Capítulo 8. “Eres agridulce”.
— Hoy, no me voy a caer —hablé para ponerme de pie de forma segura he ir al baño para lavar mi rostro—. Uff.
Casi canto victoria pero no conté con la astucia del karma, el maldito cojín en el suelo hizo que cayera, esto es una maldita situación y un verdadero caso para la Rosa de Guadalupe.
Solté un bufido y salí de mi habitación en bata y con el trasero adolorido. SooMin rió al ver mi forma de caminar, estaba terminando de pienarse y arreglarse el flequillo. Yo hice un puchero y cogí un poco de sus papas fritas.
— Creí que te irías temprano, ahora eres asistente personal de Suga alias el gatito —Sonrió mostrando una perfecta eye smile.
— Precisamente por eso no quiero ir —regañé—. Quedamos en que solo sería la estilista personal, es decir la que lo maquillaría, pero ahora me encargo de ser su asesora de moda, su guardaespaldas femenina, su asistente, su niñera, su criada, su escudo, su trapo, osea que literalmente debo arriesgar mi vida para protegerlo de las fans locas y de que esté listo para las cámaras. —solté otro bufido.
— Deberías estar agradecida, cualquiera se moriría por ser su asistente personal —Rodó los ojos y cogió su mochila para salir del departamento—. Tu príncipe azul te busca.
Yo giré mi vista hacia la puerta y pude ver los pelos cafés de San, en fin, tengo que ir al maldito infierno llamado Min YoonGi.
— Demasiado seriedad —comentó San con una sonrisa—. Ayer no me dió tiempo de ver cuándo volviste, ¿Todo bien? —me miró, sus ojos parpadeaban con mucho aegyeo.
— Podría estar viendo tu cara todo el tiempo y no me cansaría —le dije, sus mejillas ardieron por alguna razón, eso me hizo reír.
— Llegamos —señaló con su cabeza a la empresa—. Salúdame a tu Idol cabeza hueca —guiñó un ojo y se alejó en su auto.
Muy bien Yasiri, no hagas una estupidez y vamos ahí adentro a enfrentar al cabeza hueca, idiota y tonto de Suga.
Ingresé y lo busqué con la mirada, no había nadie a la vista, así que me acerqué a Eun-Ji. Ésta señaló la sala de coreografías y hacia haya fui, mi vista captó 6 cabezas coloridas, NamJoon leía, SeokJin y Taehyung jugaban un juego, Among Us, quizá, por los ruiditos, Jimin practicaba una coreografía junto a Jungkook y Hoseok simplemente husmeaba en las redes, de Suga, no había rastro.
— Oh, Yasiri —Jimin me habló así que me acerqué a él quien se detuvo y tomó asiento en una de las sillas, Jungkook hizo lo mismo—. ¿Buscas a YoonGi-hyung? Será mejor que te rindas, cuando entra en su estudio no sale ni aunque le ruegues.
— La coreografía es buena —Jungkook río—. No sé bailar muy bien, pero estudié danza por un año —le guiñé un ojo al bebé Jungkook.
— Quizá debas intentarlo con ellos —escuché a lo lejos a Hoseok—. Para que así no detengan ese par de pies jamás —Namjoon río.
— No soy agresiva con algo, no tengo una obsesión, Aunque creo que Hobisonrisa tiene razón, no se sobreesfuercen, podría ser malo para su organismo —los dos hicieron una pose de soldado y siguieron bailando haciendo caso omiso a mis palabras.
— Ey!, Tú —dirijí mi mirada hacia la ya muy conocida e irritante voz—. Llegas tarde, te descontaré una hora...
— ¿Eres un tonto? Ésta es mi hora de entrada, además, no veo que necesites mi ayuda —musité encarandolo y haciendo que el inflara las mejillas con irritación.
— ¿Quieres que te golpeé? —los chicos observaban nuestra discusión, incluso los gammers habían dejado de jugar el partido de Among Us.
— Puedo demandarte por eso... Así que Hazlo —reí irónicamente.
— Ya chicos basta —Namjoon nos separó sabiendo que no bromeabamos—. Oigan, tranquilos, no empiecen un problema por esto, Min, sé que no eres así, y Yasiri, no te rebajes a su nivel.
— No estás ayudando nada. —YoonGi alzó la vista hacia el moreno alto, su diferencia de estatura era tan notaría, que quería morirme de la risa que sentía en ese momento.
— Okey... Jefe —las palabras me producía asco—. ¿Qué quiere que haga? —una sonrisa irónica se formó en su rostro y con su mano hizo un ademán para que lo siguiera.
— Ya casence. —escuché de parte de Taehyung, así que le mostré el dedo de enmedio antes de que salieramos. Lo siento Tae, en la vida real no existe la sensura.
Suga tecleó la contraseña de su puerta al estudio.
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Encerio, no es tan difícil, solo es su nombre en números como un código morse o algo así, por si las dudas lo anoté en uno de mis apartados en el móvil.
Ingresamos y vi un teclado sobre la mesa, había algunas pequeñas bocinas, lo que parecía ser su chaqueta de color Negro y una algo más antigua con numero y su nombre en combinaciones de Blanco y Negro. Una pancarta de Lupe Fiasco y otras dos de Kanye West. No me extraña que tenga gustos raros, quizá se calló de chiquito y eso lo hizo tan idiota como es.
— No toques nada. —advirtió y tomó asiento frente al teclado.
— Uy, que miedo. —hablé con sarcasmo—. Oye, azúcar amargada, ¿Puedo sentarme aquí —indiqué el lugar a su lado donde no había nada “valioso” para el. YoonGi me fulminó con la mirada—. Si no quieres no hay problema.
— Siéntate. —fue lo único que respondió y yo me sorprendí por su repentina amabilidad.
—... Gracias, creo.
Saqué mi laptop, el escribía algo en una libreta llena de garabatos. Abrí una página de borradores y comencé a morder mis uñas, ninguna maldita idea venía a mi mente, Suga me miraba de reojo, su boca abierta y su ceño fruncido, me miraba como si fuera la caca de su perro. Alto, ¿Él tiene un perro no? No estaría mal hablar de algo.
Lo miré y el se dió la vuelta rápidamente, no pues si no soy tonta Gatito, reí quedito y volví a concentrarme en mi laptop, la página seguía vacía, sin ninguna idea fugaz, ni siquiera la de ser tragada por una ballena estaba escrita ahí. Empecé a rascar mi nuca, Min hacia lo mismo, ambos nos dimos la vuelta e hicimos contacto visual, pero volvimos la mirada al frente rápidamente.