¡no me digas que me amas!

CAPITULO 5

 

 

 

Las conté un total de siete, nosotras en un rincón observábamos la escena, al igual que yo, la desvistieron y las revisaron, ninguna de ellas fueron seleccionadas como mercancía para el jefe, el encargado se molestó tanto…..que, lo que paso después fue muy traumático.

Por más que me aferraba a Meylin, escondiéndonos ambas de tales escenas, pero eran imposible de borrarlas, a aquellas jóvenes la trataron de la peor forma, ingresaron siete hombres, las tomaron a la fuerza, nosotras solo escuchábamos…”no...Por favor”, “para me duele” , ”ayúdenme” , ”no lo hagas”……, no podíamos hacer nada, si lo hacíamos estaba segura que nos meterían la mano o si no, nos golpearían hasta quedar inconsciente, después que esos cerdos estuvieron saciados se fueron dejándolas allí tiradas en el suelo.

Nos acercamos a ayudarlas, las más jóvenes fueron las que más sangraban, me asuste pero no entre en pánico, las limpiamos, por suerte poco después trajeron un balde de agua.

Me acerca a limpiar a las que más necesitaban, en eso la pequeña me habla.

-me duele…-comenzó a llorar-ellas querían vírgenes-dijo sonriendo amargadamente-pero lastima, que no lo era-me miro….sentí que compartía su dolor, aquellos ojos marrones oscuros me miraron, no había vida en ellos….estaba sin el brillo, era como si buscara un motivo para vivir, una esperanza…..pero la realidad de ellos es que no los tenían-sabes mi Padre me vendió…..-dijo mientras sus lágrimas caían…mientras sonreía-yo…yo…tuve que hacerlo necesitábamos dinero, mi hermanito estaba enfermo, entonces el me vendió…yo no lo odio, porque me hubiera ofrecido si era necesario-se tapó los ojos con sus antebrazos-pero me fui sin decirle a mi novio, él debe estar buscándome….él fue el primero-llevo sus otras manos a su boca, tratando de callar su llanto-pero no me arrepiento de haberle dado mi primera vez-dijo tranquilizándose, vi que callo solo mirando a la nada, así que una vez que termine de limpiarla, la levante…pero no podía ponerse en pie, así que hice lo que pude  para dejarla sobre el colchón donde pasamos la noche, a las otras de igual manera las dejamos sobre el colchón, todas se habían dormido producto del estrés.

En la noche las siete jóvenes fueron llevadas a otros cuartos, pues por lo que escuche comenzaran a trabajar esa misma noche.

Después seguimos todo el coche hasta llegar en una ciudad no era tan concurrida como las otras, pero había un poco de ajetreo, pero esta vez fuimos llevadas a un lugar lujoso, parecía una mansión, ingresamos, estábamos curiosas, observábamos cada lugar y rincón.

Vivir en aquellas mansiones es vivir en lujo, ya adentro de la  casa observamos una inmensa sala con muebles finos, televisor grande, ni hablar de la piscina que  tenían, no subimos al segundo piso, más bien nos llevaban al sótano, pero en esta no había escalera, si no un asesor, una vez que se detuvo las puertas de este se abrió, observando una sala mediana no tan grande como la principal, en ellas había diferentes cuartos, para la mano derecha unas cinco puertas, para la mano izquierda unos cinco cuartos y al frente tres puertas una de ellas era de color rojo, en esa ingresamos, viendo jóvenes entre hombres y mujeres todos amontonados….de la misma manera estaban llorando.

Pero lo que más me impresiona es ver a un niño de ochos años en aquella habitación, el corazón se me estrujo….mis ojos me comenzaron a picar, como es posible que hasta tan pequeños, es repugnante.

Nos dejaron allí, nosotros solo nos sentamos en un costado ambas abrazándonos, ninguna dijo nada, solo nos callamos.

-muy bien alistados ya sabéis que hacer-escuche una voz femenina, abrí mis ojos rápido al darme cuenta en el lugar que me encontraba, Meylin aún seguía durmiendo sobre mi hombro-alístense no lo  vuelvo a repetir-la observe, era mediana cabello, rojo, ojos negros, tez clara, vestía un vestido muy pequeño, mostrando sus grandes pechos y diminuta falda-ya sabes las que comienzan a trabajar y las que fueron elegidos por el jefe-es allí donde nota nuestra presencia, se fijó primero en Meylin, para después verme, solo se limitó en observarnos, ni dijo nada, después de unos minutos se fue.

Observaba como algunas comenzaron a cambiarse, eran vestidos cortos con tacones súper grandes, algunas comenzaron a cambiarse y otros a maquillarse, entonces fije mi mirada al más niño, él estaba al lado de dos señoritas de 15 años, me imagino que ellas eran que serían llevadas al jefe como nosotras.

 

 

 

 




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