Narra Noah
— No — respondo tranquilo.
Noto como Amélie alza una ceja, ¿qué esperaba?
— Ya — expresa Theo, sarcástico
— No se vale mentir, ricitos.
— Es que no estoy mintiendo.
— Ajá. — me da unas palmaditas en el hombro.
Theo y Oliver solo me observaban juguetones.
— Bien, si eso dices —contesta Theo, ¿pero qué les extraña?, de verdad que no los entiendo, como sea.
— Te toca, Noah — habla Oliver.
Agarro la botella y la giro, y oh sorpresa, apunta a la presumida.
— Okey, ¿verdad o reto?
— Reto.
— Te reto a desaparecer.
Entrecierra los ojos — Muy gracioso, nerd, ahora en serio.
Suspiro pensativo, ¿qué le podría pedir que haga?
— Te reto a… dejar de ser tan insoportable por un día, o sea, no me hables, por todo el día de mañana.
Ella ríe — ¿Seguro que eso es lo que quieres, ricitos? Pero si te encanta tenerme cerca de ti, no te hagas.
— Un reto es un reto — respondo y ella se cruza de brazos, enojada.
— Bien, veamos cuánto resistes — refunfuña.
Notaba como Theo y Oliver nos miraban con muecas burlonas, ¿qué se les hacía tan divertido? Porque yo estaba hablando muy en serio.
Seguimos jugando, y la mayoría de veces elegíamos verdad, en vez de reto, hasta que a Amélie se le ocurre hacer una propuesta.
— Bien, esto se está tornando aburrido, así que al próximo que le toque, debe elegir reto si o si.
— Me parece perfecto — dice Theo con una sonrisa, yo solo me quedo callado.
Amélie gira la botella, ya que era a quien le tocaba, y me apunta a mí. Oh, diablos.
Ella forma automáticamente una sonrisa juguetona.
— Te reto a que me dejes hacerte un cambio de look.
— ¿Qué? Pero si así estoy bien, Amélie… — reniego
— Claro que ya eres lindo, pero una manita de gato no le sienta mal a nadie, además, no sé si lo han oído, chicos — pasa su mirada por Theo y Oliver antes de seguir — Pero escuché que el Ministerio de educación iba a obligar a las escuelas que dejen de usar uniforme, ya que consideran que eso le quita personalidad a los estudiantes o algo así, así que no falta mucho para que la directora decrete ese derecho.
— Oh dios, tengo que escoger mis mejores trapos — musita Theo.
— Yo ni ropa tengo — responde el moreno.
— Debes estar bromeando. — digo
— ¿Por qué lo haría? ¿Te molesta?
— Ahora voy a tener que pensar cada día en qué ponerme, claro que sí.
Ella rueda los ojos — Pues por eso te reto a que me dejes cambiarte de look, porque no pienso permitir que vengas vestido como uno de tu especie, tienes que estar a la altura.
Theo suelta una carcajada, y Oliver una pequeña risa.
— Agh, bueno, pero no me vayas a hacer nada raro — gruño, lo que provoca que la sonrisa de Amélie se haga todavía más grande.
— Más de lo que ya eres no creo — Theo me toma del hombro.
Escucho la carcajada de Amélie.
Ignoro a estos abusadores, y giro la botella, apunta a Oliver.
— ¿Verdad o reto?
— Verdad
— ¿Por qué estás aquí? — me daba bastante curiosidad.
— Ehh, no puedo decirlo, y s-se supone que debe ser una pregunta de si o no.
— Nadie dijo eso — espeta Amélie, y Theo observaba todo atento.
— B-bueno — balbucea — Yo descubrí a Theo cuando estaba haciendo una broma, y el profesor se confundió y pensó que yo lo estaba ayudando, as-
— No fue así — Theo lo interrumpe, frunciendo el ceño.
— Chicos, a ver, me están confundiendo, ¿qué fue lo que pasó?
Oliver suelta el aire que tenía contenido — Okey, la verdad es que me quise inculpar por Theo, para que él no fuera castigado, pero el profesor terminó encontrando pruebas de que fue él quien le puso los laxantes y… pues terminó pensando que yo era su cómplice.
— ¿Laxantes? — inquiero.
Oliver suelta una risa inmediata.
Seguimos charlando un rato más, cuando acabamos de jugar. Sinceramente, por lo que pude hablar con Theo, a pesar de ser muy pesado con sus bromas, me pude dar cuenta de que era buena persona, nada más que muy fastidioso, me hacía recordar a alguien, ahora entiendo por qué la princesita y él se estaban llevando tan bien.
En un abrir y cerrar de ojos, ya eran las 5 de la tarde, pero el profesor todavía no llegaba a abrirnos la puerta ¿dónde se habrá metido? No nos puede dejar aquí encerrados.
— Madre mía, ya se está tardando — me desespero, porque mi mamá se volvería loca si ve que me demoro tanto, todavía me quedaba otro castigo, y no había podido avisarle que iba a tener que quedarme para detención, ni siquiera había traído mi celular.
— Cálmate, ricitos, ya vendrá — me intenta tranquilizar Amélie, con subtono burlón, típico de ella.
— No lo entiendes, mi hermana-
— Ya va a llegar, y si no lo hace, supongo que aún queda la opción de tirarnos por la ventana — razona.
Theo asiente a lo lejos.
— Claro, eso si salimos vivos y no nos rompemos algo.
— Agh, qué amargado
— Y tú engreída
— Insufrible
— Arrog-
Oliver nos interrumpe — Okey paren, ya me están poniendo nervioso, solo esperemos, no creo que se haya ido de aquí y nos haya dejado abandonados.
Escucho cómo Theo suelta un suspiro — Pues por la forma en que se largó orgulloso de aquí, yo no estaría tan seguro — niega con la cabeza.
Quería replicar, pero en eso escucho cómo la puerta es abierta, y se ve al profesor cincuentón de hace unas horas, uf, menos mal, teníamos que salir ya de esta jaula, porque también debía cumplir mi segundo castigo, y si se tardaba no iba a llegar a mi casa hasta la media noche.
Escucho cómo los demás también suspiran aliviados, Amélie no tanto, puesto que sabía que tendría que quedarse más horas aquí después.
— Oh, parece que creyeron que los dejaría aquí encerrados, ya me gustaría jóvenes, ya me gustaría… — alargaba las palabras mientras entraba y alistaba sus cosas para ya irse.