No quiero ser un héroe.

Compañero.

La mañana inicia terrible para Power soul, había sido incapaz de mantener los ojos cerrados durante la mayor parte de la noche. Los sueños al dormir habían sido reemplazados con la misma fantasía desagradable que se repetía en sus pensamientos como una serie de crueles imágenes. Ahí estaba el psíquico del banco, con sus cabellos y ropas blancas mirándolo con una expresión despiadada con sus labios estirándose en una sonrisa cruel cuando comenzaba a usar su telequinesis, el poder oprimidos el pecho del rubio quien solo podría sufrir mientras sus costillas crujían hasta romperse, los trozos atravesarían sus órganos y el sufrimiento solo terminaría cuando la presión reventara su corazón en una hemorragia imposible de detener.

Power soul deseo que sus compañeros se negaran a recibir al psíquico cuando les contó la tarde anterior, por supuesto su perspectiva no aplicaba con el resto del equipo. Sweet salgo emocionada, Kai se rió con entusiasmo y Candy lo aprobó con un asentimiento. Y aunque se ahorraron la mayor parte de sus opiniones el consenso grupal fue que debían preparar una bienvenida.

Cómo resultado de todo lo acontecido antes Soul estaba sentado en la barra de la cocina cabeceando sobre su tazón de cereal mientras observaba a las chicas quemar un segundo intento de un pastel de bienvenida casero. A su lado aún humeaba el primer intento, convertido en carbón por un costado y derramándose como un volcán de chocolate por el otro, era una imagen que definitivamente no le ayudaba a terminar su desayuno. Así después de unos minutos e incapaz de sumarse al entusiasmo de las chicas o soportar el reguero de ingredientes en el lugar se levantó con la intención de irse. En su camino paso junto a Kai que pintaba sobre un trozo largo de tela blanca mientras reía entre dientes y prefirió ignorarlo en su camino a la salida.

Aún era temprano, el sol estaba en el horizonte como una esfera naranja que parecía salir de entre las nubes en la distancia, el aire era fresco y el ambiente tranquilo sugería un día agradable. La intención de Soul fue pasear por los terrenos de la mansión, pero resultó que el ejercicio solo aumento los bostezos que lo habían acompañado desde que dejó su cama, además la luz comenzaba a darle dolor de cabeza. Aún con todo no iba a entrar de nuevo, de hacerlo las chicas lo obligarán a ayudar, probablemente decorando el pastel y aunque sonará infantil en no ayudaría en nada que fuera para un psíquico. No le quedó de otra más que buscar dónde perder el tiempo.

Sus pies lo llevaron a la entrada, ahí el muro de roca que rodeaba los terrenos de la mansión se veía interrumpido por una reja de color oscuro que apuntaba al cielo como un grupo de lanzas, a su derecha hundida en la pared estaba una puerta de acero y en el costado del hueco un panel de control para las puertas. Power Soul se recargo contra la puerta metálica, se deslizo hasta tocar el suelo y apoyo su cabeza contra el metal con un fuerte golpe que apenas sintió. Su intención no era dormir, pero aun así cerro los ojos. Soltó un suspiro y deseo tener un poco de café, el olor le recordaba a su primer hogar, el diminuto departamento sobre la cafetería donde su madre trabajaba de nueve a cinco, un lugar de cuando era un niño y su vida era simple. Cerro los ojos, recordó a su madre, por un momento olvido a los psíquicos, a los reyes blancos y se quedó dormido.

El sonido de algo acercándose por el camino lo despertó horas después. Supo de inmediato de que trataba. Era muy raro que cualquiera llegara a la mansión, el camino sin pavimentar se alejaba de la carretera, era confuso y a excepción de algunas casas de campo solitarias y la mansión no había más lugares que pusieran interesar, en definitiva, si alguien no supiera que la propiedad estaba ahí, ni siquiera intentaría buscarla.

Considero fingir que no sabía nada y solo regresar al interior, pero si su padre se enterase estaría tan decepcionado. Se levantó, limpió la saliva que se había escapado por el borde de su boca, practico una sonrisa forzosa y antes de que el crujir de la grava en el camino sonara al frente de la verja activo el mecanismo que la abría. Salió del hueco en donde se había pasado las últimas horas y observo. Escucho la grava crujir bajo las ruedas, resultó no ser del todo como imaginaba, fue mucho peor.

El vehículo no era un pequeño auto eléctrico. Nada de eso. Se trataba de un transporte de máxima seguridad de la asociación, algo a medio camino entre un camión de valores y un tanque. Cuando apareció a través de su entrada, Soul realmente se sintió dispuesto a correr, en su vida solo había visto uno de esos vehículos en apenas un par de ocasiones y ninguna de ellas había sido menos que horrible. La sola visión de uno de esos le helaba la sangre, porque solo podía significar que un monstruo estaba viajando en su interior.

El vehículo entro dio un giro y se detuvo cortando su visión de la mansión, Power Soul apenas se había separado del hueco de la puerta y a tan solo un par de metros estaba la delantera del auto, con el espacio del copiloto en posición para abrirse enfrente suyo. En contra de su instinto permaneció para mirar como la puerta del conductor se abría. Fernández bajo de ahí. Su mirada inexpresiva encuentra al joven y se aproxima antes de hablar.

—Joven Soul, debe estar emocionado por conocer a su compañero.

Las palabras amigables del hombre poseían un todo idéntico al que hubiera usado el día anterior, uno sin interés real. Por un momento Soul pensó en responder, pero no se le ocurrió nada incapaz de admitir que ha estado ahí desde el comienzo del día.

—No hay que perder tiempo, permita que le presente a su nuevo compañero.

Fernández, se apresura, conduce al joven a la puerta en el posterior del camión, lleva una mano a su bolsillo, un chasquido resuena a través de las puertas del vehículo cuando se desactivan los seguros. Soul contiene la respiración, primero ve a un guardia de la asociación, cubierto de cabeza a pies con su uniforme negro, un casco que cubre su rostro protege su identidad, pero aquello no captura su atención. Su mirada se desvía en la otra figura, el estelar del momento. Traga y respira con fuerza, parece que su pesadilla es más vivida que antes porque ahí frente a sus ojos materializando su pesadilla, ahí está el chico del banco.




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