No puedo dejar de pensar en Ti

Capítulo Cincuenta y Ocho

—¿Si puedes ayudarme? —pregunto ilusionada, acercándome varios centímetros a Logan.

Él le lanza una mirada a Mateo que sigue despidiéndose de Tete y asiente bajo mi atenta mirada. Casi quiero dar saltitos y aplaudir feliz de que aceptará ayudarme.

—Deja todo en mis manos. —responde dando un toque en la punta de mi nariz y yo suelto una risilla—. Estaré hablándote el lunes sobre los detalles.

—¡Gracias! —chillo lanzándome a sus brazos.

Me recibe gustoso, apoyando su mentón sobre mi hombro y yo me permito disfrutar de su cálida cercanía, ni hablar del olor que desprende el suéter color azul pastel que lleva puesto. La fragancia de Mateo es mi favorita en todo el mundo, tanta adicción he desarrollado al aroma que se encuentra en el primer puesto de mi top, pero la de Logan también puede entrar a ese ranking, un segundo lugar le queda perfecto. Su mano acaricia mi cabello suelto para alejarse y mirar a Moni que sigue sosteniendo en brazos al cachorro que se mantiene quieto escuchando atento las palabras cariñosas que le susurra el chico.

—¡Vamos! —apremia y ambos reímos cuando vemos el puchero en sus labios—. Los chicos están por llegar al aeropuerto. Trae tu trasero al auto ahora mismo. —ordena señalando con su pulgar el transporte detrás nuestro.

Veo a Mateo suspirar y levantarse lentamente del suelo con el cachorro en brazos, Logan da un apretón en mi hombro antes de alejarse al interior del auto cuando el pelinegro se acerca dejando a Tete en mis brazos.

—Los voy a extrañar. —susurra mirándome triste—. ¿Y si no voy? —propone hundiendo la nariz en el pelaje del perro.

Me pongo de puntillas depositando un suave beso en sus labios fruncidos cuando separa el rostro del pelaje del perrito, siento mi corazón derretirse al ver su expresión cargada de tristeza con tintes de ternura, tomo a Tete abrazándolo contra mi pecho y señalo con mis ojos el auto.

—Tus amigos viajaron desde muy lejos para verte. —le recuerdo bajando al cachorro que se remueve en mis brazos y sostengo su correa roja—. No puedes perderte ese fin de semana con ellos, los extrañas mucho.

Él asiente rodeándome con sus brazos, le regreso el abrazo apoyando la cabeza en su pecho y cierro los ojos permitiéndome disfrutar de este momento todo lo que me sea posible. Serán casi tres días sin su presencia, sonrisas, risas, gestos tiernos y la esencia propia de Mateo Jefferson poseedor de esa deslumbrante habilidad para ser tierno y acelerador de corazones en segundos.

—Te enviare fotos y te llamaré. —me recuerda alejándose.

Elevo mi meñique al frente de nuestros ojos, él niega divertido entrelazando el suyo con el mío sellando nuestra promesa. Deshace nuestro agarre lentamente, casi un movimiento tortuoso y poco seguro de su parte, para meter ambas manos en los bolsillos de su pantalón ancho verde oscuro.

—Nos vemos. —le digo empujándolo al auto. Él suspira subiéndose al auto, Logan lleva unos lentes oscuros con ambas manos sobre el volante—. Lo traes en una pieza. —lo amenazo señalando a Mateo con mi índice.

—Dile que no haga ninguna locura.

—No sé porque lo pongo en duda. —respondo entrecerrando mis ojos en dirección de ambos provocando que rían un poco—. Disfruten y cuídense.

Logan se despide agitando la mano llevando esa misma a encender el motor del auto girando la llave, Mateo toma mi mano dejando un suave beso en ella, le entrego una gran sonrisa alejándome de la ventana y con el sonido del claxon, el auto arranca perdiéndose por la transitada carretera de Londres.

Mis ojos se despegan de la calle cuando la correa de Tete tira de mi mano, lo miro tratar de seguir el camino por donde se perdió el auto gimoteando y soltando un par de ladridos. Me agacho tomándolo en brazos, su lloriqueo se silencia levemente al pasar su húmeda lengua por mi cuello y acaricio su suave cabeza tratando de reconfortarlo.

—¿Conoces a BTS? Son buenos chicos, te los voy a presentar. —hablo con el cachorro caminando al interior de mi sola casa.

Mis padres se encuentran trabajando en la cafetería desde tempranas horas de la mañana y parece que hoy llegaran hasta altas horas de la noche. Eso significa que Tete y yo tenemos casa sola para jugar o dormir en cualquier parte de la casa.

—La pasaremos bien. —aseguro cuando cierro la puerta y le quito la pechera roja dejándolo caminar libre dentro.

Veo el pequeño bolso transportador en el sofá con todas las cosas de Tete dentro, él pasea olfateando todas las cosas en la sala de estar y yo me dejo caer en el sofá para mirar las cosas que su dueño comprometido ha dejado para él. Saco los tazones donde van su comida y agua, la pequeña manta acolchada donde debe de dormir el pequeño, un peluche con forma de ballena, un tarro pequeño con la comida, otro con premios y una hoja blanca. La tomo extendiéndola frente a mis ojos viendo que se trata de un pequeño horario de la rutina que debe de seguir Tete.

—Mateo es muy específico. —reconozco viendo que mañana domingo le toca baño a él.

Veo que el su horario comienza a las 6 de la mañana para ir al baño.

¿Cómo puede despertarse a tiempo?

Y termina a las 12 para también ir al baño.



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En el texto hay: jovenes, amor, amor novela juvenil

Editado: 14.01.2022

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