porqué parecía ser capaz de lidiar con la curiosidad mórbida de los demás... Acababa de comprender porqué su mejor amiga la comprendía en cuanto a ser el centro de atención de un escándalo escolar. Por el rabillo del ojo pudo percibir movimiento en la cama, justo donde su hermano mayor tenía más de dos horas escuchando y consolando a Valentina. 
—necesito salir.— dijo Damián. Nuria lo observó un momento después desvío su mirar a la cama donde yacía su mejor amiga completamente dormida, agotada después de haber llorado hasta quedarse prácticamente sin lágrimas. Damián siguió su mirar, cerró los ojos a la vez que soltaba un suspiro de pesar.— ella dormirá un par de horas, espero estar de vuelta cuando despierte, Nuria, cuídala, volveré en breve.— pidió con la voz cargada de urgencia.
— ha sido horrible lo que le ha sucedido.— musitó sin prestar atención a lo que su hermano mayor decía.— ¿Cómo puedes ser siempre tan optimista?— pregunto más para ella que para Damián.— yo me hubiera desmoronado...— susurro abrazándose a si misma.
Los ojos negros de Damián permanecieron en la silueta recostada de aquella chiquilla bocazas que le volvía loco, pero que admiraba y reconocía querer con desmesura.— no tengo idea de cómo lo ha sobrellevado, pero no permitiré que sigue cargando toda esa mierda ella sola.— prometió, la miró un poco más antes de volver a poner su atención en su hermana menor.— volveré pronto, traeré algo de cenar.— soltó a manera de despedida. Nuria asintió sutilmente con la cabeza para después apartarse de la puerta, dejando así que Damián partiera.
En sueños Valentina podía verse entrar en la preparatoria, todos la veían, escuchaba susurros cargados de burla con su nombre implícito en ellos. ¡Oh! Cuánto odiaba que la mirarán así. Cuánto detestaba sentirse pequeña, reducida al objeto que todos señalaban de manera reprobatoria.
Y entonces su sueño empeoró... Ella ya no estaba en la escuela, no llevaba sus libros, sino un vaso de licor en manos, luces destellando de manera intermitente la ceguaban, estaba mareada, de risa fácil e hipnotizada con su sonrisa amplia y pícara, cuan loca de euforia la ponía que él la hubiese invitado a ella... Ella la chica que veía anime, la boba que lloraba leyendo novelas, él la había invitado a su fiesta. 
—me gusta como lucen tus piernas.— dijo él y ella casi grito de alegría de haber usado esa preciosa falda llena de olanes.  Era consciente de las miradas de los demás sobre ellos... Y de cierta manera le gustaba no ser invisible como solía serlo siempre.
— gracias— respondió admirando su sonrisa, su aire de chico bueno, la seguridad que le daba ser el más popular de la preparatoria, apuesto, codiciado, simpático. él era lo que toda adolescente quería... Y estaba con ella. Sintió que el aliento se le congelaba cuando de un momento a otro él la tomo por la cintura haciéndola trastabillar hasta un rincón de aquel lugar atestado de sus compañeros de clase. La beso y ella lo dejo hacerlo, era brusco, era tosco... Pero Valentina pensó que no tenía comparación con nada puesto que era la primera vez que besaba a alguien.
— subamos, me encantan tus piernas— susurro jadeante contra su boca.
Ella trago saliva, de reojo podía ver las escaleras, sabía con exactitud a lo que subían los demás, no era tonta, virgen quizá pero no idiota. Frunció el ceño pensativa.— apenas te conozco...— balbuceo pero su queja fue callada con un beso salvaje que le hizo arder los labios.
— vamos, no seas tan mojigata como todos dicen que eres.— refutó sin dejarla responder, la tomo de la mano halandola a las escaleras sin dejarla contradecirlo.
Valentina podía sentir su corazón latir con fuerza, sus piernas temblaban a cada paso y, comenzó a odiar la atención que se les daba... Todos parecían pendientes de ellos.
