11.
Una ligera pero molesta punzada taladraba la parte izquierda de su cabeza, desde la discusión con Naomi habían pasado tres días, había caído enferma justo después de eso y no podía evitar sentirse como una niña enfermando después de una reprimenda.
Mantenía sus pies al aire recargándolos en el asiento de su sofá, tenía sus brazos extendidos formando una cruz con su cuerpo y cerraba los ojos tratando de regular su respiración, sus primeros días enferma habían sido un martirio, aquellos días no podía salir siquiera de su habitación ya que no podía soportar la luz, cualquier ruido era como una bomba de sonido en sus oídos que hacían que perdiera el equilibrio y causará en ella una inminente sensación de vértigo, después de eso las náuseas llegaban y devolvía todo en su estómago, hubo un momento donde lo único que devolvía era su propia bilis. No cabe duda que fueron días malos, Julie casi nunca enfermaba pero cuando lo hacía era todo un caos en su cuerpo, cuando fue al hospital sólo le dijeron que era una ligera migraña. Si así eran las migrañas "ligeras" no quería imaginarse cuando su cuerpo la golpeara con una buena migraña digna del título.
Por fin después de dos días de estar postrada en cama podía salir y contemplar la luz del sol sin problemas, fácilmente podía quedarse en su cama pero había algo atrayente en recostarse sobre el suelo alfombrado, no sabía si era la suavidad de este o que ya estaba bastante harta de su propia cama.
También durante el tiempo que estaba "fuera de servicio" no pudo revisar se celular ya que no soportaba la luz que emitía y cuando por fin pudo hacerlo tuvo que responder infinidad de mensajes, la mayoría de su madre y uno que otro de sus compañeros que rogaban por su asesoría en alguna materia. Contestó cada mensaje pidiendo disculpas por su ausencia e incluso les dijo a cada uno que los recompensará, en cuanto a su madre... En realidad no había mucho que decir de ella, solo le había mandado sus típicos mensajes; ¿Estas estudiando?, ¿Estas comiendo bien?, Recuerda cuidar tu cabello.
No sabía cómo sentirse, no le había respondido durante tres días y parecía que su madre no se había dado cuenta de eso, aunque viendo el lado bueno de todo no tuvo que soportarla durante ese tiempo.
El dolor en su cabeza era constante y molesto, después de todo soportable pero no parecía que se fuera a ir pronto. Seguí respondiendo sus mensajes cuando su estómago empezó a implorar por comida, no era extraño al fin y al cabo no había podido comer absolutamente nada durante los últimos tres días y su estómago por fin lo estaba resintiendo.
—¿Por qué debo comer?
—Porque sino lo haces mueres —le contestaba su propia consciencia.
—Ahg, diablos —Julie estaba tan cómoda en su piso que moverse unos centímetros era un reto imposible pero contra toda su voluntad se sentó.
Antes de pararse su celular vibró a su lado, estaba por mandar automáticamente un mensaje pidiendo disculpas pero cuando vio el remitente de aquel mensaje por un instante su cabeza dejó de punzar.
De: James H.
¿Sigues viva?
Julie dejó escapar un pequeña sonrisa, ¿Quién preguntaba algo como eso?
Yo:
Solo por poco.
James H:
Sigue así.
—Pfft —Julie tuvo que contener su propio risa, tan sólo sonreír era doloroso pero no podía evitarlo, después de haber desaparecido por tres días ¿eso era lo que James decía? No sólo era cómico sino que era completamente ridículo. Aún así después de sólo dos pequeños mensajes, James logró ponerla de mejor humor.
Julie se levantó y cambió para salir por fin de su casa, sentía que si seguía ahí se asfixiaria y además tenía que comprar lo necesario para hacer una comida decente, su estómago se estaba poniendo exigente ante la falta de comida. Terminó por vestirse con unos pantalones sueltos y una playera de la selección nacional de fútbol que su padre le había regalado años atrás, está era tres tallas más grande que ella y estaba descolorida por las constantes lavadas, usualmente usaba aquella playera sólo para dormir pero en su condición pos-enfermedad su concepto de arreglarse para salir estaba un tanto atrofiado.
Salió de su departamento con su billetera y celular empacados en un pequeño bolso, decidió pedir un taxi para llegar al supermercado, al llegar al lugar empezó e buscar en cada pasillo todo lo que necesitaba.
Todavía le sobraba un poco de carne de las hamburguesas que hizo para James así que no necesitaba mucho, antes de agarrar el primer producto se detuvo en seco, miró el precio y después lo agarró. Recordaba cómo es que James la miraba cuando agarraba cada producto sin siquiera fijarse en el precio, para ella el dinero no era ningún problema pero no era razón para ser tan descuidada, ella solía mirar con extrañeza a las personas a su alrededor cuando compran cosas caras cuando ni siquiera las necesitaban y no se había dado cuenta que ella hacía exactamente lo mismo, y si bien ella no se compraba un Jet solo porque sí no significaba que no hiciera algo parecido con la comida, y ahora que lo pensaba tal vez no solo era con eso.
Ahora que se había dado cuenta de su deplorable actitud podía cambiarla, sentía que era lo correcto y podría empezar por ver los precios de todo lo que compraba como una persona normal, ella no se ganaba el dinero en su tarjeta y le debía mucho a sus padres, así que podía empezar por ser más sensible a la hora de comprar.
Julie fue agarrando cada producto y comparando sus precios, calidad y contenido, nunca había hecho aquello así que se sentía como niña descubriendo otro lado de la vida, incluso al terminar sus compras e ir a la caja registradora pudo tener una idea de lo que le iban a cobrar, seguía gastando demasiado pero por lo menos ahora era consciente de eso.
Al salir del supermercado se sentía como una nueva Julie, ¿Quién diría que algo tan simple como fijarse en el precio de las cosas podía ser tan refrescante?, Julie se sentía aliviada de alguna manera.