No me digas adiós

Capítulo 62

Sábado 22 de septiembre

Su padre se encuentra viendo la televisión. Según cree oír, le parece que mira alguna película de la saga Rápidos y Furiosos. Su madre se fue hace diez minutos a la iglesia, llevándose con ella a Joselyn, que como no podía ser de otra manera, se fue refunfuñando que no era justo que a ella sí la llevaban a la fuerza y a Karol no.

―¿Hoy no vendrá tu novio? ―preguntó su madre antes de irse.

―No ―respondió Karolina―. Tiene unos informes que entregar el lunes y como mañana comeré con su madre y su hermana, quiere tener todo listo esta noche.

«Cada vez se me da mejor mentir ―se da cuenta, y no sabe si tener miedo o sentirse orgullosa». Aunque lo del almuerzo es cierto, lo platicaron desde el viernes.

―Claro, trabajo. ―El tono de Carolina deja claro que no se lo cree. Por lo menos no dice más.

―Sabe que algo anda mal ―musita la joven, con deseos de echarse a llorar de nuevo.

―Es que con esos ojos, y esa voz que te traes… Y tu madre no es tonta.

―Lo sé.

―No entiendo por qué te pones así ―Karol le asesta una dura mirada a su amiga―. Vale, vale, yo sé que te dio muy fuerte por el blanquito, pero tú no tienes la culpa de que se tome todo tan a pecho ni que se niegue a atender a razones. Y en todo caso, no es la primera vez que se emborracha, si hasta la fecha no le ha pasado nada, ¿por qué iba a pasarle algo hoy?

―No lo sé, Ale, pero es que me late que algo no está bien. La segunda vez que respondió mi llamada, luego de decirme que no creía la explicación que le di por WhatsApp, lo noté muy borracho. Arrastraba las palabras y era difícil entenderlo. Sólo recuerdo que no pensaba parar, que la cerveza era un bálsamo por mi traición.

―¡Joder, tía!, como dicen los españoles, ¿usó esa palabra? ―Karol asiente―. Eso es pasarse de lanza.

―Es porque estaba muy borracho.

―¿No has oído que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad?, no es que digan la verdad, pero sí que dicen lo que de verdad piensan, sin tapujos ni tabús.

―No, no, él no es así.

―¡Está emborrachándose por un sinsentido!

―Es que, sí te pones en su lugar, si inviertes los papeles, seguro yo también me hubiera puesto a pensar un montón de no sé qué.

―Pero no te habrías ido a emborrachar.

―Porque no es en eso en lo que me refugio cuando algo va mal.

―Ya me di cuenta, lo tuyo son las lágrimas.

Y como si con solo la mención de la acuciante palabra las llamara, Karolina vuelve al llanto y se refugia en el regazo de su amiga, que acudió a ella en cuanto supo que había discutido con Matías y que la necesitaba.

Pasan unos minutos en los que la chica logra serenarse un poco. Nadie dice nada en ese breve lapso. Es Alejandra la que habla cuando el llanto cesa.

―Alcohol o no, tendrás que tener una charla muy seria con Matías si quieres continuar con él sin que esto vuelva a suceder ―aconseja―. Tú no sólo eres la chava más guapa que conozco, sino que también eres la más buena y la más correcta, y simpática, aunque esto último sólo si te encuentran tu lado ―la alusión a su carácter hace sonreí a la aludida―. Porque si no ponen los puntos sobre la mesa, esto se va a repetir de continuo. Tú tienes muchos amigos, muchos de los cuales son pretendientes encubiertos, y también tienes muchos pretendientes netamente declarados, y eso no va a cambiar. Tendrá que confiar en ti ciegamente o esto no funcionará. ¡Es que no es fácil ser novio de chicas guapas como nosotras!

Lo último logra que Karol suelte una carcajada, queda, pero carcajada al fin.

―No sé qué haría sin ti. ―Dice, pegándose más a su amiga―. Tomaré en cuenta lo que me dices, pero ahora mismo lo único que me importa es saber si está bien. ¡Me muero si le pasa algo! ¡Más si es por mi culpa!

―Ninguna mujer tiene culpa de las tonterías de los hombres.

―En serio temo por él.

―Voy a llamar a Francisco ―avisa Alejandra―. Hace ya más de media hora que le avisé que el idiota de su amigo debe estar cayéndose de borracho en algún bar de mala muerte.

Como si la palabra llamara al santo, la pantalla del celular de la joven se ilumina y aparece el nombre de Francisco, sin foto, por supuesto. La joven sólo les tiene foto de contacto a su novio y a sus mejores amigos.

―Contesta, rápido ―apremia Karol.




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