12.
—Una "pequeña" migraña no te deja tan fuera de combate.
—¡Es lo que yo le dije al doctor, pero él insistía en que no era nada grave y que se me pasaría!, solo me dio una píldoras para la migraña y un desinflamatorio.
—Y yo pensaba que solo el servicio médico público era malo, no sé si sentirme bien de que los doctores privados pueden ser también inútiles.
—Por lo menos a ti te atienden mal gratis, yo tuve que pagar por la consulta y los medicamentos —Julie estaba sacando toda aquella frustración que había cargado consigo desde que había ido al doctor, había invitado a James a estudiar a su casa como ya habían acostumbrado, sin embargo, los problemas y libros habían quedado a un lado cuando decidieron tomar un pequeño descanso, en aquellos momentos no pensó que descargaría su inconformidad del servicio médico con James y sinceramente se sentía bien poder hablar con él chico aunque fuera de algo tan poco común como eso.
—Pero hay algo que no entiendo, si tenías migraña ¿por qué te mando un desinflamatorio?
—No tengo idea, ¿creo que el idiota pensaba que con eso mi cerebro se desinflamaría?
James río ante el comentario sarcástico de Julie— Para mí suena razonable.
—Para mí no.
Durante los últimos días las pláticas entre ellos dos se habían hecho cada vez más amigables así como más duraderas y fáciles de llevar, aunque nunca hablaban de cosas profundas y mucho menos de ellos mismos, era como un acuerdo no hablado entre ellos de no preguntar ni escarbar en asuntos personales, suficiente habían visto sobre la vida privada uno de otro y sabían que habían cosas que no querían compartir. Por el momento las cosas parecían marchar bien entre ellos dos y mientras no cruzaran aquella línea imaginaria que ambos habían trazado parecía que las cosas seguirían tan bien como en aquel momento.
El tiempo se iba volando cuando compartían tiempo platicando de cosas insignificantes, parecía que cada vez sus sesiones de estudio duraban cada vez más y a ninguno parecía molestarle. Aquel día habían empezado a estudiar desde el mediodía y la hora marcaba pasada las 7 de la tarde, el sol estaba a nada de ocultarse por completo y Julie estaba sorprendida de cómo es que ni siquiera se había dado cuenta de la hora.
—¿Quieres que te lleve a tu casa? —preguntó Julie viendo cómo James recogía su mochila y se ponía sus zapatos para salir de su departamento.
—Puedo ir yo so...
—James Holand, no voy a aceptar un no como respuesta.
James rodó sus ojos, no era la primera vez que Julie le preguntaba si quería que lo llevara y justo antes de que él pudiera negarse ella se negaba a su rechazo— No entiendo por qué sigues preguntándome si al final harás lo que tu quieras.
—Es solo por cortesía.
Ambos salieron del departamento y subieron al auto de Julie. James nunca se había quedado hasta tan tarde en el departamento de Julie y por lo tanto llegaron al departamento de James más rápido de lo usual, no había tantos autos circulando por las calles a esa hora.
A Julie jamás le había molestado pasar por la colonia donde el chico vivía, pero debía admitir que manejar por aquellas calles conocidas cuando el sol se había ocultado y siendo las calles iluminadas solo por las lámparas en los postes de luz era un poco intimidante. Julie estacionó su auto frente al condominio de James y ambos bajaron del vehículo.
—Julie puedo llegar a la puerta de mi casa solo, no soy una chica —dijo James mientras cerraba la puerta del auto.
—Lo sé, créeme que es difícil confundirte con una.
—¿Entonces por qué lo sigues haciendo?
—Porque quiero.
—Que caprichosa.
—Solo soy caballerosa.
—¿Esa palabra existe?
—Seguro que sí.
Subieron las escaleras del condominio hasta la puerta del departamento de James, el chico sacó sus llaves y abrió la puerta del lugar, pero justo al abrir se encontró con Ly y Ava sentados en el suelo de la entrada con las caras pintadas de diferentes colores y riendo mientras pintaban con sus manos desnudas un enorme pedazo de tela extendido por gran parte del suelo.
—¿Pero qué...
—¡Jim! —gritó con emoción Ly, el pequeño se levantó y trató de abrazar a su hermano, James logró detener a su pequeño hermano antes de que embarrara la pintura sobre su pantalón.
—Muchacho, bienvenido.
—¡Wow! ¿Qué están haciendo? —preguntó Julie asomando su cabeza dentro del lugar y admirando el pedazo de arte en el suelo de la sala.
—¡Julie! Que bueno volver a verte por aquí —respondió Ava levantándose del suelo y limpiando sus manos en un pañuelo, aunque no parecía ser muy efectivo para quitar la pintura —Como podrás ver estamos pintando.
—Si creo que eso ya lo noté —Julie trataba de encontrar alguna figura en la tela que estaban pintando, pero por más que trataba y trataba de imaginarse lo que había escondido entre tantas manchas de pintura menos lograba encontrar algo, terminó por convencerse que era una figura abstracta.
—¿Ly, es para alguna tarea en la escuela? —preguntó James— me hubiera quedado a ayudar.
—No, no es para ninguna tarea —dijo el niño regresando al lugar donde había estado pintando —Ava dijo que sería buena idea pintar un poco, ella trajo las pinturas y la tela y hemos estado haciendo esto desde que regresé de la escuela.
—Ava ha estado teniendo muchas ideas interesantes últimamente —James se puso en cuclillas para ver como su hermano seguía pintando.
—No siempre se puede tener un poco de diversión, Ly parecía aburrido ¿Qué más podía hacer? —dijo Ava.
—Lo único que no entiendo es cómo voy a pasar de la entrada con su obra de arte en el suelo —dijo James en broma.
—Es porque no lo harás —le dijo Ly.
—¿Cómo que no lo haré? —James se levantó y miró a su hermano como si hubiera dicho una mala broma.
—Eso dijo Ava, dijo “cuando Jim llegue no lo dejaremos pasar” —dijo el niño imitando casi a la perfección la voz de la mujer.