Max
No conocía la historia completa de Ally, pero conocía lo suficiente como para saber que su madre y padrastro eran un tema delicado. Sé que es mejor que algunas cosas las guardemos para nosotros mismos y estoy de acuerdo con eso.
La considero como una hermana y la quiero de igual forma, desde que nos conocimos la he protegido y cuidado, hemos pasado tiempos difíciles y a pesar de todo hemos logrado sobrevivir.
Mis padres murieron en un accidente de tránsito, un año antes de mudarnos solos con Ally, ella estuvo conmigo apoyándome y compartiendo mi dolor, sé que los quería mucho y ellos también la apreciaban y querían mucho, la consideraban parte de la familia. Gracias a ella y su abuelo, nunca me sentí solo ni fuera de lugar, fueron todo lo que necesitaba en esos momentos. Su abuelo me abrió las puertas de su casa, me hizo sentir parte de su familia, para él era como su nieto. Antes de morir me hizo prometer que cuidaría de la niña de sus ojos, Ally, aunque no me lo hubiera pedido lo hubiese hecho. Básicamente, ella es la única familia que tengo.
(…)
Steve me había comentado que se robaría un par de horas a Ally ya que tenía que hablar algunos temas con ella. Después de salir del instituto fui a comprar algunas cosas que necesitaba para el instituto y la casa, las tiendas que me gustaban estaban en el centro de la ciudad así que me demoraría un poco en llegar a casa. Cuando estaba de camino Ally me llamó, pero no pude contestar debido a que estaba manejando, aunque me imaginaba lo que me iba a decir, puesto que teníamos la costumbre de avisarnos si llegaríamos tarde a casa para no preocuparnos, pero de los dos yo era el más paranoico.
Hice las compras lo más rápido que pude, quería llegar a casa a dormir. Esta semana había tenido muchas tareas y casi no dormí para poder cumplirlas, íbamos a mitad de año y si seguían mandando todas las semanas restantes bastantes tareas, no sabía si llegaría vivo a final de año. Si así era mi último año de instituto, no quería imaginarme como sería la universidad.
Hoy le tocaba cocinar la cena a Ally, esperaba que ya estuviera en casa, es una excelente cocinera, pero siempre elige los platos más demorosos para preparar, sospechaba que lo hacía como una forma de tortura.
Estaba concentrado en las posibilidades de cena que habría hoy, que no me fije que había dos personas en el pórtico hasta que baje del coche. No esperaba verlos aquí.
— Buenas tardes —salude con un tono serio. Ellos no me conocían, pero los había visto en algunas fotos que tenía guardadas Ally.
— Tú debes ser el chico que vive con mi hija —dijo, su tono era de desaprobación—, yo soy Sara, la madre de Ally y él es mi esposo, Javier.
Les di una sonrisa corta, no quería ser descortés, pero no me sentía a gusto con ellos después de lo que le dijeron a Ally y como la trataron, no estuve presente ya que ni nos conocíamos pero sabía esa historia.
— Soy Max —me presenté.
— ¿Dónde está Ally? —preguntó sin rodeos Javier, puede notar su desagrado al nombrarla.
— No está en casa, aún no regresa —respondí escuetamente.
— Llevamos más de una hora esperándola, ¿cómo es posible que aún no llegue? —preguntó su madre.
— Tenía cosas que hacer después del instituto —respondí encogiéndome de hombros— aunque si se entera que están aquí dudo que venga —susurré para mí mismo, pero Javier me escuchó.
Javier adoptó una expresión hosca —: ¿Acaso nos estas echando de esta casa muchacho? Por qué si es así, permíteme recordarte que está casa no es tuya, es de Ally, así que nosotros tenemos más derecho que tú por ser su familia.
— Yo no he dicho eso, señor. Pero usted tendrá sus razones para interpretarlo de esa manera, ¿no cree?
— Queremos ver a mi hija, tenemos que hablar algo importante con ella —explicó su madre, al parecer no le gustaba esta situación.
— Con todo respeto, permítame decirle que no creo que sea lo más conveniente. Ustedes le hicieron mucho daño, puede que con usted haga el esfuerzo para hablar, pero dudo que quiera ver a su marido y mucho menos hablar con él.
— Tú no sabes nada —su mirada mostraba el enfado que sentía—, ¿crees que se demore en llegar?
— No sé, debería llamarla y preguntarle.
— Si la llamo es probable que no me conteste, por eso he venido hasta aquí para hablar con ella —dijo la madre de Ally.
— Según usted, no sé nada, ¿verdad?… —mi mirada mostraba compasión—, pero si no le contesta el móvil, ¿usted cree que quiere verla y hablar con usted?
Pude ver tristeza en sus ojos, sé que le dolía no poder hablar con ella, pero eso no le importó cuando le dijeron que estaba muerta para su familia.
— No pidieron mi opinión, pero de igual forma se las voy a dar —iba a ser difícil decir esto, no quería ser grosero, pero debía hacerlo por Ally—. Es mejor que se vayan, yo le aviso que vinieron y si ella quiere hablar con ustedes, los llamará.
— No nos iremos sin hablar con ella —intervino Javier.
Llame a Ally para informarle la situación, su madre habló un momento con ella, dejaron sus cosas en casa y se fueron hacia una cafetería que hay cerca de casa, o eso me dijeron. Suponía que Ally no quería que la casa se llene de malos recuerdos.
Estaba nervioso, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que se fueron. Intenté hacer varias cosas para pasar el tiempo, pero no podía concentrarme. De pronto escuché mi móvil, baje corriendo las escaleras, pues lo había dejado en la mesa del recibidor, era un mensaje de Ally.
Por lo que decía, algo había pasado. El timbre sonó, suponía que eran ellos, así que antes de abrir redacté mi respuesta y la envié.
Abrí la puerta y no eran ellos, mi piel se erizo al verla, por lo visto, hoy era un día de sorpresas.
— ¿Qué haces aquí? —mi voz era un susurro.
— Vine a verte, hay algo que debes saber —se veía nerviosa, pero la seguridad era evidente en su voz.