Nothing is easy [editando]

Capítulo 22

Capítulo 22: Clara K.

Salimos a primera hora ya que no era seguro, lucas se encontraba un poco paranoico y no se sentía cómodo, su inquietud me la contagió y es así que me desperté en la madrugada, cuando recién estaban saliendo los primeros rayos del sol.

Llegamos al pueblo, mi casa seguía en construcción y se estaba avanzando con rapidez, Lucas al bajar se va directo a su habitación e intuyo que debido a su presentimiento él aún estaba desconfiando de su alrededor, escucho su voz alterada y temblorosa.

Subo y doy unos ligeros golpecitos a la puerta.

—Ingresa — escucho su voz.

—¿Estás bien? — Estaba sentado en el filo de la cama con sus brazos apoyados sobre sus piernas — ¿Puedo ayudarte en algo?

—Todo está bien — levanta su rostro regalándome una sonrisa — No tienes nada de qué preocuparte, lo solucionaré.

Camino hasta donde estaba poniéndome al frente de él acariciando su cabello.

—Lucas, no estás solo — me mira. — Estoy aquí dispuesta a luchar contigo si es posible, no estás solo.

—Me estoy cansando — musita. — Quiero gritarles a todos que yo soy inocente, que nunca me atrevería a lastimar a nadie.

—Lo sé — abraza mi cintura y apoya su cabeza en mi pecho. — Es por eso que debes de jugar su propio juego, no puedes ignorar el problema dejando que solo tus abogados lo solucionen, exige que te informen y que discutan cualquier decisión contigo.

Luego de eso le dejé solo y le avisé que estaría donde Carmina, no estaba tranquila seguir mirando como se preocupaba, y me hacía mal a mí y a mi bebé el estar angustiados, es por ello que traía los rollitos de canela.

Para mi sorpresa la tienda estaba cerrada, así que decidí tocar la puerta con la esperanza de que se encontrara dentro.

—¿Qué haces? — era Nandito — No está doña Carmina.

—¿Qué ha pasado? — me preocupo — ¿Está bien?

—Si, si no te preocupes — sonríe — Están en mi casa ¿Vamos?

—¿Seguro que está ahí?

—¿Cuándo te he mentido, Clarita?

Camino junto a él hacia su casa. Me alejo un poco de ya que estaba muy cerca y sonreí intentando que la tensión de mi cuerpo desaparezca.

—Te ayudo a llevarla — señala la cajita donde estaban los rollitos de canela — Parece pesada.

—Gracias — sonrío entregando la caja — No está pesada, pero ya me duele el brazo.

—Por cierto, ayer fui a tu casa y no estabas — volteo a mirarlo — Pero me encontré con un hombre.   

—Seguro es uno de los trabajadores que están construyendo — frunzo mi ceño.

—No — estaba pensativo — Era diferente, él tenía un pequeño maletín y preguntó por tu esposo.

—¿Lucas? — vuelvo a mirarlo.

—¿Acaso tienes otro esposo? — sonríe.

—No…no, claro que no — sonrío incómoda. — ¿Te dijo algo?

—La verdad es que no le entendí — encoge sus hombros restándole importancia — ¿Ayer salieron?

Cambia de tema y noto que nos estábamos acercando a su casa.

—¿Por qué hay tanta gente? — señalo su casa.

—Estamos en una reunión vecinal, están acordando cuando traer a los del cable televisivo. Ya sabes, aquí la señal es débil y es preferible mejor contratar un cableado televisivo.

—¿No tienen televisión?

—Si tenemos — se ríe — Pero la señal que agarramos es de canales ecuatorianos y no es posible ver canales nacionales peruanos.

Asiento, comprendiendo lo que me trataba de decir. Ingresamos y había mucha gente que conocía de vista y nunca había entablado conversación con ellos.

—Clarita — me llama Carmina y camino hasta donde estaba ella alejándome de Nandito — Muchacha ¿Dónde has estado?

—Salí con Lucas — sonrío. — Le he traído rollitos de canela.

Abro la caja revelando los postres y la sonrisa de doña Carmina se ensancha, agarra uno y le da un mordisco sin dudar.

—Está delicioso —  me indica que les dé a los que estaban reunidos. —  Clarita los ha hecho, coman, coman.

 Estábamos en la sala de Josefina, aunque me sorprendió, Don Juan estaba ahí junto a una señora muy joven.

—Es la novia — susurra Carmina. — Se separó de la mujer y trajo a vivir al pueblo a la amante.

Asiento entendiendo la situación.

—Y su…

—Oh querida, Bertha está en el otro mueble — señala con su mentón.

Bertha era morena, cabello oscuro y lo traía suelto, miraba con mala cara a su esposo; no lograba entender el pensamiento de don Juan, ¿Qué ganaba con hacer sentir incómoda a su ex mujer, sino también a los que estábamos ahí reunidos?

—Solo ignoralos, si la sigues mirando comenzará a contar la historia de la separación y eso será peor.

Me acomodo mejor al costado de ella y así da comienzo a una junta vecinal.

Como ya Nando me había explicado, en este pueblo no tenía señal televisiva, con las justa y alcanzaba la señal telefónica, ocasionando la desinformación del pueblo, es por ello que se habían puesto en acción logrando que uno de las tantas empresas, quisieran extenderse hasta donde ellos estaban, ya que era el pueblo completo el que estaría haciendo el contrato.

La reunión en sí era para designar el día en el que todos estuvieron dispuestos a ayudar y estar ahí verificando que todo salga bien.

—¿Tu esposo nos apoyará? — pregunta la madre de Fernando.

—Yo, yo creo que no, él está ocupado.

—Si, yo ayudaré — entra Lucas sin previo aviso sorprendiéndome — Si eso hará que mi esposa pueda mirar sus películas románticas, yo me apunto.

Los cuchicheos, silbidos no se demoraron en aparecer, haciéndome sonrojar de inmediato; Lucas se posiciona tras de mí y pone sus manos en mis hombros.

—Yo quisiera un esposo así — habla Bertha — El mío me tocó patán y putañero, que suerte tienes muchacha.

Volteo a mirar a Don Juan y a su novia, pero estos ignoran el comentario de ella.

—Bueno — da un fuerte aplauso Fernando — ¿Se quedarán a cenar?



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En el texto hay: mentiras, embarazo, decepción

Editado: 01.07.2024

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