Un anómalo había sido liberado de su anomalía.
Un anómalo había vuelto a ser humano.
Un anómalo había vuelto a ser humano por mí.
Mis facciones debieron de haber copiado las estupefactas de mis amigos, mi boca abriéndose hasta prácticamente dislocarme la mandíbula. No saqué mi mirada de la de Noah, quien había dado la supuesta noticia, cómo si eso me permitiera buscar algún tipo de mentira o broma en sus palabras. Me negué apenas las palabras volvieron a repetirse en mi mente en ecos y la agité con fuerza.
—No.
Fue Tom el que dio unos pasos hacia la camilla y apoyó sus manos en los barrotes.
—Tay...escucha.
—No es posible.
—No vas a ponerte a discutir algo que no viste, ¿o sí? —la voz tajante del otro gemelo me hizo girar mi rostro hacia él, automáticamente mis facciones frunciéndose. Lo veía preocupado y entendía por qué, pero no había porqué cambiarme el tono.
—Voy a discutir mis capacidades porque queda claro que la que más sabe soy yo —no me mordí la lengua al contestarle, algo que lo hizo dar un paso hacia atrás. Me obligué a relajarme, todos estábamos tensos con la situación y probablemente muy confundidos. Lo suficiente para pensar que yo había hecho algo así—. Y créanme, sé que no soy capaz de lograr algo así, de haberlo podido hacer ya lo habría hecho.
Una mano se apoyó en mi hombro, lo cual me hizo recordar que Olivia seguía estando a mi lado.
—Tay... —por la forma que ya empezaba a hablar, sabía que no iba a convencerlos de lo contrario—. El tipo fue encontrado rostizado prácticamente, no llegó a hacerse polvo por cuestión de segundos... no tenía más su anomalía.
—¿Y por eso piensan que fui yo? —volví a preguntar—. ¡Podría haberlo debilitado! No más que eso. ¿Volverlo humano? Imposible. Encima, ¿cómo suponen que es humano? No se muestra ni en el ADN o lo que fuera-
—Porque gritó que lo perdonáramos —interrumpió Luna, cruzada de brazos y mirándome bastante confundida y angustiada al mismo tiempo. Aiko a su lado estaba igual—. Momentos antes de que todo se... apagara, él gritó que lo perdonáramos, que no había sido él. Fue horrible.
Me acordé de la voz del hombre, de Javier, gritando un discurso que no tenía sentido. Lo grave y gráfico que había sonado, la furia en sus cuerdas vocales que no parecían ser humanas. No me pude imaginar esa voz pidiendo disculpas, tampoco me acordaba haberla escuchado por sobre mis gritos. Asociar lo que escuché con lo que me estaban diciendo no era algo posible, el tipo había llegado sediento de una venganza que no entendía. ¿Por qué se disculparía de haber hecho algo que "él" no había hecho?
Tom carraspeó su garganta antes de volver a hablar.
—¿Recuerdas la charla que tuvimos en nuestro cumpleaños? ¿Sobre evolucionar? —empezó, algo a lo que pude asentir y concordar. El crecimiento, desarrollo y avance de nuestras anomalías con ellas—. Sí pudiste ser capaz de aceptar eso, ¿por qué no te vez capaz a ti de estar evolucionando también? Te recuerdo que ya una vez lograste eclipsar una anomalía, inconscientemente, hace unos meses atrás. ¿Qué tanto más trabajo te daría simplemente anularla?
La memoria seguía bastante fresca en mi mente, por más tiempo que pasara. La primera vez que había brevemente estallado con mi anomalía, Logan en sus rodillas confundido y débil, irónicamente hablando de su anomalía de fuerza, mirándome sin saber que iba a venir. El Doc había mencionado que yo había eclipsado su anomalía, que lo había debilitado, y también, ese mismo día, había deducido que mi anomalía era una única que abarcaba mucho más de lo que habíamos pensado. Terminó teniendo la razón.
Enterré mis dedos en el colchón en el cual seguía sentada. Yo no había pensado mucho en cómo o cuando evolucionaría, qué más sorpresas se calarían entre mis dedos, el peso que me haría cargar que podía hacer algo así. Si ya era mucho antes, ahora se estaba volviendo incontenible.
Inconscientemente me había sentado sobre mis rodillas y me incliné hacia Tom.
—No puedo aceptarlo, Tom... —murmuré—. ¿Entiendes la responsabilidad que recaería en mí si verdaderamente puedo hacer eso? ¿O en el caso que mi hermana también pudiera?
No me entraba en la cabeza lo que en realidad significaría que podría sacar anomalías de las personas. Cuánto significaría para los anómalos que quisieran volver a los pueblos, para la gente que extrañaba sus familias, o para los mismos militares que ya tenían un seudónimo para mí y pruebas de que había un anómalo suelto capaz de evaporizarlos. ¿Y que ahora pudieran "curar" lo que tanto cazan?
Sería la buscada número uno en el mismísimo mundo. Y mi hermana la segunda.
Antes de que me pudiera responder, unos llantos me hicieron girarme en la dirección dónde venían, y llegué a reconocer el pelo azul de la pobre Cassia removerse al ser tratada por una quemadura grave en su espalda y piernas. Luna se removió inquieta en su lugar y Aiko la terminó abrazando para que se relajara. Su dolor me recordó la venda en el gemelo, mis ojos cayendo en él y sin sorprenderme que los suyos siguieran en mí.
Con mucho cuidado me levanté de la camilla, Olivia tomándome de uno de mis brazos para verificar que estuviera estabilidad.
—¿Cómo está su herida? —le pregunté a ella mientras ladeaba mi cabeza en dirección de Noah. Olivia chasqueó su lengua al rodear los ojos.
—Sólo me dejó tratarla brevemente mientras estabas inconsciente —gruñó—. No podía hacer que se quedara quieto.
—Ya estoy despierta y bien, así que —estiré todos los músculos de mi espalda al levantar mis brazos por sobre mi cabeza, siseando del dolor al sentirlos tensos. Tom le palmeó la espalda a su hermano para que tomara lugar en dónde estaba yo antes y por más que soltó un resoplido, hizo caso y se sentó en la camilla.
Apenas Olivia se acercó, ya tenía uno de sus dedos señalándolo.