Félix Holfman:
— Me inscribiré al periódico del instituto. Será pan comido — la miré, esta chica era muy extraña.
— Me debes un favor — le dije.
— ¿Por qué?
— Me acabas de meter en un lío, sin venir a cuento.
— Ah, ok. — No pensé que aceptara tan rápido. — Di que quieres, pero ten cuidado con lo que pides. — me advirtió, mirándome sería, me encantan sus ojos grisáceos.
«Es hermosa» pienso mientras la sigo mirando, ella no me hace el mínimo caso.
La analizo con la mirada, su cabello rubio rizado por las puntas, lo lleva atado en una coleta, sus ojos grisáceos y las pestañas pequeñas que la conforman, su nariz pequeña, sus labios pequeños, su cara seria pero bella, como la de una niña pequeña.
— Tierra llamando a Félix— noto sus manos, en mi cara. — Te he preguntado que favor me vas a pedir.
— Ah, esto...— estoy rojo de la vergüenza. — Te lo pediré cuando llegue el momento.
— Pues, como quieras. — giro su cabeza al frente, y apoyo su cabeza en la palma de su mano, con su mano libre movía entre dos de sus dedos el bolígrafo.
Me gustaba ese estilo que llevaba, su ropa era holgada, la sudadera negra era muy ancha, para un cuerpo tan esbelto, y llegaba a parecer pequeña, llevaba pantalones blancos un poco anchos con roturas en las rodillas, sus zapatillas blancas combinaban con el color de sus ojos.
— Eres hermosa — se me escapó, y me tapé la boca de inmediato.
Su cabeza giro se una manera tan brusca, que me pregunte cómo es que no le había dado un tirón.
— Tú...tú estás ciego. No soy una modelo, seguro que estás bromeando— me puse rojo, ella tenía los ojos bien abiertos como no creyéndose lo que le decía— Por favor, si quieres ligar conmigo hazlo bien.
— No hace falta que seas modelo, tu ya eres preciosa de por sí. — Entornó los ojos— Lo digo en serio.
— Dilo más veces, y me lo llegare a creer— dijo bufando.
— Si hace falta, te lo diré las veces que hagan falta, hasta que te lo creas. — lo decía en serio.
— Ya claro, por favor no digas tonterías— un mechón de pelo, le tapaba el ojo y se lo aparte, poniéndolo con delicadeza detrás de su oreja, vi un pequeño sonrojo de su parte.
— No,... No me mires así — miro hacia otro lado, tapándose parte del rostro con la palma de su mano.
— No puedo dejar de mirarte, ya que eres hermosa. — quería ver su sonrojo de nuevo, era la primera vez que provocaba una reacción en ella, que no fuera sarcasmo o frialdad de su parte.
— Deja de decir eso — no me miraba, y daba con la uña de sus dedos en la mesa.
— Smith y Holfman, si lo que están hablando es más importante, a la clase les gustaría escucharlos. — todos los pares de ojos estaban en nosotros dos.
— Lo sentimos. — dijimos al unísono.
— Y yo siento tener que aguantar a una panda de...— no acabo la frase ya que el timbre sonó, y todos salimos disparados de el aula de teatro.
— ¡Qué no se os olvide, leeros la obra de teatro, que el próximo día diré los papeles asignados a cada uno! — dudaba que alguien le hubiera escuchado.
Savannah salió tan rápido de allí, que no me dio tiempo a decirle nada.
« Genial, lo he estropeado»
Me pase el día buscándola, pero no la encontré por ninguna parte.
A la hora de ir a la cafetería, pregunté a Emily por ella.
— ¿Dónde está Savannah?
— No sé, no la he visto— algo me decía que mentía, pero no podía insistir.
— ¿Para qué la buscas?— me pregunto Byron.
— Es que, creo que le dije algo que la molesto.
— ¿Qué le dijiste?— preguntó Emily con la boca llena
Me rasque la nuca.
— Le dije que... que era hermosa —ella dejo de comer, pestañeo y los ojos parecían que estaban por salir.
— Emily, ¿Estás bien? — le preguntaba Byron, preocupado.
— Vaya, esto es interesante — por fin dijo.
— No te entiendo.
— ¿Te gusta Savannah? — me sorprendió su pregunta.
— No lo sé, me atrae pero no sabría explicar.
— Bueno, el caso es que ella suele ser difícil de comprender. No es de las que se muestra como es, prefiere guardarse las cosas. — Me explica— Es una chica a la que hay que tener paciencia, pero cuando la conoces te das cuenta de lo maravillosa que es.
— Pero vosotros, sois todo lo contrario a ella, parece como si os tratará un poco distante— digo.
— Ella es una persona, a la que hay que fijarse en los pequeños detalles. No es de las que se muestra cariñosa, pero tiene un corazón muy grande. — dijo Byron, mirándome con interés— Si quieres que ella confíe en ti, debes demostrarlo. Nosotros la conoces desde pequeño, y sabemos que puede ser difícil, pero eso hay que tener paciencia.
Editado: 31.01.2020