Toma mi rostro entre sus manos y clava sus ojos en los míos.
—Te prometo que no, sólo estaban intentado rastrear desde donde te llamó, ella tiene mucha influencia, y experiencia en esto, pero la van a encontrar.
—Eso espero —suspiro.
—Entonces ¿me has perdonado? —pregunta, de hecho ha sido muy paciente en cuanto a eso.
—El hecho de que no lo haya dicho aún, no significa que no lo sienta, se supone que eres el principiante en esto y yo no puedo decir te amo por miedo —mis ojos se aguan. —. Miedo a que mi corazón quede herido nuevamente, cuando supe del tiroteo morí por un momento, y tengo más miedo porque quiero que mi bebé tenga a su papá.
Mis lágrimas me traicionan, sus ojos le brillan mirándome, esa mirada, esa mirada que te dice: eres mi todo.
Limpia mis mejillas con suavidad.
—El premio es estar juntos, y yo no pienso darme por vencido —une su boca a la mía, besándome lentamente con paciencia.
Le devuelvo el beso, con el alma, paso mi mano detrás de su cuello uniendo más nuestras bocas. Lo extrañé tanto, su extraña forma de amar, sus caricias y su manera de hacerme el amor.
Me alejo al quedar corta de la respiración, paseo mis dedos ligeramente detrás de su cuello, mientras le sonrío como una boba enamorada.
—Lo siento —murmuro. —. No quise privarte de tu hijo, tal vez al principio no quería pero no te haría algo así, me rompió el corazón verte llorar por eso —confieso, sus ojos aguados era una imagen que estaba en mi mente, fue tan escalofriante verlo así.
—Perdóname tú, debiste haber pensado muchas cosas por mi culpa, estoy seguro de que Dalia fue quien se encargó de quitarme el sobre, pero todo eso pasó —rodea mi cintura con fuerza pegándome más a él. —. No le demos gusto, ella quiere esto, ponernos en contra del otro y hacernos daño, no más.
Se siente tan bien que lo diga, me alegra que al fin él esté viendo la verdad, no creí que lograría desenmascararla, pero una cosa llevó a la otra, la muerte de Antonio, sólo quería encontrar al culpable. Y resultó se la culpable de algo más.
Tengo varias preguntas en la cabeza, pero viendo como éste depredador me está comiendo con los ojos, prefiero no arruinarlo.
Vuelve a unir su boca a la mía, pero ésta vez más necesitado, más apasionado. Giro la cabeza de lado profundizando más el beso, lentamente desata el nudo del liso vestido que traigo puesto.
Alejo mis manos de su cuello para permitirle deslizar el vestido, lentamente desciende su dedo índice entre mis pechos mientras reparte besos por todo mi cuello.
Lo despojo de su camisa, e inmediatamente que saco los pies del vestido, con cuidado me levanta y me deja en la cama. Se sube encima de mí, apoyándose a los costados de mi cabeza para no dejar caer todo su peso sobre mí.
Hace un camino de besos desde mi vientre hasta mis labios, mientras sus manos acarician mis muslos. Rodeo su cintura con una sola pierna, mientras nos devoramos la boca.
Una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo al sentir su miembro contra mi muslo, jadeo contra sus labios sintiendo un cosquilleo en todo mi cuerpo y una llama encenderse en mí.
Aleja su boca de la mía y va a mis pechos, el frío de sus labios sobre mis pezones me roba uno que otro suspiro. Libera mi sostén con un ligero movimiento con sus dedos debajo de mi espalda, y los ataca más cómodamente.
Hago un puño con su cabello gimiendo, sintiendo mi intimidad palpitar, mi respiración se vuelve un completo desastre, y de la impresión casi grito al sentir un apretón de su mano a mi pezón.
Levanta la cabeza buscando mis ojos, me mira fijamente mientras aprieta mi pezón, trato de reprimir mis gemidos pero es imposible, él parece estarlo disfrutando por su sonrisa traviesa.
Me vuelve a besar, mientras retira mi última prenda que son mis bragas, lentamente acaricia mis piernas sin dejar de besarme. Es tortuoso sentir su erección contra mi muslo, desciendo mis manos a su pantalón para quitárselo, me incorporo pegando más nuestros cuerpos, quiero sentirlo, pero él parece estarme torturando.
Inclina su cuerpo, haciéndome caer nuevamente sobre la cama, su miembro roza con mi intimidad y gimo.
—Anto… —jadeo apretándolo en la espalda, queriendo acercarlo más.
—Eres bellísima —murmura, fundiendo su cabeza en mi cuello.
Presiona sus dedos contra mis caderas y se hunde dentro de mí robándome un sonoro gemido, le gusta hacerlo de manera imprevista. Sonrío al sentir como acaricia mi vientre estando así, en un momento tan íntimo.
—¿Qué pensarías si te digo que lo olvidé por un momento?—pregunto, con la voz bajita, mirándolo fijamente a los ojos.
—Pues… que tu esposo es capaz de volverte loca —responde, mirándome coquetamente. Baja un poquito y besa mi vientre. —. Hagamos feliz a mamá bebé.
—¡Fanfarrón!—exclamo y él se echa a reír.
Regresa sus ojos hacia mí, mirándome con diversión.
—¿O acaso quieres que pare?—me pregunta con picardía.
—Ya cállate y hazme tuya —declaro, acomodándome debajo de él.
Abre los ojos sorprendido.
—Sabía que tenías tu lado fiera.
Lo acerco a mí con mi mano detrás de su cuello.
—Hay mucho que conocer aún —estampo mis labios contra los suyos devorándolos salvajemente. Con una pasión, lleno de desespero, un beso ardiente, como si ni así fuera suficiente demostrar eso que explotaba dentro de nosotros.
—Y mucho que enseñar —susurra contra mis labios.
POV: ANTONY.
Despertar, y sentir su cuerpo contra el mío, es la mejor sensación. Suspiro aliviado, tranquilo y como un verdadero bobo enamorado.
Me inclino hacia ella y la lleno de besos, gruñe adormilada, pero no despierta. Le doy un último beso, y la dejo descansar.
Luego de darme un baño con agua fría, me pongo un short y una camiseta negra, salgo al balcón con mi celular en manos para hacer una llamada.
Me apoyo a la barandilla mientras espero que mi amigo conteste. Miro alrededor sintiéndome fuera de lugar, hace muchísimo tiempo no venía a éste lugar, tampoco tenía ganas después de lo que pasó, me recuerda demasiado a él.
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Editado: 25.09.2024