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Capítulo 37: "♫Escalinata♫"

Por ahí dicen que lo primero que juzga el ser humano al tratar con alguien es su apariencia, y eso es una realidad que no podemos esquivar; la tendencia es clara, y está bien arraigada, es por ello que debemos aceptarla por obligación, sin embargo, ¿es algo que realmente tendríamos que engullir así sin más? Muchas personas suelen actuar como algo que no son, y la dureza a veces es su escudo al igual que la timidez. Estas actuaciones pueden llevarnos a malos entendidos y hasta crear situaciones contrarias a las deseadas, de este modo, podemos apreciar el caso de Alik Reverse, quien a pesar de resolver que la mejor manera de sacar del camino a alguien, era dejando toda la responsabilidad sobre éste, lo que terminó por acarrear en las actuales consecuencias. No obstante, él bien sabe que la realidad debería ser otra, aunque le cueste adaptarse a sus incontrolables sentimientos que, casi le obligan a derramar unas cuantas lágrimas. Por el otro extremo, presas de un mal que al tocarlos les sacaría su preciado aliento de vida e injustamente les impedía el paso, nuestros valientes héroes, se preparaban para darle una resolución definitiva a esta nueva etapa.

—Nuestro alrededor debería servirnos como motivación para encontrar algo que nos permita pasar —mencionó Léa.

—Antes de eso, princesa —se dirigió a ella el guaperas del grupo—. Quisiera preguntar. ¿Cómo es que esta enana y la gata pueden ver a ese ser y nosotros no? —la duda que había quedado momentos antes en el aire, volvía a ser vigente, y esta vez, no dejaría atrás la búsqueda de la sabiduría.

—En el caso de Diamant es fácil de decir —explicó la princesa mientras gesticulaba con sus manos—. Su raza es del tipo que detecta a los seres sobrenaturales, mientras que la de Zaid no puede hacer eso.

—Así es. Como lo explicó la señorita Léa, no se nos permite ver ni sentir, pero sí logramos enfrentarlos en el caso de una posesión —explicó, pues el linaje de su estirpe, le facilitaba tal tarea, más que nada por su actuación como soporte.

—¿Y qué hay de la enana? —volvió a interrogar el de mechones dorados.

—No te haría daño preguntármelo directamente, después de todo estoy aquí —se quejó la más baja e inmediatamente, Reverse miró a otro lado frunciendo el ceño, acompañando ese gesto de un ligero rubor; a fin de cuentas, al chico le había sobrevenido la vergüenza, de ahí que no se animaba a hacerlo directamente.

—Como sea… aquellos que han tenido una experiencia cercana con la muerte, también son capaces de verla, por eso es que… yo puedo visualizarla —declaró con una leve pausa la joven. Por una parte, Léa no se veía sorprendida por el dato, y eso se debía a que ella estaba informada, no obstante, no pasaba lo mismo con el resto, quienes se abstuvieron de ir más lejos. Sin embargo, aunque a Reverse le picaba la curiosidad por tal asunto, decidió que era mejor dejarlo atrás.

—Disculpen —tosió suavemente Zaid para cambiar de forma sutil el tema—. Sé que la charla ha tomado un giro interesante, pero necesitamos hacer esto —lo que señalaba específicamente el zorro, era que la muerte no se iría con la charla.

—Tienes razón Zaid, disculpa —mencionó Léa.

—Aún no veo una solución a esto —a pesar de que Alik observaba alrededor suyo, notaba solo la vegetación y un árbol que probablemente caería en cualquier segundo por su propio peso.

—Será mejor que caminemos un poco —aconsejó su majestad.

—Si tan solo hubiera un puente o algo así —mencionó con angustia el rubio, e inmersos en la charla, no se dieron cuenta de Iris se fue unos segundos, aunque volvió rápidamente.

—¡Por aquí, por aquí! —dijo Iris, y al juzgar por su entusiasmo, encontró algo que era de su completo interés.

—¿Qué ocurre Iris? —preguntó la futura reina con un tono de voz muy dulce.

—Encontré un puente, pero está roto —notificó la joven.

—¿De qué nos sirve un puente roto? —se quejó Alik una vez más, y con su típico mal humor de regreso.

—Claro que nos sirve —avisó con buen humor Zaid, luego éste se dirigió a la chica que amaba—. Llévanos a ese lugar princesa —pidió amablemente, a lo que la muchacha que aparentaba menos de la edad que poseía, se adelantó a los demás asintiendo, y enseguida, dieron con un puente que estaba destruido por la mitad. Las maderas del dichoso de alguna forma habían sido quebradas deliberadamente con la intensión de impedirles el paso, más la estructura, al juzgar por el brillo intenso que recubría la madera, indicaba que le habían dado un buen mantenimiento hasta no hace mucho, por lo que definitivamente, aquello había sido llevado a cabo con toda la mala intensión.

—¿Cómo piensas hacer que esto funcione zorro? Ese puente no va a servirnos de mucho a menos que digas que pasemos entre sus cuerdas que aún sostienen algunas de sus tablas. Pero si me lo dices de esa forma, creo que sería aún una locura con ese bicho dando vueltas —Alik dio su punto. A todo esto, muy equivocado el catalizador no estaba, ya que el heredero de la familia Reverse, aunque no pudiera discernir al sujeto que los esperaba dentro de ese abismo, por lógica intuía que no era buena idea hacer semejante cosa.

—No es ese mi plan —aclaró Zaid.

—¿Entonces? —Alik elevó una ceja, y ante esto, el rubio, sonrió divertido, y sin hacer más larga la espera, apoyó una de sus manos sobre uno de los postes.

—Solo observa —aquellos que conocían un poco más la naturaleza de Zaid, sabían a la perfección qué era lo que planeaba hacer, no obstante, una de esas personitas no.

—Esto me intriga nya —dijo Diamant.

—¿Desconoces los poderes de un zorro mágico? —preguntó Iris a la gata.

—Bueno… en mi caso, es la primera vez que veo actuar a uno —declaró la de cabellos azules. Esta charla entre las dos jovencitas, no duró mucho, pero no era necesario que se supiera más, especialmente, porque la actuación que desencadenó Zaid, fue la que las hizo callar. Desde el cuerpo del rubio, una impresionante aura celestial se empezó a formar como si se tratasen de olas al viento, y más adelante, pequeñas chispas parecidas a estrellas se esparcieron por todo el resto de la estructura, e igualmente, con mucho cuidado, las piezas alguna vez castigadas, se unieron hasta quedar como nuevas.




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