Noches de diversión

Capítulo 16

Domingo 18 de junio del 2017 (Tercera visita)

Ayer me llevé la sorpresa de que quien va a venir hoy de visita es Benton. Me alegró muchísimo, pues lo que había dicho Spencer me dejó pensando toda la semana, hoy es mi oportunidad de hablar con él y preguntarle sobre la situación.

No parecía que estuviera drogándose, cuando una persona lo hace se nota, pero él seguía siendo el mismo Ben. De hecho, parecía que estuvo haciendo ejercicio.

Me vio por una ventana, agitó su mano en forma de saludo y mostró una gran sonrisa.

Entró al lugar de visitas y se sentó en la mesa conmigo. No hizo el intento de abrazo porque sabe que «nada de contacto físico con las reclusas».

—No puedo creer que esté aquí contigo —me dijo.

—Yo tampoco creo que estés aquí, creí que nunca ibas a venir —dije.

—Lessy, apenas han pasado dos visitas —señaló.

Le dí una sonrisa.

Mientras estábamos hablando sobre como va su vida en libertad en vez de mi vida como prisionera Ingrid pasó junto a nosotros.

—¡Dios mío! —exclamó Ben—. ¿Esa es Ingrid Clarkson?

—Sí —respondí.

—¿Por qué está aquí?

—Planeó un secuestro.

—No puede ser —comentó Ben.

Seguimos hablando de temas variados, pero en un momento no pude aguantar más y tuve que preguntar.

—¿Te estás drogando?

Sí, así de directo salió. No era lo que quería, pero ni siquiera lo pensé.

—¿Disculpa? —dijo mi hermano.

—Lo siento, no quería ser tan direc—

—¿Por qué lo dices? —me interrumpió.

—La visita anterior... Spencer dijo que parecía que te estabas drogando, dijo que ya no eres el mismo —le conté.

—¿Sabes por qué no soy el mismo? Mi hermana mayor está en prisión por algo que ni siquiera recuerda, mi hermano se pasa todo el día trabajando y cuando llega a casa está de mal humor, yo me tengo que tragar sus problemas con Joyce —señaló—. Simplemente estoy cansado, Alessia. Desearía tener un padre o madre para hablar de mis problemas y que los resuelvan con un abrazo, pero tampoco tengo eso, soy huérfano.
»He golpeado sacos de boxeo hasta romper mis manos para, según yo, liberar todo esto, pero es inútil.

Mi corazón se partió en ese mismo instante, y lo entendí. Ninguno de nosotros tres sobrepasamos los 25 años y hemos atravesado cosas demasiado difíciles. La muerte de nuestros padres, sostener el hogar, yo en prisión.

Yo en prisión.

No estaría aquí si no hubiera aceptado esa primera invitación de Shannon a la fiesta. Tuve que insistirle más a ella para que dejara de ir.

Aunque no sea la asesina, me siento culpable, por haber permitido que mi mejor amiga arriesgara su vida de esa manera drogándose en fiestas cada fin de semana, no solo son noches de diversión, es algo que va a cambiar toda tu maldita vida.

—Lo siento muchísimo Ben —dije.

—¿Por qué?

—Por fastidiarte la vida de alguna manera.

—Lessy, tú no fastidias mi vida.

—¡Se acabó la visita! —gritó el oficial.

—Adiós —se despidió Ben.


 


Martes 20 de junio del 2017 (Visita sorpresa)

Anoche pude dormir apenas dos horas. Los oficiales decidieron hacer una revisión en plena madrugada y después de eso no pude conciliar el sueño de nuevo.

Los peores momentos de mi vida no dejaban de pasar por mi mente una y otra vez, excepto la muerte de Shannon. Imposible recordar.

Caminé arrastrando los pies hasta el comedor.

—¡Levanta los pies! —exclamó Lysandra.

—Lo siento —dije—, tuve una mala noche.

Durante tres semanas, he comido el mismo desayuno: una tostada que en realidad no está tostada, huevo frío y viejo y un café que sabe a agua caliente.

Después del desayuno corrí a tomar una ducha fría, como siempre. No lavé mi cabello porque no hay tiempo para eso aquí, lo lavé luego en el lavamanos.

Me percaté de que, con el pasar de los días, me adapte a este lugar y eso está mal. No debería adaptarme, pues estoy segura de que voy a salir pronto de aquí.

Cuando me estaba poniendo mi uniforme naranja, llegó un oficial apurado.

—Tienes una visita, Cook —dijo.

—¿Qué? Pero hoy es martes.

—No importa, tienes una visita.

El oficial me tomó del brazo derecho para llevarme a una sala de interrogación.

—Gracias oficial, ni siquiera había terminado de vestirme.

Mi pantalón naranja está, pero no tuve tiempo de colocarme la parte de arriba, simplemente tenía una blusa de tirantes blanca que se lleva debajo del uniforme para los días sofocantes.

Esperaba encontrarme a Spencer, pero me encontré con un hombre de más o menos mi edad, tenía una mano esposada a la mesa y la otra la movía ansiosamente. Me resultó sumamente familiar cuando lo vi a los ojos, hasta puedo decir que sentí un ligero mareo.

—Hola Alessia. —Sonrió, pero se veía la maldad en esa sonrisa.

—¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?

—¿Quieres la respuesta fácil o toda la historia?

—Da igual, quiero saber quién eres.

—Muy bien, te contaré toda la historia.

Con la mano libre, peinó su cabello hacia atrás y se puso cómodo en la fría silla.

La sala de interrogación siempre es fría, pero esta vez se sentía peor. Debía sentirme segura, porque detrás de ese espejo habían oficiales listos para entrar y aquí dentro había uno en la esquina, pero no, no me sentía segura.

Me asustaba que un hombre esposado a una mesa y con sonrisa maniática supiera mi nombre, pero también estaba asustada de saber quién era porque estaba segura de que ya nos conocemos.

El silencio del hombre después de su último comentario me frustró, así que intenté hacerlo hablar.

—Si vas a contar la historia, que sea rápido porque hace frío.

—¿Tienes frío? Te daría mi chaqueta, pero... —Levantó su mano esposada.

—¡Qué caballero! —comenté sarcásticamente— ¿Puedo escuchar la historia?

—Genial, ¿realmente estás lista para saber quién soy?



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En el texto hay: asesinatos, misterio, recuerdos

Editado: 11.09.2020

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