No te enamores de Alicia.

Capitulo 2

Odio tanto no poder odiarla. 

 

Salí del estúpido baño dando zancadas hasta llegar al patio trasero, quería golpear la pared por reaccionar de esta ridícula forma. Me senté de golpe en las gradas las cuales se encontraban desoladas, puesto que todos estaban en clase, menos Alicia por hacer algunas de sus tontas bromas de niñas inmaduras y por supuesto yo por dormirme en la clase. Papel los bolsillo de mi desgastado pantalón sin encontrar lo que buscaba, lo que me calmaba 

 

—¿Buscas esto romeo? —habló de la nada Raven tirándome un paquete de cigarrillos que  logro atrapar en el aire y de inmediato lo enciendo ignorando a la rubia. —¿Cuál es que problema de hoy, Caden? ¿tu padre? ¿las deudas? ¿las notas? ¿tus enemigos? O no ya se cual es; Alicia, ese es la razón de llevarte ese cigarrillo a la boca. 

 

Raven era un chica demasiado decidida, o mejor dicho intensa, que llegaba a irritarme demas, a pasar de todo era la persona que más me conocía, claro después de ella, Alicia era la única que realmente conocía todo. 

 

Por supuesto yo también conocida cada problema de la miserable vida de Raven, en  la escuela nos han catalogado muchas veces como una pareja, puesto que la rubia y yo pasamos mucho tiempo junto tanto como en la escuela y fuera de ella. Raven esta metida tanto en este asqueroso mundo como yo. 

 

Le doy una larga calada al cigarrillo relajándome en el momento. Raven se sienta a mí lado, imitando mi acción. 

 

—¿Y cual es tu razón el día de hoy?—. Cuestiono sin mirarla, en su lugar escucho su estruendosa risa, una risa carente de humor, una que en lugar de dar felicidad provoca pena y es que eso era lo que causaba, en ella. 

 

Porque Raven vive la misma vida de mierda que yo y la entiendo más que nadie en el mundo. 

 

Más que problemas en la calle, y ser unos muertos de hambre, compartíamos penas de amor, ella sabe muy bien que es tener cero posibilidades con la persona que te vuelve loco. 

 

—Daniela ¿no es así? 

 

—Por supuesto ¿Qué más podría ser?—. Exclama con frustración tirando  su cigarrillo sin acabarlo. 

 

Siempre era lo mismo, desgraciadamente Raven estaba enamorada de la chica más zorra de la escuela, la cual se acostaba con la mitad de la población masculina y obvio la rubia no entra para nada en ese círculo. 

 

—Debes enamorarte de otra chica, hay muchas en el mundo, que quieran estar contigo. 

 

—Pero ¿mira quien lo dice? El idiota que acosa a una niñata loca, si, Caden eres el perfecto consejero. —Protestó con ironía, entornando sus ojos. 

 

Raven tenía toda la razón del mundo, era un estúpido con debilidad por alguien que me puede destruir si lo deseara, y además me odia con toda su alma, después de lo que le hice, eso era imperdonable y entendía  muy bien sus razón, ¿Quién no me odiaría después de eso? Hasta yo lo hago. 

 

Yo no soy ese que le llevara flores, y le dedicará poesías, ni tampoco seré amable con ella, no era así, esa no era mi forma adecuada amor si es que lo que le tengo a Alicia es amor, tal vez lo haga pasar por eso cuando en realidad es un tipo enfermiza de obsesión por tenerla a mi lado y reclamarla  como mía, porque ella me quiera sólo a mí y nadie más, esa era mi forma enfermiza de amar, esa era mi obsesión; ella lo era. 

 

≈. ≈. ≈ 

 

Hable un rato más con Raven quedando de acuerdo  que nos viéramos en la noche, para poder venderle las drogas a adolescentes estúpidos que quería experimentar y así llevarnos comida a la boca. 

 

Esa era nuestra realidad, yo tenía que valerme por mi mismo, ya que mi padre en lo único que piensa es en su botella de Ron y en llorarle a alguien que no está, y la madre de Raven no puede trabajar por ser paralítica, aunque antes era sólo una ramera, pero al menos cuidaba de Raven, ahora es ella quien debe mantenerla, pero a diferencia de su madre se negaba a conseguir dinero vendiendo su cuerpo. 

 

El final de clase se hizo presente sin yo asistir a algunas de ella, no estaba de humor para estar encerrado en algún estúpido salón oyendo cosas sacada de un libro que  será inútil, para enfrentar a la realidad de la vida,  la cruel realidad. 

 

Me dirigí al estacionamiento, para poder marcharme en el auto que Jake me presto y así llegar a tiempo al lugar de encuentro, me hice oídos sordos a las palabrerías de las personas que especulaban que me había robado el automóvil. Mi vista paseo despreocupada por el estacionamiento hasta que la vi. Ella en lugar  de largarse en su fea bicicleta  llamada “doña voladora” se iba en el auto de Dylan, el más idiota entre los idiotas, incluso más que yo. 

 

Lo odiaba  y no sólo por ser  un niño riquito  dependiente de sus padres, sino porque él la quería, él quería lo que por derecho yo reclame hace años como mío, él quería mi obsesión, quería conquistar a Alicia. No me preocupaba tanto, ya que ella lo rechazó en más de una maldita ocasión, y es que a ella no le interesaba  el amor, le desagradaban  que sus labios hicieran  contactos con otros, yo más que nadie lo sabía, y eso era algo que no  entendía, si lo repudia tanto ¿Por qué se iba con él, riendo  de alguna  estupidez que  decía? ¿Por qué dejaba que la tocara? Aunque sea el mínimo rose lo permitía ella lo hacía. Cuando siempre ha odiado ser tocada. 




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