Sofía
Meses después.
El tiempo pasó muy rápido, cada momento que pasaba con Laín incrementaban el amor que le tenía. Me enseñaba cosas y aportaba mucho a la relación. Podría decir que estaba viviendo una autentica historia de amor.
Llegaron las vacaciones y era momento de irnos a la playa, tener las vacaciones que nos merecíamos.
Estábamos en la habitación de nuestro departamento empacando las maletas nuestro vuelo saldría por la mañana, en aquel momento tocaron el timbre, ambos nos miramos, después el reloj que estaba en el buró. Ya era tarde así que nos preguntamos quién sería.
Acompañé a Laín a la puerta y para nuestra sorpresa el que estaba ahí era Naím con Kia.
Laín me contó que Kia era una vieja amiga, ella fue quién le ayudo en varias ocasiones hace años a no perder mi rastro. La contactaron él y Naím y se negó a trabajar, pero se hizo muy allegada a Naím, se la pasaba en la librería con su computador siempre, claro siempre cerca de él. Se gustaban, pero no lo admitían. Y en ese momento estaban en nuestra puerta con maletas.
—¿Qué hacen aquí? — preguntó Laín.
— Nos vamos con ustedes— dijo moviéndolo y entrando al departamento con sus maletas.
— ¿Estas loco? No pueden ir con nosotros.
— Claro que puedo hermano, ya compré mi boleto y el de ella—sacó los tickets y nos los mostró sonriendo.
— Arruinaran el momento, solo harán mal tercio.
Naím borró su sonrisa y lo miró serio.
— Iremos en el avión con ustedes, pero no los molestaremos. Ustedes irán por su lado y nosotros por otro, así que cállate. El jefe, o sea yo, merece unas vacaciones después de todo lo que he hecho.
Kian me sonrió y junto con Naím se fueron a instalar al sillón.
— Ustedes sigan en lo suyo, no notaran mi presencia. Y ella...bueno, ya saben que es un fantasma.
Ignorándolos por completo nos dirigimos a la habitación de nuevo, tomé una blusa de cajón y la guardé en la maleta. Noté a Laín molestó, estaba sentado en la cama así que me acerqué a él.
— ¿Estás bien?
— Sí, solo que pensé que sería un momento solo de nosotros dos.
—Y lo será— dije acercándome a él tomándolo de la cara— Naím lo dijo, iremos juntos, pero al llegar cada uno ira por su lado.
—Espero que cumpla o lo regresaré de una patada.
Le sonreí dándole un beso, después reanude acomodar las cosas.
...
El despertador sonó a las 5:30 a.m. Laín había elegido lo mas temprano posible pues según él así tendríamos más tiempo para disfrutar.
Una vez estuvimos listos los cuatro nos dirigimos al aeropuerto, Kia había preparado cuatro vasos de café, algo que nos ayudó mucho.
Después de treinta minutos subimos al avión, dos horas después habíamos llegado a nuestro destino.
El hotel era realmente precioso y las habitaciones tenían vistas espectaculares, el mar, la arena, algo hermoso.
Dejamos las maletas en el suelo y me acosté en la cama.
— Pequeña, podemos almorzar y después iremos a un tour, tenemos un guía por unas horas.
— Me parece bien—respondí sonriendo.
Hace unos años mis padres de vacaciones me habían llevado a un lugar similar y a pesar de no saber nadar, había muchas cosas de las cuales podía disfrutar, en esta ocasión, seria con Laín.
En el restaurante del hotel pedí un huevo revuelto con frijoles y un plato de fruta, como era de esperarse Laín pidió prácticamente la mitad del menú de desayunos, el mesero estaba sorprendido.
Cuando terminamos de comer, fuimos a una isla preciosa, la naturaleza era impresionante, un lugar mágico en toda la extensión. Se podían apreciar diferentes tipos de aves.
Estuvimos unas horas ahí, después regresamos al hotel. Pedimos de comer a la habitación y luego fuimos a caminar a la playa. Amaba sentir la arena entre mis pies y la brisa del mar en mi piel.
Al pasar de los días hicimos diferentes actividades, queríamos bucear juntos, pero yo no sabía y aunque Laín había intentado enseñarme a nadar la cosa no había resultado del todo bien, por suerte el sí lo había logrado contándome que fue una gran experiencia.
Aquella noche sería la ultima de nuestro fin de semana romántico y debíamos aprovecharlo al máximo.
Laín se encontraba sentado en la arena mirando el atardecer, me acerqué a el y este me sonrió.
— Te ves hermosa Sofí, y ese bikini rojo te queda estupendamente.
Le sonreí y me lancé a sus brazos, esperaba este momento.
Esa tarde bajo la puesta de sol, haríamos el amor.
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Editado: 23.02.2022