No Somos Tan Distintos

Capítulo 3

3.

La luz de un nuevo día se colaba por las cortinas desgastadas del cuarto, y así como el sol empezaba a salir también el ruido del lugar empezaba a subir. 

Los gritos de sus vecinos se escuchaban perfectamente y podía jurar que varios platos estaban siendo azotados contra la pared, después de vivir tanto tiempo en ese condominio ya se había acostumbrado al constante ruido en la mañana, una persona normal se preocuparía al escuchar el montón de cosas que seguramente estaban siendo lanzadas dentro del departamento de al lado, pero James se preocuparía cuando eso dejara de escucharse, sólo significaría que alguien en ese departamento estaba muerto, nada de su incumbencia. 

Abrió los ojos lentamente para acostumbrarse a la luz y estiró sus brazos para despertarse por completo. Pudo escuchar unos pasos pequeños fuera de su habitación moviéndose de un lado a otro, al final esos pasos pararon frente a su puerta y lentamente está se fue abriendo. 

Por la estatura de su hermano parecía que la puerta se estaba abriendo por sí sola, terrorífico si no supiera que era Ly. 

—Jim ¿ya estas despierto? —preguntó Ly en un grito silencioso. 

No pudo evitar sonreír ante la ternura de su hermano y levantó un poco su cabeza de la almohada para alcanzar a verlo. 

—No —respondió con voz ronca. 

—¡Ya estas despierto! —rezongó Ly. 

—No es cierto —James no pudo aguantar la risa que le causó la cara enojada de su hermano. 

—Ya estás despierto, ya estás despierto, ya estás despierto —repitió el niño y corrió al lado de su hermano mayor para saltar sobre su cama tratando de despertarlo. 

James agarró a Ly y lo aplastó contra su pecho haciéndole cosquillas en sus costillas, sacándole varias carcajadas y llenando su cuarto con la risa de su hermano. 

—¡Jim, y-ya basta-a! —gritó Ly entre risas y pataleando para zafarse de la trampa mortal de cosquillas en la que su hermano lo había atrapado. 

James se apiado de su hermano y lo dejó escapar de sus brazos. 

—Eres malo —dijo Ly todavía con una enorme sonrisa. 

—¿Lo soy? —preguntó James divertido. 

—Sí —Ly para vengarse le enseñó la lengua, James simuló una expresión ofendida que causó la risa de su hermano menor. 

—¿Te atreviste a mostrarme la lengua? —expresó James dramáticamente y riendo, salió de un salto de la cama y se puso inmediatamente en posición de pelea. Ly al ver a su hermano parado, salió disparado de la habitación, sabía que era niño muerto. 

Tan solo vio como las diminutas piernas de su pequeño hermano se movieron a toda velocidad fuera de su habitación empezó a reír nuevamente. Se agachó para recoger la ropa que estaba tirada por todo el suelo y escogió entre toda ella la que estaba limpia o por lo menos la más decente. 

Salió de su habitación ya vestido, tenía una clase dentro de una hora así que tenía tiempo de desayunar, sería la primera vez dentro de un mes en la que podía darse ese lujo. 

Al llegar a la sala que también era el comedor, vio a su hermano sentado en el desgastado sillón sosteniendo entre sus piernas un plato de frutas con miel, se veía tan tranquilo comiendo y viendo la tele que milagrosamente transmitía imágenes pixeladas de películas del siglo pasado. 

—¿Ava? —le preguntó a Ly. Su hermano sólo asintió y con su dedo apuntó a la cocina. 

James se dirigió a donde su hermano le apuntó y vio a aquella mujer de avanzada edad parada frente a la estufa, tal vez Avasarala tenía 65 años pero sus movimientos eran tan firmes como si fuera una jovencita. Ava se encontraba cocinando unos huevos revueltos, como siempre la comida se veía deliciosa pero todo alrededor de ella era un desastre, sin poder contenerse James empezó a limpiar la pequeña cocina. 

Después de un silencio que pareció eterno Avasarala empezó a hablar— No puedo seguir —dijo sirviendo los huevos en dos platos. 

—¿Qué es lo que pasó? —James no se molestó en mirarla, él seguía ocupado lavando los platos sucios. 

—Tú, este lugar, eso es lo que pasa —Ava tocó el hombro del chico para que esté se detuviera y la escuchara. 

—Sé que no he sido... 

—No es eso —lo interrumpe— Mira muchacho, yo también tengo una familia, no puedo seguir trabajando así —dijo Ava mirándolo a los ojos, ella había estado cuidando a Lyam y ayudándolo con los deberes de la casa durante un año y medio, mucho más que cualquier otra persona que haya contratado. 

—¿Qué es lo que necesitas? —James llevó su mano a la frente, sabiendo lo que Ava iba a decir. 

—Dinero —dijo lo que James esperaba— Te lo he dicho, lo que me pagas no es suficiente para todo lo que hago en esta casa. 

—Ava, sabes perfectamente que no puedo. 

Los dos soltaron un suspiro cansado. Ava agarró los dos platos y cubiertos, le dio su plato a James y ella empezó a comer el suyo. 

–Sé que todavía eres muy joven y no debe ser sencillo tener tanta responsabilidad sobre ti, pero tengo una familia y debo ver por ellos —Ava dejó de lado su plato y agarró con ambas manos el rostro de James— No puedo seguir aquí, perdóname. 

James sabía que esto pasaría cuando contrató a Ava, pensó que después de tanto tiempo tal vez podía pagarle un poco más por su trabajo, no era la primera vez que hablaban del mísero sueldo que Ava ganaba gracias a James, aun así la mujer terminaba quedándose, pero desde que Ava empezó por descuidar el aseo y no llegaba a tiempo estaba preparándose para esto, esta vez era diferente, aun así esperaba que por lo menos hubiera encontrado otro trabajo mejor remunerado para cuando pasara. 

—Dame más tiempo, por favor —la voz de James sonaba suave y débil, pero era lo que necesitaba, no podía dejar a Ly sin que nadie lo cuidara. 

—Puedo darte dos semanas más, después de eso no hay nada que yo pueda hacer —Ava sostuvo la cara de James y lo obligó a mirarla —Enserio lo siento —sus ojos eran sinceros. 

—Lo sé. 

James salió de la cocina, agarró sus llaves y mochila para salir del departamento, creía que sería un buen día cuando despertó pero la realidad le cayó como cubetada de agua fría. 




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