Dicen que el amor llega cuando menos te lo esperas, no puedo negarme a esa afirmación, soy testigo de ello. ¿Han sentido eso de conocer a su media naranja? En el momento menos esperado, pero sobre todo sentir el amor puro recorrer cada esquina de tu piel, y estar segura de que esa persona siente lo mismo.
Su nombre es Antonio, ay es todo lo que no pedí, pero suficiente para mí.
Nadie sabe sobre nuestra relación de dos años, recién cumplidos, y mantenerlo oculto ha sido sencillo, menos por la parte pública, pues él es una figura pública, y mi familia igual.
Él, sólo vino a acompañarme, a ser mi compañero de aventuras, antes era feliz sólo que ahora lo soy más, él, lo ha completado, porque como persona, soy mía, luego de él.
—Deja de pensar en él —gruñe Carmen.
Sigo dándole vueltas a la cucharita en mi tasa de té mientras miro por la ventana del restaurante. Es mi lugar favorito, siempre que vengo aquí reservo ésta mesa.
—Es imposible —respondo con la mirada perdida. —. Más si estamos aquí.
—Ni siquiera te has acostado con él, ¿estás segura de que te quiere? Porque eso es increíble, debe de estar viendo a otras chicas.
Aparto la mirada para ponerla en ella.
—Eres testigo del tiempo que llevamos juntos, ¿por qué dudas? No voy a negar que le pedí que saliera con alguien mientras yo estaba tomando las clases de idioma en Estados Unidos, pero…
—Pero nada, él simplemente te ama —inclina su mano y permito que toque la mía. —. Esas cosas ya no se ven hoy en día.
Sonrío como si estuviera recién enamorada.
—Estamos esperando al matrimonio, le dije que ya estaba dispuesta a decirle a mis padres, éste sábado en la noche —meneo la cabeza de la emoción.
—Al fin, eso es bueno.
—Sabes que por mi partida fue interrumpida la propuesta, pero ahora ya nada nos impide estar juntos.
Miro los ojos cafés de mi amiga quién me sonríe con ternura, detrás de esa mirada sé que hay algo más.
—Llegará la persona correcta —le aseguro. —. Mira, yo estuve años de solterona, después de ése horrendo novio que tuve.
—Sólo porque no paraba de querer llevarte a la cama —comenta riendo.
—¿Quién en su sano juicio ya quiere que seas su esposa a los tres meses? Dios, la vida es corta pero no es para tanto.
Seguimos charlando por largo rato, me alejo un momento al recibir la llamada tan esperada de mi amado.
—Te estaba esperando —reprocho.
—Lo siento cariño, mañana temprano nos vemos y el sábado estaré en tu casa para pedir tu mano como se debe —río de sólo pensarlo.
Llevo un dedo a mis labios mordiéndolo.
—Recién le diremos sobre nuestro noviazgo, no puedes pedir mi mano ése mismo día.
—Eso no tiene nada de malo, además nuestros padres son amigos, lo aceptarán, ¿acaso no es suficiente con que te amo?
—Sólo con que convenzas a mi padre.
—Haré todo con tal de tenerte como mi esposa, nos vemos preciosa.
—Chao.
Me manda varios besos, y sonriendo como boba guardo el celular en mi bolsillo. Camino de regreso hacia la mesa y le informo a Carmen que nos vamos.
—¿Qué pasó?
—Un imprevisto —le contesto, mientras subimos al auto.
El chofer pone el auto en marcha inmediatamente que subimos. En el transcurso del camino ella se concentra en su celular y yo me dedico a mirar por la ventanilla del auto.
Es tan lindo volver a estar en casa después de todo, había sido todo un año, aunque él me había visitado tres veces y hablábamos por teléfono, pero no era lo mismo, además mi familia sólo los pude ver una vez.
Toco el collar donde tengo el anillo que me regaló sonriendo, ¿Cómo es que con dos años sigo así de embobada?
—Oye, María José —siento los dedos de Carmen en mi brazo.
Me acerco a ella, alejándome de la ventanilla.
—¿Qué pasa?
Me muestra la pantalla de su celular, otro rumor, Antonio saliendo de un hotel con una cantante. No me sorprende, al principio tuvimos muchos problemas por esos rumores, pero luego fui tomando las cosas con calma.
Ruedo los ojos.
—No me sorprende, lo tienen en la mira.
—Tal vez ése sea el imprevisto —ella aparta su celular y sigue deslizando, me quedo atenta a su lado para ver si hay algo nuevo. —. Wow parece tener una entrevista, que rápido viajan las noticias.
Al menos no me mintió, ha sido un imprevisto. «Cálmate María, sólo es uno de esos rumores de siempre, ése hombre es tuyo, no dudes. »
—Lee la descripción —le ordeno a Carmen, y ella lo hace.
“¡Antonio González y su nueva conquista! Esto es una sorpresa para los fans, ya no hay sospechas de María José, pues la captaron saliendo juntos de un restaurante. “
Esto… está potente.
¿Nos vieron? ¡Nos pillaron!
Pero gracias a éste nuevo rumor nos salvamos por un pelo, aunque ¿Qué rayos hacía Antonio en un hotel con esa?
Saco mi celular de mi bolsillo para escribirle, no quiero interrumpirlo marcándole.
Yo: ¿Qué rayos es todo eso en las redes?
El mensaje sólo tiene un palito por lo que apago la pantalla, no contestará ahora. En todo el camino a casa escucho a Carmen murmurar cosas sobre un vídeo que está viendo, después de haber visto ese post ya no tengo el mismo ánimo, no me gusta todo esto, siempre es el mismo Show.
Aunque tengo parte de la culpa, pues, él me había pedido hacerlo público, pero le pedí que fuera después que viniera de los Estados Unidos. Me pareció lo más sensato.
—¿Qué te dijo?—me pregunta sin mirarme.
—No ha contestado.
La miro viendo lo concentrada que está en su teléfono, es flaca, es una pequeña traviesa, tiene veinte años, está estudiando medicina, es hermosa y muy tierna, más por su estatura.
Sólo le llevo tres años. Pero nos llevamos como si fuéramos de la misma edad, aunque siempre habrá diferencias.
—Hemos llegado —le digo, bajo del auto antes de que el chofer me abra la puerta, papá cambió a mi chofer favorito, éste recién se acostumbra a mí, pues son sólo cinco meses de mi regreso oficial.
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Editado: 25.09.2024