Norte

XI

Las horas pasaron, mientras las noticias iban de mal a peor, los vuelos cancelados, las carreteras cerradas por el fuerte temporal y una tormenta que no daba tregua a nadie de descansar, las horas fueron acumulándose hasta llegar cerca de las 8 de la noche, el bullicio era lo único constante, gente que buscaba comunicarse con sus seres queridos para saber de su estado en medio del temporal, algunos rugían de iras al no permitírseles la salida, ya que por más que quisieran las estaciones de policía había impedido el abandono para resguardar la seguridad.

La nieve se apilaba volviendo cada vez más profundo el poder caminar.

Saya estaba sentado en una esquina junto a su padre y un par de maletas que habían enviado antes de tomar el vuelo, era seguido por la mirada de su padre que no permitiría que se le volviese a escapar, ya fueron advertidos por los guardias de seguridad al llegar a la travesía de su hijo y más les valía comportarse, ya que ninguno de los dos sabía cuanto más duraría la tormenta que se desataba afuera.

Ela había vuelto con su madre para contarle lo que había visto, pero fue inútil, su madre necesitaba toda su atención en el millar de número que descendían en cascada en papeles blancos de documentación importante, así que decidió abandonar la idea por ahora y centrarse en leer un poco.

“–!Hey!, dile a Géminis que no mire hacia arriba– dijo Sebastián mientras se alejaba cargando un cartón en brazos.

–Géminis– dijo Sara acercándose a aquel tipo cuya única emoción era la de respirar –no… no mires hacia arriba–. Géminis hizo caso omiso de la advertencia cuando de repente en su frente se estampaba desechos de un pájaro posado en el alambrado del almacén”.

Ela rio tan fuerte que le dolieron las mejillas.

–Señores pasajeros y personas en general– anunciaba la vocera –según el pronóstico, la tormenta durara un par de días más, así que para procurar su seguridad y estadía estamos preparados para emergencias como estas en donde se racionalizaran algunos aperitivos y la disposición gratuita de nuestros servicios, pedimos de favor encontrar un lugar donde pueda mantener cómoda a su familia y evitar inconvenientes con sus pertenencias…–

–Bla bla bla– imitaba Saya a la palabrería incesante.

–Saya compórtate, no te burles– dijo el padre regañándolo.

–No es que me burle, sino que solo dan vueltas a lo mismo y lo mismo, no saben cuándo se acabara esto y además creo que no podríamos viajar y si mejor ¿Regresamos a casa?– soltó una sonrisa angelical llena de malas intenciones.

–Es lo que iba a intentar hace unas horas cuando la tormenta era menos fuerte, pero con tus escapadas y el aviso de los guardias de seguridad es algo que no podremos hacer por ahora, así que será mejor que te acomodes, pasaremos la noche aquí–

Saya frunció el ceño ‘¿Ahora es mi culpa?’ pensó sin admitir su error.

–Te prometo que no haré ninguna travesura, solo déjame ver que hay en el segundo piso– Saya no soportaba estar quieto –te avisaré donde estoy y si quieres te mando una foto– haría lo que sea por moverse un poco de ahí.

–¿Cómo?, si el internet está ocupado y apenas logro conectarme– dijo el padre buscando los peros que acompañarían a su negación.

–Avisaron que todo aquí está a nuestra disposición –

–Los servicios– aclaro –como pueden ser higiénicos, de resguardo, de encargo– tenía que aclararle si no Saya se lo tomaría muy apecho el mini fallo.

–Los teléfonos– señalo Saya a la zona de teléfonos públicos –los teléfonos también son un servicio, no necesitan internet–

No había fallas y existía los medios donde Saya no podría romper su promesa.

–No te detendrás hasta un no, ¿verdad? –

Saya sonrió malévolamente.

–Mira Saya, puedes ir, pero no hagas que nos manden de aquí, tendrás que llamarme cada media hora y decirme donde estás– dijo el padre entendiendo que era mejor poner límites a que Saya los rompiera.

–Te lo prometo– sonrió Saya levantándose de un salto.

–Por favor, en serio no hagas nada que nos pueda sacar de aquí–

–Sí sí lo prometo– dijo Saya perdiéndose entre la multitud.



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En el texto hay: historia corta, aventura, ambivalente

Editado: 27.05.2021

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