Norte

XIX

–Informamos al personal que se requiere de su ayuda en la zona de embarco D4…– sonaba casi como un eco, mientras el bullicio aumentaba poco a poco.

Saya despertaba poco a poco, sobre un montón de maletas cerca de unas sillas metálicas, todo a su alrededor era confuso mientras el sueño lo jalaba lentamente a volver a dormitar.

–Descansa Saya el vuelo se retrasa hasta mañana– dijo su padre apartando los mechones de su cara.

Saya se despertó repentinamente ‘¿Vuelo?’ se preguntó así mismo.

–¿Don… dónde estamos? –

–Seguimos en el aeropuerto–respondió el padre mientras rejuntaba sus pertenencias y los metía a la maleta –la tormenta se detuvo repentinamente en la mañana como si nunca hubiera pasado, hasta la nieve se derrite rápidamente, te juro que si sigue así el clima por culpa del cambio climático vamos de mal a peor...–

–Pero… yo estaba– Saya sonaba confundido poco a poco los recuerdos volvían a su mente –yo estaba arriba con…–

–Te encontré en el piso durmiendo después de que no supe nada de ti, te fui a buscar y te traje aquí– sonrió el padre acomodando impecable todo.

Saya se levantó de un salto y corrió al segundo piso.

–¡Hey! ¿A dónde crees que vas? –

Saya corrió sin detenerse, algo que duro poco, aún había gente que interrumpía su camino, más de la que había el día anterior, todo empezaba a tomar la normalidad, por los ventanales la luz atravesaba aclarando todo a su paso, la gente tomaba sus cosas mientras corría a lugares que ahora no importaban, el personal de seguridad guiaba, mientras Saya buscaba la manera de subir, a veces perdía el rumbo la gente se interponía en su camino hasta que llego cerca de la pared de cristal de anoche, había palabras, había letras escritas en ella, algo que lo emociono mucho, ahora podría hablar con aquella chica, con Ela.

Subió tan rápido como pudo las gradas eléctricas, saltándose algunas a su paso, cuando giro la esquina para llegar a la zona VIP, se detuvo de golpe al ver a una señora de la limpieza desvaneciendo sus palabras con un trapo húmedo, varios borrones se tragaban palabras enteras mientras la pared estaba casi limpia, por dentro las palabras de Ela habían desaparecido, solo faltaban las de él.

Las operaciones del aeropuerto se habían reanudado tan pronto las condiciones climáticas fueron de mejores a excelentes, algunos pasajeros habían reservado un hotel en caso de que el clima volviera a un principio, otros regresaban a casa; los vuelos no se retomarían hasta que se confirmara que el clima era idóneo para continuar, algo que no tomaría mucho tiempo, ya que el clima era perfecto en todo sentido.

–Tendremos que pasarla aquí, ya le avisé a mamá y todos están de acuerdo, venga toma tus maletas que nos regresamos a casa– dijo el padre de Saya optimista.

Saya tenía un nudo en la garganta, mientras la imagen de aquella señora borrando sus palabras dolían como si aquello fuese el peor pecado, busco a Ela por todos lados, pero no la encontró por ninguna parte.



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En el texto hay: historia corta, aventura, ambivalente

Editado: 27.05.2021

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