No seré tuya #4

Capítulo 8

El único lugar que quería estar para siempre era en sus brazos. Él era su hogar y donde su corazón podía estar. Con él. Diane se cobijó más en el abrazo de su marido y apoyó la cabeza en el hueco de su hombro. Respiró el aroma que él desprendía con más calma. Olía a sándalo y a especias picantes. Había pasado una mala mañana con nuevas náuseas y mareos, la tarde había sido casi igual. Suspiró al sentir que su cuerpo le dejaba un momento de respiro mientras que Dante continuaba acariciándole la espalda con suaves masajes circulares.

  — ¿Mejor? — escuchó la pregunta de su marido. 

En su voz se denotaba un deje de preocupación. Normal, le había pillado en un momento bastante vergonzoso. 

La había pillado vomitando en uno de los jarrones bonitos que había en el lecho.

Ella asintió por encima de su brazo. 

— ¿Crees que deberíamos llamar el médico para que te atienda? 

—No. No quiero preocupar a los demás.

Dante se apartó un poco para ver el rostro de su mujer y darle un beso en la frente.

— Sí, pero a mí me matas un día de estos si empeoras. Ella no te dio muchos problemas. 

Ambos se acordaban que el embarazo de su pequeña Ella fue demasiado tranquilo en cambio este no había mañana que no tuviera vómitos y malestares de cuerpo.

  — Es hora que se lo digamos a la familia, necesitas descansar y estar en reposo.

Tenía razón. Aunque lo había sabido desde hacía un mes que estaba en estado, había dejado que el tiempo pasara para decírselo a la familia. Tanto así que aún no lo se había dicho. Por supuesto, el primero en enterarse había sido su marido que manifestó una gran dicha por ser padre otra vez.

  — Tanto Alice como Charles pueden echarnos una mano con Ella. 

Diane hizo una mueca al acordarse de algo importante, o más, bien de dos eventos importantes.

— ¿Qué ocurre?, ¿es el bebé? —  era muy encantador cuando Dante se preocupaba.

Ella negó con la cabeza y le respondió con un beso tierno en la barbilla para que no se preocupara. Estaba demasiado tenso.

— Se nos olvida que pronto será el cumpleaños de Alice y tenemos la fiesta que quiere preparar mi hermana  Cassandra para celebrar la llegada del duque. Va a ser un caos estos días de preparación y organización de fiestas.

  — Diane, lo primero es tu salud. Yo me encargaré junto con los demás que Alice tenga la mejor fiesta para sus dieciocho cumpleaños. Pero será dentro de unos meses; por otro lado, la fiesta para el duque se está encargando tu hermana. Lo que quiero es que estés tranquila.

Pero su mujer continuó el tema como si no lo hubiera escuchado.

  — Cuando sea la primera temporada de Alice seguramente no podré salir. No quiero perdérmela. Alice necesita alguien a su lado para que la apoye, sea su guía. No es fácil la primera temporada. Es crucial e importante para cualquier dama. 

  — No te preocupes —  Diane asintió —. Cuando llegue el momento veremos cómo lo haremos. Alice contará con nosotros. No la dejaremos sola. 

Aunque no lo habían mencionado, aún tenían la espinita de haberla enviado en su tiempo al internado. No deberían sentir esa espinita porque Alice había llegado bien de allí y tenía unos modales exquisitos que más de una lloraría de envidia. Pero en el fondo, algo les decía que Alice había sufrido.  

Apoyó la frente sobre la de su mujer y se quedaron unos minutos en un tranquilo silencio. 

— Te quiero — le susurró sobre sus labios.

— Yo también — Dante le sonrió y la volvió acunar en su pecho abrazándola  —, mi cara.

 

 Mientras tanto el duque Werrington intentaba ser cortés y educado con las señoras, Potter y Bennett, que tomaban el té con una parsimonia que parecía indicar que querían prolongar la visita mucho tiempo.

 — Señora Lombart, le queremos felicitar por tener en un buen estado la mansión. Estaría muy orgulloso su padre de verlo como años atrás cuando él estaba en vida. ¡Qué paz descanse!

— Agradezco mucho sus palabras —  tenía que reconocer que su hermana había hecho gran trabajo durante esos años. 

Le azotó un poco los remordimientos. Él había estado ausente de sus responsabilidades mucho tiempo en dos ocasiones. Su hermana junto con su marido fueron los únicos que se habían encargado que la mansión como sus tierras siguieran adelante. Él... Negó con la cabeza. No se había comportado como el duque que era. La primera vez que no se había ocupado de sus obligaciones como duque era porque estaba ahogando las penas con el alcohol por culpa de su ex-mujer; la segunda vez, no estaba orgulloso de reconocerlo, se había ido para olvidar de Diane.

¿Lo había conseguido?  Una parte de él quería decir que sí pero temía que no estaba recuperado de su amor por Diane.




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