El cuerpo de Gulf temblaba visiblemente. Había retrocedido varios pasos y se había sentado en los primeros escalones de que ascendían hacia su cama. Tenía la vista fija e inmutable en las azules nomeolvides mientras su pecho subía y bajaba acongojado. Aún resonaban en su mente las crudas palabras con las que Mew lo había amenazado.
El tono en su voz aunque suave y apenas audible lo había obligado a soltarlo y retroceder. Gulf jamás olvidaría aquellas palabras:
"...si te atreves a besarme ahora te juro que esta será la última vez que me verás..."
Mew no esperaba que aquella amenaza funcionara. El Gulf que conocía no se iba a amedrentar por unas palabras así; palabras que se habían oído más débiles de lo que Mew hubiese querido.
Pero fue el único tono de voz que pudo emplear teniendo en cuenta las circunstancias. El calor que había nacido en su entrepierna con aquel roce persistente le había empezado a reptar por todo el cuerpo. Y ese calor abrasador del que ahora eran presas sus labios lo estaba dejando sin aliento y ya le era difícil hasta pensar con claridad.
Había visto solo por un segundo aquellos labios de Gulf, rosáceos y tentadores, buscando los suyos y los había deseado, olvidándose de los malos recuerdos y hasta del resto del mundo que los rodeaba.
Pero lo que parecía el último segundo de cordura le fue suficiente a Mew para pronunciar aquellas palabras. Y, ante su asombro, Gulf lo había soltado, se había alejado y ahora ni siquiera lo miraba.
Mew trató de serenarse. Respiró profundamente buscando que aquel calor abrazador abandonara su cuerpo.
—Lo siento Mew...De verdad lo lamento...
Mew apenas levantó la vista y no daba crédito a lo que sus ojos le mostraban. Los labios de Gulf temblaban y todo su rostro parecía encenderse de un calor abrasador que claramente ya no era excitación sino vergüenza. Mew no podía creer que aquel Gulf que conocía, al que sabía implacable y frío y por momentos hasta cruel se sintiera ahora avergonzado y pidiera disculpas. Eso hizo que Mew olvidara la idea de salir de allí corriendo. Y con un tono suave y bajo le pidió que lo mirara.
— Está bien Gulf, ya pasó. Necesitamos hablar. Debes recordar. Debes recordar quién soy.
—¡Yo te recuerdo! Siento que te conozco más que cualquiera en el mundo. Dime Mew si realmente no te recordara, ¿cómo sabría que tus flores favoritas son las nomeolvides?, ¿cómo sabría que te pasas las noches mirando las estrellas y deseando estar en ellas?, ¿cómo sabría que tu sonido favorito en el mundo es el agua del muelle corriendo tranquila en los atardeceres de noviembre, el mes de tu cumpleaños? Dime Mew, ¿cómo sabría que desde la muerte de tu madre te has sentido solo y abandonado? ¿Que no hay una sola noche en la que no llores por ella? ¿Cómo sabría que tienes un miedo tremendo a morir ahogado desde aquella vez que resbalaste de la orilla del río cuando llovía torrencialmente, tratando de evitar que aquel gatito se resbalará, cayendo tú en su lugar a las aguas heladas? Comenzaste a gritar desesperado tratando de llegar a la costa, te viste arrastrado por la corriente y comenzaste a hundirte... ¿Cómo sabría, si no te recordara que no hay noche en la que no tengas una pesadilla sobre ese día? Dime Mew, si no te conociera, si no te recordara y si no te amara cómo te amo, ¿cómo sabría a qué huele tu piel, a qué saben tus labios? Lo recuerdo , y aún cuando recuerdo todo eso, cuando recuerdo cada detalle de ti, y aunque me esfuerce, no logro recordar el por qué estamos separados. No recuerdo qué te hice o qué me hiciste. He buscado tu número en mi celular y no lo he encontrado. O lo borré yo o lo borraste tú. Algo debe haber sucedido antes de esa loca picada. No sé por qué nos distanciamos pero créeme que lo que haya sido lo podemos arreglar. Si yo te he hecho algo, te imploro que me perdones. Y si has sido tú, créeme que ya lo he olvidado...
Mew no pudo evitar sonreír al escuchar aquellas últimas palabras. Tenía los ojos húmedos y estaba visiblemente conmovido.
—Dime Mew, ¿todo lo que te acabo de contar sobre ti, es cierto? ¿O es solo un invento de mi mente golpeada?
—Todo es cierto...— susurró Mew— No sé cómo lo sabes pero cada palabra que has dicho es cierta. No recuerdo habértelo contado nunca...
— Quizás tú también te has golpeado la cabeza.— bromeó Gulf.
Mew volvió a sonreír.
— ¡Eres tan hermoso cuando sonríes así!— la voz de Gulf tembló— Si prometo no intentar besarte otra vez, ¿prometes que te quedarás conmigo esta noche?
— Lo prometo...
Mew se asustó de sí mismo. Ni siquiera había pensado la respuesta. Le brotó de sus labios con una rapidez que lo hizo temblar. Miró a Gulf como si fuera la primera vez que lo veía, como si lo estuviera conociendo por primera vez, como si fuera alguien nuevo, distinto, extraño, alguien al que era imposible no amar...
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Editado: 05.09.2024