—¿Podrías decir con fuerza y claramente tú decisión? —su voz era desafiante y burlona, sabía lo que estaba pensando, lo que todos estaban pensando ¿Cómo era posible que alguien como yo estuviera ahí?
—Sí —mi respuesta pareció sorprender al público tanto que él aplaudió.
—Bueno como es el primer “Sí” del día todos deberíamos aplaudir —su voz sonó con seguridad, entonces con solo ver sus ojos, supe ahí en ese momento que él ya sabía mi respuesta y que por ese motivo era el único que no estaba sorprendido.
Pero aun así tras las palabras dichas del anfitrión, nadie aplaudió, no sé si estaban asustados o intimidados por la presencia de él, entonces alguien a mi lado aplaudió de manera pausada y con fuerza, gire mi rostro y observé a un chico con el cabello largo que cubría gran parte de su rostro, fue el único que aplaudió. Después de esa escena tan incómoda me levanté y caminé hacía otra puerta tras las indicaciones del anfitrión, él se acercó y me guio a la puerta por la que tenía que ingresar.
—Buena suerte, Abril —acercó su boca a mi oreja y susurro con cuidado.
Giré mi rostro para verlo pero él me empujó al interior de la otra habitación y la puerta se cerró, al mirar me encontré con otra sala exactamente igual, con la única diferencia de que estaba vacía. Me senté y esperé allí, mientras otras personas me miraban con curiosidad, coloqué ambas manos sobre mis rodillas y empecé a respirar con más calma, por algún motivo extraño sentía miedo, cerré los ojos y empecé a recitar ecuaciones diferenciales, después abrí los ojos al sentir a alguien sentarse a mi lado.
—¿Tienes miedo Abril? —unos ojos azules me miraron fijamente, la forma en que dijo mi nombre fue bastante desagradable.
—No —me limité a decir.
—Ummm —él se acerca más y con su rostro a centímetros del mío me sonríe—, al parecer no tienes miedo.
Seguía sin apartarse, entonces observe el cabello que caía sobre sus hombros, una suposición saltó en mi cabeza, él fue el que aplaudió, sin retirarme y devolviéndole la sonrisa levanté mi mano y agarré un mechón de cabello castaño de él y lo jalé con fuerza.
—Estás invadiendo mi espacio —gruñí molesta.
Él se apartó y se volvió a sentar dejando caer su cuerpo sobre el asiento, colocó su barbilla sobre su mano y miró hacia el frente donde había gente observándonos.
—¡Qué aburrida! —dijo sin mirarme y luego no volvió a decir nada más.
La sala se fue llenando, pero eran muy pocos lo que pasaban por la puerta entonces cuando la última persona entró, alguien diferente se subió a la tarima, está vez era una mujer con el cabello rubio y de ojos verdes, a diferencia del anterior anfitrión risueño, ella tenía un semblante áspero y serio.
—Ya no hay vuelta atrás, la decisión ya ha sido tomada y no pueden volver —sus ojos se deslizaron sobre todos y puede sentir la superioridad que emanaba su presencia—, hoy será el último día que vivirán como ciudadanos de Vyroodian, desde este momento olvidaran lo que fueron y se concentrarán por y para su futuro, cada uno de ustedes tendrá la oportunidad de ser alguien mejor. El aprendizaje propio los llevara a subir los peldaños de la pequeña escalera que todos conocemos como vida, ustedes pequeños niños serán la nueva generación de oficiales de Vyroodian así que pido con todo corazón que resistan y no mueran.
Sonrió y colocó una mano sobre su boca al ver que un murmullo de horror cubrió la audiencia.
—Se me olvidó presentarme —inclinó su cabeza y luego recito su nombre—, Camile es mi nombre.
—Qué bonita es —él chico de cabello largo se inclinó hacia mí mientras decía aquello.
No le presté atención, entonces ella se bajó y otra persona reemplazó a Camile, era alguien más adulto, con algunas canas en el cabello, en silencio nos observó y volvió a llamar la lista, entonces otra vez fui la primera, me levanté y alguien ya estaba esperándome, me pidió que lo siguiera y eso hice, en el caminó pude observar mi alrededor y me sorprendí de lo lujoso y moderno que estaba el lugar, después salimos y un camino de piedra rodeado de un jardín abundante en flores que jamás había visto en mi vida me impresionó, nunca pensé que el lugar fuera tan bonito y agradable a la vista, entonces volvimos a entrar a un edificio, en su interior estaba lleno de plantas, y habían varios cubos que solo tenían una puerta, estos estaban acomodados de forma desordenada pero incluso así se veían bonitos porque en cada espacio libre había un árbol ocupando su lugar, habían cubos encima uno de otros pero no habían escaleras ni nada para subir hacía ellos, habían hasta cuatro cubos apilados y no se veía forma alguna de subir hacía ellos.
—Voy a llevarla a su habitación, como podrá observar cada bloque es para los novatos —la voz de la otra persona me distrajo, entonces se giró y me dio un pequeño óvalo azul—, está es la llave de su habitación, no la pierda.
La miré, era diferente a la llave de mi casa, esta era bastante bonita y obviamente se veía más cara.
—Su habitación es el último piso de esta división —señaló un bloque encima de nosotros.
Miré a mi alrededor, él había dicho división, entonces al volver a mirar me di cuenta el porqué, cada división era dividida por un color, la mía era roja, los bloques eran grises pero las plantas que lo rodeaban tenían flores rojas, las otras divisiones eran del color azul, negro, amarillo y morado. La división roja tenía 5 cubos, dos abajo y los otros tres estaban acomodados uno sobre el otro.
—¿Cómo subo? —pregunté con curiosidad.
—Sostenga la llave sobre su palma —mientras él lo decía yo lo iba haciendo—, con el dedo índice de la otra mano mantenga oprimido el centro de la llave.