POV: MARÍA JOSÉ.
¿Por qué me sentí amada si en mi mente estaba otro? ¿Por qué me siento marcada por él? Me siento suya. Pero mi mente quiere a otro, otro que ni siquiera vive. ¿Es eso normal?
Sobre todo mi piel desea su tacto, me hizo sentir cosas que jamás sentí, y lo más irónico, me hizo esas cosas que deseé hacer con su hermano. Me hizo mujer, y yo me entregué a él, una parte de mí lo acepta, otra parte de mí me recrimina.
Lloro porque él no merece esto, él no merece que su primera vez en enamorarse sea de ésta forma, que a quien quiere esté pensando en otro, que yo no sepa lo que quiero, él me declaró su amor, que por primera vez se enamora y se lastimaba.
“—Nunca me había enamorado, y ahora que pasa me lastima.”
Hundo mi cabeza en la almohada ahogando mis sollozos. ¿Por qué el amor tiene que doler tanto, ser tan complicado? Se siente como un triángulo amoroso cuando uno está muerto.
El sonido de las olas de la playa me acompañan, pequeños vientos atraviesan las ventanas pero no les hago caso. Vuelvo a quedarme dormida entre lágrimas, como las últimas dos veces.
Han sido tan sólo tres días, tres día aquí en la casa de mis padres, donde tuvieron su luna de miel, en Galicia, decidí irme lejos para que no intentaran buscarme, en serio necesitaba esté tiempo a solas.
***
¿Así se sentía volver a ver a alguien que amas tanto? Si era un sueño no quería despertar.
De repente un miedo inmenso se apodera de mí, ya otro me hizo suya, ya fui de alguien más ¡me entregué a alguien más! ¿Me odiará?
—Antony… —tapo mi boca de golpe, ¿Por qué rayos lo mencionaba a él justo en éste momento?
—¿Por qué no eres feliz?
Frunzo el ceño confundida, está tan serio, él siempre fue neutro conmigo, pocas veces se ponía serio. Siempre fue un encanto, el príncipe azul nunca soñado.
¿Acaso no era obvio la razón por la que yo no era feliz?
Inclino mi mano para tocarlo, él acerca la suya para que se me haga posible. Y repite la misma pregunta:
—¿Por qué no eres feliz?
Respiro como si alguien hubiese intentado ahogarme, sostengo mi pecho tratando de normalizar mi reparación tan agitada.
Otra pesadilla, pero tan diferente, es la primera vez que sueño con él desde que llegué aquí, pocas veces tenía pesadillas después de su muerte.
Descalza, con un simple short y franela salgo de la habitación, bajo las escaleras, y desde los cristales puedo ver la playa, me llama, pero no quiero.
El teléfono inalámbrico suena, me sorprende, es sólo para emergencias ya que mi celular está apagado. Me debato entre si tomarlo o no, podría ser Antony, pero él prometió respetar mi decisión.
Avanzo en suspenso, y casi con temblor lo tomo.
—¿Hola?
—Gracias al cielo —jadea mi amiga detrás de la línea.
—¿Qué pasa?—pregunto sentándome en el sofá.
—Tu mamá está en el hospital, su presión está muy alta.
Eso es suficiente para que me de un bajón tremendo, mi madre es todo para mí, me quedo tiesa sin saber que decir, quiero hasta llorar.
—¿Estás ahí?
—Sí, sí —farfullo, tapando mis labios para no empezar a llorar. —. Es mi culpa, no debí irme, ya voy para allá.
Cuelgo, y me empiezo a moverme lo más rápido posible, necesito llegar lo antes posible, quiero verla, asegurarme de que esté bien. Tomo lo poco que traje ya que tenía algunas cosas aquí, y me voy.
La desesperación se apodera completamente de mí, empiezo a culparme porque soy su única hija, y no debía de alejarme.
Mediante el camino hablo con mi padre ya que encendí mi celular para poder comunicarme con él. Las horas van pasando y aunque sé que llegaré muy tarde por la lejanía no puedo evitar desear llegar lo antes posible.
Cuando por fin piso el dichoso hospital mi corazón desboca del miedo, pero con un poco de alivio de que la veré. Corro como loca buscando algún rostro familiar pero nada, cuando pregunto en recepción me dicen que mi padre ha salido un momento junto con una chica, la cual supongo que es Carmen.
Me quedo de espaldas a la pared cerca de la puerta de la habitación donde es atendida mi madre. De vez en cuando giro el rostro para ver si mi padre viene, pero me llevo la sorpresa de ver a Antony avanzando hacia acá.
¿Él también estaba aquí? ¿Se había preocupado por mi madre? Fuerzo una pequeña sonrisa al pensar en eso, él parece percatarse de mi presencia, el asombro en su rostro es claro, me mira intensamente mientras avanza más de prisa.
Me alejo de la pared para correr a abrazarlo, no pensé que lo extrañaría. Lo abrazo fuertemente pegando mi rostro contra su pecho.
—Es mi culpa —sollozo. —. No debí irme, a ella no le gustaba la idea.
—No digas eso, no es tu culpa, no te culpes —susurra sobando mi espalda.
—No quiero que le pase nada, no podré soportarlo, no podré vivir con la culpa —me ahogo en mis propias palabras del llanto.
Me despega de su cuerpo, y limpia mis mejillas.
—No digas eso, cálmate, todo estará bien, ya no llores.
Rodea mis hombros y camina conmigo hacia la sala de espera para sentarnos. No me suelta ni un segundo, y lo agradezco, cuando era pequeña lloré a mares porque mi madre no venía de una reunión, imagínense ahora.
POV: ANTONY.
Una semana, una semana completa sin verla, y milagrosamente la tenía entre mis brazos, me siento feliz, pero los motivos de su regreso no me hacen feliz.
Subo y bajo mi mano sobre su brazo, acariciándola, tratando de calmarla. La entiendo perfectamente, porque también estuve en una condición así, y fue la peor sensación de mi vida
Beso su cabeza disfrutando del olor de su cabellera, su cabeza está apoyada a mi pecho mientras va calmando poco a poco sus sollozos.
Cuando su padre llega, corre a abrazarlo y su calor me abandona, sólo por minutos porque una vez que abraza a su padre y amiga regresa a mi lado, y poso mi mano sobre su hombro para que sepa que estoy aquí.
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Editado: 25.09.2024