Capítulo 15. Tristezas.
Maratón 1/7
— ¿Quiere que yo sea compositora? —Mi voz sonaba entrecortada. Durante el largo camino de mi vida, sólo me había planteado una meta, convertirme en escritora y ser la No. 1 en ello, pero ahora se me presentaba una oportunidad para brillar atraves de las letras en una canción. No me lo podía creer.
— Así es... Cómo te lo dije cuando ingresaste, somos personas que reclutamos artistas para que se ayuden entre ellos. Desde que pusiste un pie aquí, tenía contemplado aprovechar tu potencial para la redacción, y ese momento ha llegado ahora. —Bang PD colocó sus manos en la mesa y me miraba fijamente, sus ojos suplicaban que yo diera un sí a su propuesta.
— ¿Puedo saber... Cómo sabe que yo soy buena escribiendo canciones? —Le pregunté yo ésta vez y el señor Bang mostró una de sus peculiares sonrisas—. ¿YoonGi se lo dijo?
— Veo que tienes una buena relación con Min —habló refiriéndose a su Idol—. Te diré algo, soy demasiado codicioso, pero eso me ha permitido sacar adelante grandes talentos que quizá de alguna manera han ayudado a la humanidad. Tú eres una de ellas, tienes un ‘poder’, y pensamos aprovecharlo. ¿Qué dices? —me tendió una pluma para que yo firmara.
— Esto significa que yo... ¿Tendré dos trabajos? —PD sonrió, tomó asiento en su silla y me miró nuevamente, parecía tranquilo, relajado, como si lo que estuviera diciendo fuera lo más normal del universo.
— Significa que eres compositora, pero independientemente de eso, sigue siendo empleada de YoonGi. —Mis iluciones se derrumbaron, no iba a admitir que mi relación con el Señor Gato había mejorado considerablemente en los últimos meses, pero ser su empleada era un martirio.
— Acepto. —fue mi respuesta y firmé aquel contrato—. ¿Cuándo comienzo a trabajar? —el río, marcó un número y Eun-Ji ingresó en la oficina para escoltarme—. ¿Eso es un ahora?
Me pregunté a mi misma cuando vi frente a mi lo que parecía ser mi propio estudio, que por cierto estaba a lado del de Yoon y a solo un pasillo de el de NamJoon.
Estaba por abrir la puerta emocionada como estaba, pero el pomo giró por sí solo, y de adentro salió Jungkook con una sonrisa.
— Noona, ¿Qué haces aquí? —preguntó mientras me invitaba a pasar.
— Tú... ¿Qué haces aquí? —El solo sonrió e indicó una de las playeras que colgaban de un perchero, era una muy similar a la chaqueta que Yoon tenía en su estudio—. ¿Es tu estudio?
— No, es tuyo, solo quiero dejarte un obsequio. —Volvió a sonreír—. Eres bonita, entonces creo que, debo agradecerte esa belleza.
— ¿Me estás echando piropos? —Lo miré divertida y el solo se sonrojó—. Oye, te hice una pregunta.
— ¿Tan notorio es? —Tocó sus mejillas con pena mientras se cohibia de si mismo por su sonrojo demasiado notorio. Un carraspeo interrumpió mis intentos por quitar sus manos de su cara.
— Veo que se llevan bien. —Era YoonGi quien venía con una bandeja de café, que yo sepa el odia el café.
— Ah, YoonGi-hyung. —Jungkook le sonrió y su sonrojo desapareció—. Le estaba ayudando a Noona a decorar su estudio, le regalé mi chaqueta. —habló el orgullosamente, pero por el contrario YoonGi parecía arder en rabia.
— Dijiste que solo le darías esa chaqueta a alguien especial. —Escupió YoonGi y Jungkook cambió su mirada dócil por una explosiva—. ¿Entonces que es lo que planeas? —Min alzó unas cejas, yo los miraba a ambos como esperando risas de alguno de los dos, pero esto no parecía ser una broma—. Solo vine a dejarte café, pero veo que ya se te olvidó tu trabajo.
Y dicho eso, Suga se dió la vuelta, tecleó su contraseña en la puerta e ingresó en su propio estudio para después azotar la puerta de éste fuertemente. Jungkook me miró, yo miré a Jungkook, los dos llevamos nuestras miradas a el basurero en el que ahora yacía el vaso de café.
— Creo que... Se enojó. —Dudé un poco y Jungkook asintió como dándome la razón, me dió algunas palmaditas y desapareció por el pasillo que dirigía al estudio de NamJoon.
Por instinto fui frente a la puerta del estudio de Min, me acerqué a la puerta y pegué mi oreja ahí, no parecía estar hablando, por el contrario, solo escuchaba un poco el teclado, notas secas, como si sus dedos se clavaran en las teclas con sonidos sordos que de estar serca te reventaría los tímpanos.
Saqué mi móvil y busqué en mis notas la contraseña de YoonGi, no tardé en econtrarla pues con un título “Mr. Gato” todo es más fácil. Comencé a teclear en la puerta pero ésta no abrió, intenté una vez más y lo mismo.
— Abre maldita chingadera! —grité en español por lo furiosa que estaba, me desesperé cuando Al tercer intento seguía rechazandola. Así que alcé el pie lista para patearla.
Lo único que me retuvo fue cuando vi frente a mi a un YoonGi cabizbajo a punto de ser golpeado por mi monstruoso pie.
— ¿Qué haces? —Abrió los ojos con sorpresa y se agachó para esquivar mi golpe—. ¡¿Te volviste loca?! Aunque creo que ya lo estabas. —Sentenció acomodando su pelo y yo volví a mi postura correcta.
— ¿Porqué cambiaste la contraseña? —Señalé la puerta y el no me prestó atención.
— Que te importa... Deberías preguntarle a Jungkook, quizá el te diga. —Respondió frío y seco, tomó una botella de agua que tenía sobre la mesa y salió de ahí.
— Ey! Min, ¿Realmente estás enojado? —lo seguí y el siguió ignorandome—. ¡Min YoonGi de las torres guadalupanas! —Grité y el siguió ignorandome.
Lo seguí hasta llegar a el elevador, entré en el y pude ver cómo se colocaba sus gafas y un cubre bocas. No nos dirigimos la palabra o al menos el hizo eso porque yo seguía hablándole como loca.
— Te estás comportando con una persona en celo. —le dije y el me fulminó con la mirada al momento que seguía andando—. Oye, espérame.
— Nos vemos Taehyung. —Saludó a Kim quien estaba comiendo un poco en la cafetería, fue por la puerta y pasó entre los miembros del staff seguido de mi obviamente.