Llego el frio enero. Lizzy seguía en casa de sus padres y cierta mañana ellos se despidieron pues debían volver a California pronto y regresarían en una o dos semanas para verla; le aviso a Ron que se quedaría allí hasta que naciera el bebé, le gustaba mucho la tranquilidad de ese pueblo y se alegraba que sus padres ansiaban la llegada del bebé tanto como ella. No podía creer que se acercaba la fecha cada vez más rápido.
William había regresado a la otra casa que estaba más cerca de su trabajo en París. Había escuchado que el vicepresidente Logan se había unido al equipo de búsqueda de sobrevivientes de un vuelo que cayó en el océano. Estaba desesperado por encontrar a esa mujer y al parecer Audrey notaba que algo iba mal. No había visto a Stella desde entonces y al parecer tampoco había contactado con Lizzy. La culpa lo asechaba en momentos y lugares extraños.
En California
Haru había seguido cada pista sobre el accidente de avión. Entre los desaparecidos estaban la mujer de esa fotografía. Se sentía terrible por desear que desapareciera como si tuviera derecho a querer que eso sucediera. Un sábado muy temprano, escucho que la habían localizado en una bolsa de rescatar a muchos kilómetros del desplome pero no sabían si viviría. Se sintió aliviado. No pediría ningún deseo brusco como ese nunca jamás, ese hombre tenía que ser feliz.
Cuando fue a visitar a Takumi, este ya estaba inmerso en su trabajo acumulado. De repente aunque era menor le parecía tan masculino como modelo de portada de Men's health.
— Takumi, ¿Sales con alguien? — pregunto indiferente
— No... Recuerda que mi fiesta de compromiso será en febrero... — lo dijo cómo si estuviera condenado a no salir más con mujeres — escuché que no has salido con nadie estos días.
— Emm no...Mi trabajo es importante — contesto. Takumi no dijo nada. Nunca entendió que pasaba por la cabeza de su primo. Se levantó de repente y salió sin mencionar ninguna palabra.
Takumi volvió a mirar la foto de Stella y simplemente no podía recordarla. Era una cara común que no causaba ninguna impresión en él. Miraba la foto de Lizzy y quería mandarle un mensaje, no sabía cuan cambiada estaría o como estaría pero quería verla.
— ¡Takumi! — Hablo Haru de nuevo — necesito que me presentes a alguien.
— ¿Ah sí? ¿A quién?
— Tu amigo Shima Ono
— No es mi amigo pero... ¿estás seguro? Sabes que tiene un problemita... besa a todos sin razón — pregunto mientras buscaba el número.
— Si pero su padre es dueño de un hospital y él es un excelente medico... Solo dame el contacto — pidió.
Takumi se lo dio. Volvió a salir sin agradecer. Se había enterado que los sobrevivientes serían trasladados a dos hospitales, uno donde trabaja su mamá y el otro, un hospital privado, quizás allí podría arreglar todo para salvar a esa mujer. Quería que la salven sin importar el costo. En ningún momento se detuvo a pensar cuánto le costaría pedir ese enorme favor.
Logan llegó al hospital con su mujer desfigurada. Fue él quien localizo esa balsa. Si no fuera por su tatuaje no la habría reconocido jamás y apenas respiraba. Cuando llegaron al hospital, la llevaron de inmediato al quirófano. La espera fue tan larga pero el diagnóstico del doctor era alentador aunque hubiera estado muchos días en inanición.
Llamo a Zyphr y a su hija para darle las buenas noticias. No pedía más que ella viviera.
En el mismo hospital pero en otra área, ellos hablaban.
— ¿Cómo me pagaras Haru? — dijo Shima
— ¿Qué quieres? No... ¿Cuánto quieres?
— Sabes... todos en el medio saben que soy un besador compulsivo... ¿no estás asustado? —
— ¿Un beso? ¿Solo eso?
— Claro... ¿esperas más? — Bajo la voz — si te beso llegaré a diez mil... si me dejas follarte... llegaré a 500...
— Ni lo sueñes.
Shima puso sus brazos alrededor de su cuello y lo besó. Haru dejo que lo guiará pero su cuerpo reaccionó de otra manera que él no esperaba lo cual lo espanto y quiso alejarlo. Shima bajo su mano hasta la entrepierna con la intención de estrujarlo pero Haru lo alejo con más fuerza.
— ¿Suficiente?
— Por supuesto — sonrió. — No te preocupes estará bien atendida.
No lo admitiría en voz alta pero le gustó demasiado.
Las cuentas del hospital se arreglaban en administración y el favor especial con Shima, el único secreto allí era que el elegía a quien atender según sus demandas. Él era el dueño no su padre.
En París
Lizzy, William y Zyphr estaban al tanto de lo sucedido con Logan y su búsqueda. Su mujer apenas estaba con vida y después de la cirugía su futuro era incierto y según los médicos, alentador. Algo que le sorprendía era el hecho de que el bebé estuviera bien como si todo el tiempo estuviera cuidándolo. Logan estaba feliz y al mismo tiempo debía ser realista, cualquier cosa podría ocurrir.
— ¿Señor Jones? Tiene una reunión con el señor Montes — dijo su secretaria.
#3838 en Novela romántica
#851 en Novela contemporánea
embarazo no planeado, destinados a estar juntos, más allá del amor
Editado: 25.12.2023