14.
—¿Cuánto tiempo te vas a tardar en cepillarte el cabello?, ¿Sigue así y se te caerá?
—Amos cierra la boca, eres ruidoso.
—Hey, fuiste más ruidosa tú hace una hora y yo no… —Amos no pudo terminar de hablar gracias al cepillo que Naomi le aventó— ¿Por qué tan agresiva y desde tan temprano?
Amos solo se burlaba de ella cada vez que podía y Naomi no tenía los nervios suficientes para mantenerse tranquila cuando estaba con él.
—Linda solo bromeaba, tu cabello no se caerá solo por que lo cepilles yo lo he jalado con más fuerza —Naomi podía ver como se formaba una sonrisa sobre el rostro de Amos mientras decía eso.
—Cierra tu puta boca.
—¿Por qué tan enojada el día de hoy?
—No estoy enojada.
—Oh claro tú nunca lo estas.
—Exacto.
—Linda fue sarcasmo.
Esas pláticas sin sentido estaban aburriendola, no quería voltearse y no quería enfrentar a Amos frente a frente, él solo estaba jugando con ella y lo sabía y aun así ella ahí seguía usándolo aunque ya se estaba hartando de ese estúpido juego que no los llevaría a ninguna lado.
—Me voy —Naomi tomó su vestido y empezó a vestirse.
—¿Tan rápido?, apenas es mediodía y no tienes nada que hacer de todos modos.
—Solo porque tu eres un holgazán y estés aburrido no significa que yo no tenga cosas que hacer.
—Perdone, en ese caso prosiga con su vida —dijo Amos mientras seguía recostado sobre la cama, tenía sus brazos doblados sobre su cabeza luciendo como siempre con orgullo sus tatuajes y bíceps bien trabajados, él desgraciado ni siquiera se había molestado en cambiarse.
—Si te vas a burlar por lo menos deberías hacerlo bien.
—¿Por qué me esforzaría por ti?
El orgullo de Naomi era muy grande así que fingía que las palabras de Amos no le afectaban.
—Voy a ver a Julie, hace días que no me habla y es raro viniendo de ella.
—¿No ha ido a clases? —Naomi podía oír un atisbo de preocupación en la voz de Amos y era tan molesto.
—No lo sé, no la he visto.
—Por supuesto, había olvidado que vas atrasada.
Naomi no quería mirarlo, no quería ver esa sonrisa socarrona que sabía que tenía.
—Sí, voy atrasada ¿y eso qué? Hablas como si tú no lo estuvieras.
—A mi no me interesa.
—A ti no te interesa nada.
—Me interesa alguien.
—¡Agh!, olvidalo me tengo que ir.
Naomi escuchó cómo es que Amos se levantaba de la cama, no quería verlo así que apresuró su paso para salir lo más rápido posible, pero antes de alcanzar el picaporte los brazos de Amos la detuvieron para voltearla.
—Debo irme —Naomi trataba de zafarse pero era prácticamente imposible.
—Te olvidas de algo.
—¿Qué quieres?
—Mi beso de despedida —Amos era un muro, no importaba cuanta fuerza Naomi aplicaba él no se movía.
—Pudrete.
—Lo que tu digas —Amos tomó el mentón de Naomi y pasó su boca lentamente desde su cuello hasta la comisura de sus labios, se tomó su tiempo de saborear la piel de la morena desesperandola y haciéndole ansiar por más. Naomi estaba harta de su juego, juntó sus labios en un beso desesperado y corto, empujó a Amos y salió corriendo de ahí.
Naomi tenía que calmarse no iba a dejar que nadie la viera en aquel estado, la sola presencia de Amos era suficiente para sacarla de sus cabales, después de tanto tiempo pensaría que ya nada de lo que hiciera podría afectarla, pero nada había cambiado.
Llegó a su casa calmada después de hacer un largo viaje alrededor de la ciudad, subió corriendo a su habitación tratando de hacer el menor ruido aunque una voz la detuvo haciéndole ver que no había logrado infiltrarse de manera exitosa.
—¿Naomi?
—Sí, madre.
—¡Oh! Que alegría que llegaste ven un momento a la cocina.
Naomi obediente siguió a su madre— ¿Para qué me necesitas madre?
—Encontré una receta para hacer panqueques sin horno, los intente y me quedaron de-li-cio-sos —decía su madre mientras sacaba un plato lleno de panqueques del refrigerador— ¡Solo mira estas delicias!
Su madre extendió el plato frente a ella— La cocinera pudo haberlo hecho madre.
—Oh lo sé, pero quería divertirme.
—Que padre se fuera te ha estado afectando.
—Debo admitir que es algo aburrido estar todo el día en casa, pero estas delicias las hice porque quería, además tenía muchas recetas guardadas esperando ser hechas.
—Que milagro que te hayas decidido hacerlas.
—¡Venga! Yo a veces cocino.
—¿A veces?, yo diría cada solsticio.
—Deja de hablar y prueba
Naomi trató de agarrar dos panqueques, pero un manotazo de su madre la detuvo— ¿Y ahora qué sucede?
—Solo uno.
—¿Te preocupa mi dieta?
—Debemos guardarle a Julie unos cuantos —Naomi irritada dejó uno de los panqueques.
—Claro —bufó Naomi.
—Ya que ella vive sola debe estar añorando un poco de comida hecha en casa —dijo su madre mientras envolvía los panqueques.
—Ella puede pedir comida a domicilio.
—No es lo mismo.
—Tienes razón, es mucho mejor.
Su madre volteo a verla enfadada— Deja de decir cosas sin sentido, Julie se encuentra viviendo sola y no tiene quien le cocine por eso debemos ser buenas con ella.
«¡Oh no! Pobrecita niña rica» pensaba irónicamente Naomi, su madre hablaba como si Julie no estuviera forrada de dinero como ellas.
—Olvidaba que Julie estaba desvalida.
Su madre no le hizo caso y le extendió una bolsa llena de panqueques— Ve al departamento de Julie para ver como está y de paso llevale esto.
Naomi vio como la bolsa estaba llena— Yo solo puedo comer uno, pero a ella le das una bolsa entera.
—Naomi no seas egoísta —la regañó su madre.
«Solo son panqueques, no debes enojarte por algo tan tonto» se decía Naomi.
—Esta bien, de todos modos pensaba pasar a visitarla.
—¡Ah! Y por favor dile que nos visite la he extrañado tanto y tengo una receta de lasagna que estoy añorando en prepararle —su madre se veía tan feliz diciendo aquello, a Naomi sólo le daba asco como su madre siempre lamía las suelas de los zapatos de Julie.