Sin embargo... Lo siguió.
Estaba logrando dejar de ser invisible, ella había pasado la mayor parte del tiempo en silencio, incapaz de mezclarse con las demás chicas de su edad... Y ahora el chico más popular de la escuela se había fijado en ella... ¡En ella!. Trago saliva de nuevo cuando terminaron de subir las escaleras. ¿Estaba lista para hacerlo?¿ Quería hacerlo? " Todos alguna vez lo hacen" se dijo cuando él buscaba una habitacion para tener privacidad. " Es el chico más popular, ¿Quien mejor que él para hacerlo por primera vez?" Se pregunto antes de poder responderse él la halo hacia dentro de una habitación.
— vamos, esto te gustará.— sonrió al decirlo, no la dejo decir nada en respuesta besándola con fuerza, rudeza a la par de sus manos adueñándose de su cintura. 
Valentina no podía corresponderle, estaba tan mareada, tan nerviosa... Tan asustada. 
Aún en el piso de arriba podía escuchar la música ensordecedora, lo escuchaba jadear mientras dejaba de besarla para lamer su cuello a la vez que trataba con desesperación de meter sus manos bajo la falda de olanes que con tanta ilusión había comprado aquella tarde para  esa fiesta... Su primer fiesta.
— no quiero hacerlo— murmuró sintiendo náuseas. ¿Era normal sentirse tan mareada?.
Él fingió no escucharla, siguió besando, tocando, estrujando. Con firmeza la llevo a la cama aún cuando ella trataba de resistirse y negaba en súplica.
— no quiero...— suplico sintiendo que la cama giraba.— por favor no quiero...— añadió, su pulso aceleró cuando él sonrió más sin prestar atención a su negación, lo vio quitarse la playera dejando a la vista su torso falto de bello, con sutiles músculos de un adolescente común.
— te va a gustar, lo prometo.— sonrió más cuando ella apartó la mirada cohibida por su semidesnudez.
— creo que debo irme...— trato de ponerse en pie, pero estaba demasiado mareada y él no estaba dispuesto a dejarla marchar, se abalanzó sobre ella deslizando la blusa hasta adueñarse de uno de sus pechos, ella negaba y él seguía con más fuerza tratando de someterla, al punto de morderle el seno para hacerla callar sus protestas.
Quizá fuera el dolor que sintió ante la mordida, quizá la repulsión de sentir sus manos tratando de meterse bajo su ropa interior... Quizá solo era el mareo que llevaba rato sintiendo. Pero Valentina vómito, sobre él, sobre aquella cama, sobre ella y solo así él la dejo.
— ¡Maldita cerda!— grito colérico asestándole una bofetada que le hizo pitar los oídos y que la espabilo de su aturdimiento alcohólico por un breve momento.
Su corazón latía a prisa, las piernas le temblaban, la mejilla le ardía, lo vio alejarse de ella rumbo al baño para quitarse sus jugos gástricos. Decidió que era su oportunidad de huir... Y lo hizo.
Nada más salir de la habitación, con las ropas mal acomodadas, el cabello despeinado, llena de su propio vomito, asustada y deseosa de irse, pensando en que no podía sufrir mas, Valentina se encontró con que aún le faltaba un trago amargo más que dar.
— el cabron lo hizo— chillo eufórico alguien. 
Risas estallaron. Valentina no comprendía que pasaba. De pronto sintió flachazos sobre ella y comprendió lo que sucedía, sus compañeros de clase tomaban fotografías de ella con sus celulares.
— ¡él cabron se la cogió para ganarnos la puta apuesta!.— aplaudió un tipo, Valentina no supo quien fue, no quiso saberlo de igual forma. se sentía destrozada, pisoteada... Humillada. Corrió como pudo tratando de acomodarse las ropas. Las luces intermitentes de la fiesta la ceguaban, la música la ensordecia y de eco las risas de aquellos que la había ignorado por años hasta ese momento en que les había servido como un vil chiste.
