Me deslizare por las mantas de la soledad
y me referiré a ti como una maldita sensación.
Preferiré el vino,
más que a tus labios.
Dejaré una nota,
la última,
sabrás que te quiero,
pero
eso siempre lo has sabido.
Ahora siento la pesadez de mis ojos
y mi pensamiento eres tú.
Y pronto se ira este maldito invierno,
y cenizas de este nefasto amor se esparcirán por el cielo.
Un mirlo cantará triste: ya no te espero.
En mi somnolencia, te pensaré
luego
quizás luego
me olvide de ti.