Notas de una maldita sinfonía

Capítulo 2

Shelly se levanta suavemente, siente su cuerpo debilitado, su rostro ha tomado un palidez inusual, se mueve lentamente, intenta avanzar sosteniendo por los bordes de los muebles, la falta de sueño le ha hecho muchos estragos, su tristeza sigue en aumento, se dirige a su baño, se queda inmóvil por unos minutos, desliza sus prendas hasta dejarlas en el suelo, coloca una mano sobre su pecho para comprobar que su corazón aún latía, va a un espejo sobre el lavabo y queda viendo su cuerpo desnudo, sonríe pero flaquea en su intento, varias lágrimas salen al descubierto, recorren su mejilla y se deslizan sobre su piel hasta que caen, ella ya no las limpia solo deja que fluyan. Entra a la ducha y gira la llave, el agua fría hace su piel erizar, gira la otra para regular la temperatura, queda de pie cabizbaja y el agua de la regadera sirve de camuflaje ante aquellas lágrimas incontenibles.
Termina lo más rápido posible, seca su cuerpo y luego lo cubre con una toalla, sale temblorosa y se dirige a su armario, elige una sudadera gris y unos jeans ajustados, la ropa interior la elige al azar de un pequeño cajón en la parte inferior, se colocó unos calcetines y puso unos tenis negros.
Se termina de alistar, coge su mochila y celular, sale con prisa de su cuarto, su rostro ahora inexpresivo y gélido, baja las escaleras con mayor firmeza, en la cocina su madre la espera con el desayuno preparado; en una mesa se encuentra un plato con algunos panqueques cubiertos con miel de Maple, el recipiente se encuentra a un costado lleno.
Toma asiento y come con rapidez, su móvil empieza a vibrar, revisa y tiene varias notificaciones de redes sociales y otras cosas, solo observa la hora, son las 6:45 a.m., después ignora todo, su madre queda viendo confusa de lo que estaba viendo en comparación a hacía pocos minutos.

– ¿Irás a la escuela? –pregunta angustiada la madre observando su mochila– ¿Y lo que ha ocurrido...? –se interrumpe con miedo de haberse equivocado.

– Claro que iré –dice mientras termina su desayuno, añade un poco más de miel al último, da unos bocados antes de contestar– Disculpa, mi vida no se detendrá y lo que sucedió fue a él no a mí –balbuceó con apatía, no dijo nada hasta que terminó.

– ¡Esto es una absurdidad! –dijo molesta, Shelly solo la veía y no interrumpió– Hace poco estaba desolada llorando por él y ahora estás de vuelta con tu actitud tan nefasta, no te entiendo –se giró y empezó a recoger los trastos de la mesa.

– Lo siento, es difícil de entenderme y aún más que intente explicar –se levantó y se fue a cepillar los dientes, después volvió y le dió un beso en la mejilla a su madre– Nos vemos luego, llegaré tarde –exclamó mientras partía.

Uno de sus compañeros estaba afuera esperándola con un coche gris, lo saludó y no dijo nada más, el tráfico aún no se hacía presente, el calor disminuyó considerablemente, la brisa fresca rozaba su rostro mientras ella se postró en la ventana para ver cómo todo seguía su curso, daba suspiros llenos de nostalgia, él giraba con preocupación. Un joven con ojos oscuros que intentaba mantener la vista en el camino sin poder evitar revisar la presencia de ella, sus dedos contenían el volante con firmeza aunque movía ansioso una mano por acariciar su cabello, su cabello es oscuro y acomodado hacia el lado izquierdo. Al llegar al estacionamiento de la institución Shelly pronunció "Gracias Max" y se fue sin esperar respuesta, tuvo que ir al auditorio porque tenía que ensayar para su presentación, caminó por el pasillo con prisa, todos ya estaban en clases así que le fue más fácil avanzar.
Abrió la puerta despacio para evitar interrumpir, nadie notó su llegada, se sentó en las últimas filas, dos  compañeros están en escenario, tres sentados en los primeros asientos al frente con sus teléfonos y audífonos, y otro solo sentado sin ver lo que ocurre y uno está acostado sobre el piano, aún no llega el profesor, hay algunos instrumentos en el suelo; dos guitarras acústicas con su respectivo estuche, una armónica sobre el piano y una batería al fondo, casi oculta por el telón negro. 
Se levanta y decide acercarse, da un pequeño golpe al extintor, pero nadie lo nota, todos siguen distraídos, sigue avanzando y queda de pie en la primera fila, toma asiento en el primero.

– ¿Tan tarde llegué?, ¿Ya ha terminado el ensayo? –preguntó Shelly en voz baja, aunque hubo un pequeño eco, todos se giraron hacia ella sorprendidos.

– ¿Tú qué haces aquí? –dijo Leo admirado desde arriba del piano, se levantó rápidamente; él es de piel morena, bastante atractivo, con el cabello corto ondulado, ojos color miel, de complexión delgada, viste de una playera blanca con notas musicales en el centro, también porta una chamarra negra y unos vaqueros

– ¡Tú cállate Leo! –gritó y él se quedó callado esbozando una sonrisa, se volvió a acostar– ¿Es que pensaron que no verían en un mes?, ¿Ya han encontrado un buen remplazo para mí? –dijo Shelly burlándose, empezó a avanzar más.

– Pues te ves muy tranquila, ¿No deberías estar llorando? –cuestionó Nora, una chica sentada mientras retiraba los audífonos de sus oídos.

El cabello de Nora es rizado y tiene una variación de colores que hace ver un degradado, el cual inicia con morado pasando por azul y quedando en celeste en las puntas, en sus uñas su esmalte tiene los mismos tonos, es de tez clara y estatura pequeña, portando una blusa manga larga negra y una mini falda asimétrica, unos botines negros. Ambigua se encuentra Liss es más alta en comparación a las demás, su cabello es castaño claro y apenas le roza el hombro, tiene una hermosa heterocromía en el izquierdo es de color azul y el derecho se asimila a un grisáceo, cejas delineadas y labios con un labial platinado, su blusa blanca es cubierta por un blazer negro, usa un mini short de mezclilla y sus tenis con tacón son azules. Y en el penúltimo asiento de la fila, al fondo está casi acostado Jesús, divagando por sus pensamientos, está despreocupado, sus ojos cafés ven al techo y parpadea lo menos posible, siempre viste de sudadera, era color negra, sin ningún tipo de decoración al igual que sus tenis, su jogger es blanco y simple, su cabello es rizado y acentúa su mirada.



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En el texto hay: miedo, thriller, terror

Editado: 14.08.2020

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