Domingo 28 de mayo del 2017
—¿Y mi fianza? —pregunté a mi hermano. Es su segunda visita en menos de 24 horas, lo que me dice que no trae buenas noticias.
—La negaron, Lessy —respondió.
—¿Qué sobre el chico que estaba conmigo? —dije.
—Él estaba en la escena, pero dicen que fue quien llamó a emergencias, y por ahora no hay nada que lo ubique ahí a la hora del homicidio —explicó.
—¿Sabes cómo se llama? —le pregunté.
—Solo sé que se apellida Delarenzo —respondió.
—No puedo esperar aquí hasta mi juicio.
—Ese es el problema —dijo Spencer—, no esperarás aquí, tienes que esperar en una prisión.
—¡Oh por Dios! —exclamé—. Una prisión, ¿sabes cuánto peligro hay en una prisión?
—Rogué para que no te trasladaran —dijo.
—¿Cuándo me trasladan?
—Hoy mismo —dijo.
Sentí un golpe en el estómago que me hizo tener náuseas de nuevo.
—Dijiste que faltaba bastante para mi juicio, ¿cuánto falta? —pregunté.
—Siete semanas.
—No podré resistir siete semanas en prisión
—Tienes que verlo de esta forma —dijo él—, en siete semanas puedes recordar algo que te salve de tal vez unos 25 años en prisión.
—¿Y si recuerdo algo que me salve, pero no lo creen? —le dije.
—Yo me aseguraré de que lo crean —me dijo y salió de la sala.
Fui hasta mi celda y observé el techo, últimamente es mi pasatiempo favorito. Mi observación al techo fue interrumpida por un oficial.
—Cook, nos vamos —me dijo.
Todavía no podía creer que me llevarían a prisión, estaba paralizada, no tuve ninguna reacción en ese momento, solo seguí al oficial hasta un autobús.
Viajo en autobús solo de vez en cuando, no estoy muy acostumbrada a hacerlo. Y definitivamente no estoy acostumbrada a hacerlo con unas esposas en mis manos.
Durante el camino, estuve hablando con una chica llamada Lysandra, que sinceramente, es muy amable.
—¿Y qué te trajo hasta este autobús? —me preguntó.
—Me acusan de matar a mi mejor amiga, pero soy inocente —le contesté.
—Eso dicen todos —dijo.
No respondí su comentario. —¿Y a ti? —pregunté— ¿Qué te trajo aquí?
—Tráfico de drogas, culpable —dijo levantando sus manos esposadas—. Es más fácil decir que soy culpable desde el inicio a decir que soy inocente y prueben lo contrario.
—Apuesto a que te metiste en esa tontería cuando tenías 15 o 16 años y no lograste salir del negocio porque te amenazaron con matar a tu familia —le dije.
—Correcto e incorrecto —me dijo—. Mi familia ya está muerta.
Quería decir «Lo lamento tanto», pero esa frase la detesto, nadie sabe como te sientes en ese maldito momento cuando pierdes a un ser querido.
—Si te hace sentir mejor, soy huérfana —dije.
—Alessia, tenemos tantas cosas en común —dijo—. Ambas somos huérfanas, vamos camino a prisión, somos mujeres y respiramos.
Las dos reímos para no llorar, eso creo.
Llegamos a la prisión diez minutos después de nuestra última conversación.
Formamos una fila para entrar, nos registraron y nos dieron el uniforme. Sinceramente esperaba el típico traje naranja, pero en realidad es verde, un verde tan triste que hace ver la prisión aún peor.
—Es un color muy triste, ¿no? —le dije a Lysandra.
—¿Tú también esperabas el naranja? —preguntó.
—Creo que hemos visto mucha televisión —le dije.
—Lo que creo es que este color es para las nuevas —comentó.
Cuando nos llevaron a cambiarnos, me preparé psicológicamente para saber que nunca más iba a ver mi vestido morado con puntos blancos, estilo de los 50's. Lo pusieron en una bolsa de evidencia, supongo que desde que me lo cambié por la camiseta blanca y no sé por qué lo trajeron aquí.
No es una prisión de máxima seguridad, así que no estoy en una celda.
A las más nuevas nos llevaron a una reunión donde nos explicaron todo.
—No es una prisión de máxima seguridad, así que pueden estar al aire libre cuando quieran entre las 7 am y las 5 pm —dijo una oficial.
—A las 6 am, 9 am, 12:30 pm, 3:15 pm y 6:30 pm deben presentarse al comedor, quien llegue cinco minutos tarde, no tiene derecho a entrar —dijo otro.
—Los baños son de 5 am a 8 am, excepto por el tiempo que tarden desayunando —dijo un tercer oficial.
—Las visitas son solo una vez por semana, las suyas serán el domingo, por ser el día que ingresaron.
Cada oficial tenía su parte de la explicación, como si lo estudiaran cada noche y lo expusieran cada mañana.
Puse mucha atención a todas sus explicaciones, si voy a estar aquí siete semanas, tengo que hacerlo bien.
Salimos de la reunión directo a nuestra habitación, que parece más un orfanato que una cárcel. Camarotes acomodados en líneas perfectas.
Por suerte, Lysandra está en la misma habitación. No es que ya la considere mi amiga, pero es bueno tener alguien con quien hablar, aún cuando esa persona está en prisión por tráfico de drogas.
Las camas de aquí no son tan incómodas como en la que dormí las últimas dos noches. Al menos tienen colchones.
Sea cómoda o no, tengo que acostumbrarme, será mi cama durante siete semanas, casi dos meses, 49 días.
Spencer pretende que use esas siete semanas para recordar cosas que me libren de ser culpable, pero ¿qué pasa si me esfuerzo tanto por recordar y mi mente empiece a inventar cosas?
Me propuse recordar cada detalle antes de dormir, y reunir todos esos detalles para el día de visita. Tal vez si recuerdo algo muy importante, salga de aquí más rápido.
Me acosté, tomé mi sábana y me cobijé. Cerré los ojos y no empecé a recordar desde el viernes, sino desde mucho antes.