Gabriela
Ahg no sé porque demonios ahora me come la conciencia, solo fue un beso pequeño tampoco es para como sentirme la persona más asquerosa del mundo, pero si me siento así y me frustra un montón.
-Hey Gaby!!! ¿en que piensas tanto? —pregunta simón—
-En que soy una hija de puta.
-QUE?
Y resulta que no lo pensé, maldita bocazas.
-Que hoy no quiero frutas, sabes eso de la vida fit como que no me va demasiado.
-Y si te llevo a cenar? Casi es hora de salir y pues…
-Lo siento, pero ya tengo planes, será para la próxima.
-No hay problema, bueno yo me voy a… reco…me voy.
¿Por qué le dije que no? Ya quisiera yo tener planes hoy, Javier conoció a una chica que no ha querido presentarme y salen siempre, probablemente me vea otra vez crepúsculo.
*tienes planes para cenar?
Me llega un mensaje que no tardo en contestar.
*No.
*Quieres ir conmigo?
*Tengo hambre así que acepto.
*Espérame en el estacionamiento.
Recojo mis cosas con una sonrisa en el rostro, quita esa sonrisa Isabel, pero ya no puedo ya se quedo plasmada, salgo super callada para que nadie ponga ojos en mi y no sé por qué no voy a hacer nada malo, solo iré a cenar con el jefe porque el me invito y ya.
Veo salir a simón y prefiero esperar un poco muy detrás para que no me vea, no me cae mal, pero no es como que quisiera salir con él.
-Te hice esperar mucho?
-Mmm, no acabo de llegar.
-Vamos.
Vamos en total silencio escuchando a Pablo de fondo y por primera vez con él no es un silencio incomodo, recorremos la ciudad hasta que se desvía por un lugar que no conozco y todo se ve super bonito no hay tanto ruido ni vehículos y las calles estas alumbradas por lámparas en cada esquina.
Nos detenemos en un local que esta empedrado y la vista no puede ser más hermosa, no hay mucho que ver, pero no tenia idea de que existían lugares así en new york.
-No quieres entrar?
-Si yo solo…solo admiraba el lugar.
Entramos y dentro es muy acogedor, no es grande, pero no es pequeño como para sentirme sofocada, hay cuadros de perros, de lagos y un montón de paisajes hermosos, sale una chica que nos guía hasta una mesa libre y nos pide esperar.
- ¿No nos van a dar el menú? —pregunto—
-Oh, no, solo sirven pasta espero que te guste porque en este lugar hacen la mejor del mundo.
- ¿Cómo conociste este lugar?
-Venia con mis padres antes de que mi mamá muriera.
-Lo siento no quería incomodarte.
-No, para nada, es muy grato el recuerdo, corría por estas mesas y venir me hace bien.
- ¿Por qué me trajiste si es tan importante para ti?
-No lo sé, ¿Por qué aceptaste venir?
En eso llega la chica con ambos platos y nos pide que aguardemos para traer el vino, ¿acaso no preguntan si queremos o no? Pero bueno me ahorro todo eso.
-Se ve muy apetitoso —digo mientras me meto el tenedor a la boca— buen provecho.
-Buen provecho Gabriela.
Cenamos mientras suena una muy, pero muy ligera música en el fondo, cuando terminamos nos quedamos un momento más ahí sentados y luego me tiende la mano para irnos, ¿no va a pagar? Me calla mentalmente cuando lo veo acercarse al mostrador y dejar el dinero.
-Entonces Gabriela.
-Gaby —lo interrumpo— puedes llamarme Gaby, digo si quieres.
-Entonces…Gaby, ¿Por qué aceptaste venir?
-No sé, creo que no quería cenar sola. —vamos caminando uno al lado del otro—
-Escuche cuando Simón te invito a cenar y te negaste.
-Ahora escuchas conversaciones ajenas leonardo, ¿Qué diría tu padre? —intento decirlo seria, pero acabo riendo junto con el—
-Él es otro chismoso, aunque no lo creas, pero es enserio.
-No quería salir con Simón y ya, eso es todo Leonardo.
-Vaya, nunca creí que me gustara tanto el sonido de mi nombre.
-Y entonces, ¿Cómo estas, como te sientes?
-Estoy feliz, me siento feliz también, eso se debe a una chica en especifico la verdad, la veo todas las mañanas con un lápiz entre sus dientes y un libro en sus manos, es una imagen hermosa.
-Conozco a la chica?
-Creo que mas de lo que crees.
Ya no estamos caminando estamos parados uno frente al otro mirándonos directo a los ojos y no decimos nada, veo como mi respiración se acelera y no se porque, el baja la vista a mis labios y la vuelve a subir hasta mis ojos, quiere besarme ¿yo también quiero? No, claro que no, ¿o sí? No, es una locura no quiero besarlo para nada, si quiero y al diablo, me empino rodeando su cuello con mis manos y uno nuestros labios.
El no tarda en corresponderme y me encanta, está besándome y yo a el y me gusta, me gusta mucho, su beso es suave es tierno, me siento en las nubes. El posa su mano en el centro de mi espalda y yo entro mis dedos en su pelo para acercarlo mas a mí, no me importa el espectáculo que le estemos dando a los que pasan esto se siente muy bien.
- ¡GABRIELA! —adiós burbujita fue lindo tenerte cerca, la vida me odia y estoy muy segura— ¡CON RAZON NO QUERIAS SALIR CONMIGO TE ESTAS TIRANDO A TU JEFE!
-No, no es eso Simón te lo puedo asegurar.
-Vaya, pensé que eras diferente, pero resultaste igual a todas.
-No le hables así —interviene leonardo—