Cada palabra que salía de la boca de Collin era como escuchar a alguien cantar, su voz grave me tenía por los cielos, pero no tenía que dejar que él lo supiera así que actuaba como lo hacía antes.
—¿Cuándo crees que podré ir a la entrevista?— Pobrecito, verdaderamente creía que podía trabajar junto a mí, pero esto era muy poco probable. Primero, el bar donde trabajo no es su estilo; segundo, solo quiere hacerlo para demostrarle a su padre que puede trabajar; tercero, no quiero que me vea trabajar, sería patético.
Tomé un largo trago de aire y lo miré a los ojos, no iba a seguir prolongando esto. Traté de decir los tres puntos anteriores de una manera sutil y menos crítica. Cuando lo logré, hablé.
—Ya no están entrevistando, el dueño decidió no contestar más gente.—Lo cual no era mentira, el dueño no quería más gente, pero el gerente sí.
—Es una pena, hubiera sido genial ser compañeros de trabajo.— Dio dos palmaditas en mi cabeza y sacudió un poco mi cabello, era una acción que hacía desde hace un tiempo y que últimamente me generaba un cosquilleo.
A mi lado enamorado le hubiera encantado trabajar con Collin, estar todo el día junto a él, pero a mi lado realista no. Este lado sabía lo que implicaba trabajar en el bar, sabía que la mayoría de tiempo que estoy allí actuó de una manera diferente a la habitual, pues si actuará como una niñita los clientes me usarían a su diversión. Además, entre mi lado "normal" y el que mostraba en el bar, me quedaba con el segundo, no sabría cómo explicarlo, pero parece ser una versión más real de lo que soy.
Pensar que cuando fue mi primer día de trabajo allí todo indicaba que me echarían o me iría yo sola por mi propia voluntad, a los dos días. Me resultaba un lugar horrible y con personas que no me gustaría ni ver ni conocer. Pero con el paso de los día me di cuenta de que, si bien no era un lugar hermoso, las personas que llegaban eran tan variadas e interesantes que hacían el trabajo más agradable, sin embargo, como en todo bar suele haber problemas.
Al llevar dos años trabajando allí, empecé al mismo tiempo que comenzaba con los estudios universitarios, conocía a varios de los clientes y a los empleados. Con la mayoría me llevaba bien, es más, con algunos habíamos formado una amistad interesante. Un claro ejemplo de esto era Jake, iba todos los sábados al bar y nos quedabamos hablando cuando la barra estaba desocupada, tenía su teléfono y a menudo nos mensajeabamos.
—Emma ¿Sigues allí?— La mano de Collin me sacó de mi ensoñación, la movía de arriba hacia abajo frente a mi rostro.
—Si, solamente me quedé pensando en que hoy empiezo otro turno en el trabajo.
—No sabía que trabajabas los viernes ¿Cómo le haces para mantener tus notas y trabajar?
—Presto atención en las clases y no me voy antes como otros.— Lo miré de forma acusadora y él sonrió en respuesta, últimamente se salteaba varias horas y no me quería decir el porqué.— Y no, no trabajaba los viernes, pero necesito más dinero. No quiero seguir viviendo con mi hermano.
Mi hermano era un tema distinto. Lo quería, pero no era más que una copia joven de mi padre y todos saben lo que sucedió con mi padre. Hay veces que desearía ser huérfana o que mi padre me abandonara al rato de haber nacido, que es básicamente lo que hizo solo que quince años después.
—Ya verás que extrañarás a tu hermano cuando te mueres sola, es familia y a la familia siempre se la quiere.
Pobre e inocente palomita.
—Claro, si tú lo dices debe ser verdad.— El tono irónico resaltaba en mi voz, pues era algo muy estúpido lo que había dicho.
Luego de la charla volvimos a prestar atención a la clase y el resto del día fue normal. El problema empezó cuando di un pasó dentro de la casa.
—¿Por qué llegaste tarde anoche, no era que no trabajabas?— El tono de reproche en la voz de Max era evidente, mi hermano estaba molesto, pero yo lo estaba más ¿Es que su novia no podía mantener la boca cerrada? Yo sabía que le iba a contar cuando me vio llegar.
—Solamente fui a tomar un poco de aire, no me sentía muy bien.
—Claro, estuviste cuatro horas tomando aire.— Hizo una pausa y comenzó a golpear el piso de madera con la suela de su zapato, acción que me ponía, por naturaleza, muy nerviosa.— Lo diré una única vez Emma ¿Dónde fuiste?
No le podía decir la verdad, porque si lo hacía se enojaría más y, si había algo que me aterraba, era algo que me causaba un temor inmenso.
—Fui a dar una vuelta y terminé en la casa de una amiga ¿Sí? Su novio rompió con ella y cuando hablé estaba despierta y fui a verla.
Él no sabía mucho sobre mis amistades, así que, la única manera de que supiera que le mentía era a causa de que notará el pequeño brillo de miedo en mis ojos. No quería ser descubierta.
Max inhaló profundamente y luego exhaló de una manera muy lenta, tratando de calmarse, pues había empezado a enfadarse. Lo estaba haciendo retrasarse en su trabajo.
—Está bien, te creo. Lo único que te voy a pedir es que me avises cuando lo hagas otra vez, no lo sé, deja una nota o un mensaje.
—Bueno, te avisaré.
Luego de la "charla", me fui a mi habitación. No éramos una familia unida ni mucho menos, estaba aquí porque el destino así lo quiso, pero no era un lugar donde el amor volará por las paredes.
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Editado: 13.05.2019