Cuando logró salir de ahí, el aire frío la recibió causando que se sintiera aturdida, agitada, atolondrada. Lloro de rabia, de tristeza, jamás  la habían notado, ¿ Como pudo pensar que se fijaron en  ella? En la chica que veía anime, la Nerd de mejores notas. Su cabeza giraba, estaba tan enferma de haber caído en aquella broma. Asqueada de todo quiso vaciar el estómago pero no había nada ya dentro de el.  No supo como lo hizo, ni como recordó en donde estaba el auto que sus padres le habían prestado. Lo que si supo fue que estaba mareada, asustada, enojada consigo, con todos y que quería irse.
—¡ Valentina!— lo escucho gritar de pronto,  pudo verlo acercarse por la parte trasera del auto. sus manos sudaron y encendió a prisa el auto.—¡ No puedes irte y dejarme así!— exigió más cerca. Su sola demanda la hizo hiperventilar, no quería verlo, no quería nada con él no después de saber el por qué había sido invitada a aquella fiesta.
Quiso huir, aceleró y puso el auto en marcha, solo que en  medio de su entumecido ser, dio reversa, un grito de dolor se escuchó.  Freno de golpe y bajo del auto solo para vomitar de nuevo al ver lo que había hecho, él yacía en el suelo tendido quejándose tras el golpe, los demás salían de la casa y daban gritos de terror al ver lo que ella había hecho en su intento de huida.
En sueños Valentina lloro, había sido objeto de burla, había sido el chiste de su clase. Nuria se acercó a ella y al verla sufrir en sueños, le acarició el cabello tratando de hacerle saber que ahora ya no estaba sola... Que ahora tenía una amiga, que ahora tenía a un chico que la quería y estaba segura que la protegería.
***
Damián  aguardaba el pedido que había hecho en un pequeño restaurante. Había pedido varios platillos que esperaba mejorarán el ánimo de Valentina, mientras esperaba recordaba la historia que ella le había confiado. Sentía rabia de saberla víctima de la crueldad de los demás... Demasiado confiada, se recordó haberle dicho una vez.  Su celular vibro y él lo reviso dando un respiro de alivio al ver que podía ayudar a Valentina. 
Cuando al fin volvió al departamento, sonrió al verla despierta, parecía cansada, un tanto triste pero tranquila. Haber dicho lo que le atormentaba la había ayudado sin duda.
— ¡Si que has tardado!— gruñó Nuria al verlo volver. Poniéndose en pie de la cama de Valentina.— Valu necesita comer, eres un pésimo novio, hermano.— lo riño.
Valentina miró con angustia a Nuria y después a Damián. Estaba tan sobrepasada por sus líos que no había reparado en que Nuria estaba al tanto de lo que había entre ellos. Él le sonrió a medias tratando de restarle importancia a que su secreto estuviera expuesto.
Nuria que percibió la inquietud de su amiga, se cruzó de brazos con aire ofendido.— no soy tan tonta como para ir pregonando su relación por la universidad, yo más que nadie apoyo este romance.— anuncio arrebatando de manos de Damián la cena para los tres.
— demos un voto de confianza a Nuria ¿Estás de acuerdo?— pregunto él acercándose a ella, para sentarse a su lado justo donde Nuria había estado momentos atrás. Valentina no respondió, sonrió bobamente y buscó refugio en brazos de Damián.
Nuria se encargó de servir los alimentos lo mejor que pudo con la escasez de utensilios en el departamento de su amiga, Damián esta vez no gruñó ni se quejó mentalmente de lo pobremente surtido que estaba donde residía su novia. Había sido injusto, había sido crítico con los padres de Valentina. Comprendía ahora su imposibilidad de darle más apoyo monetario, el porque ella defendía a capa y espada lo poco que le daban ellos y, se dio cuenta que ahora más que nunca la admiraba.
 



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En el texto hay: amigos, desamor, romance

Editado: 07.04.2021

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