Félix Holfman:
— Porque ella está conmigo —digo, he estado oyendo su conversación. Me quedó satisfecho cuando se le ve desconcertado.
—Vosotros dos estáis... —no acaba de preguntar ya que afirmo.
— Si, así que será mejor que te alejes de ella. —la agarro del brazo, Case está inmóvil como asimilando si es verdad o mentira.
Pero Savannah tuvo que abrir la boca.
—Nosotros dos no tenernos nada. Y tu Félix antes de que haga que seas infelix, mejor cállate y no digas cosas que no son.
Nos ponemos a caminar, y miro atrás.
Está con una sonrisa, que está claro que no nos traerá nada bueno.
— ¿Qué significa eso de que estoy "contigo"? —dice entre comillas.
— Significa que estás conmigo. —está claro con a qué quiero referirme.
— No entiendo. —me paso los dedos por el cabello.
— A veces pienso que eres tonta o muy lenta —me da un codazo — Lo decía a buenas.
La miro y mis ojos no se apartan de ella.
— Llevas mi sudadera. Me gusta —mi sonrisa es ancha.
— Es cómoda —dice simple.
Cada vez me gusta más, quiero más de ella. No sé porque me reprimo. Quiero decirle lo que siento, quiero oír de sus labios que siente lo mismo que yo.
Pero quiero esperar el momento adecuado, en un sitio adecuado.
Que nadie nos moleste, solo ella y yo.
— Todas las cosas me deben pasar a primera hora de la mañana, no sé si es una maldición o algo así.
— Tienes razón, pero por lo menos estarás despierta y no te dormirás en las clases.
— Claro, que buena excusa.
— Nos vemos después, a la hora del descanso te vengo a buscar.
— No podrás.
— ¿Por?
— Debo ir a la sala de periodismo, ya que meo ha ofrecido Elaine, una de las que se encarga de él. Estoy muy entusiasmada, y me alegra la oportunidad —se muerde los labios con nerviosismo, y se mira la punta de los pies.
— A vale, pues avisaré a Byron y Melany. — estoy un poco indeciso, aquí parado en la puerta de su clase mientras los estudiantes entran. Con rapidez me doy un beso en la mejilla — Nos vemos.
— Claro —dice. Y salgo casi corriendo de allí.
Qué nervioso estoy.
Savannah Smith:
Me paso la hora distraída en las clases, debo prestar más atención sino mis notas bajarán.
En la tercera clase, antes del descanso. Cuando acaba, que por los pelos babeo encima de la mesa, recojo mis cosas con apremio.
Ya que Elaine me estará esperando, y no quiero demorarme mucho en salir, pero una voz me llama.
— Savannah, quiero hablar contigo.
— Case, ¿Cuándo me dejaras en paz? Antes me odiabas, y ahora muestras interés en mí.
Sonríe, se me va acercando y voy retrocediendo hasta que estoy contra la pared.
Le miro con a la cara, sin bajar la cabeza, no le voy a demostrar que soy débil.
— Solo quería decirte que por lo visto no funcionará lo vuestro— quiere molestarme pero no lo conseguirá — Es solo un chico sin experiencia con chicas como tú.
Enarco la ceja.
— ¿Y cómo son las chicas como yo?
— Son atrayentes, inteligentes, hermosas, fuertes pero a la vez delicadas como una flor —está por acariciar mi mentón, pero agarro su mano.
— No vuelvas a tocarme con esa familiaridad. No confío en ti Case. Estoy segura, que tuviste algo que ver con mi hermano. Y lo descubriré, yo no soy como las demás chicas que frecuentas, y déjame decirte que mi no es un no, cuando se respecta a ti —le miro fijamente a los ojos, se ha tensado con solo escuchar la mención de mi hermano — No te me acerques, si quieres alguna chica con la que jugar, déjame decirte que yo lo caeré en tus juegos.
— No sabes lo que dices, conmigo te divertirás —sisea como una serpiente, me río de su ocurrencia. ¿Se cree que yo estoy para eso? — Soy mejor que Félix.
—Lo siento por decirte esto, pero él es mil veces mejor que tú. No hace falta conocerte a fondo, para saber qué no eres trigo limpio —le empujo y se aparta
— Pagarás por esto —dice enfadado.
— Me parece absurdo. Haz lo que quieras, pero nunca me tendrás, eso metértelo en la cabeza, si no estás sordo.
— Savannah, ¿Estás bien? —pregunta Elaine, asomando su cabeza por la puerta.
— Claro. Vamos —salgo por la puerta cerrando con fuerza detrás de mí.
— ¿Qué hacías hablando con Case Carter? El chico deseado por la mayoría de chicas y chicos —dice mirando al techo, con un sarcasmo que se nota mordaz — Yo que tú, no me acercaba a él. A roto muchos corazones, me parece un pobre chico asustado, que como tuvo el privilegio de nacer con buenos genes, usa eso para hacer creer a las chicas que es un chico seguro de sí mismo, pero qué seguro que tendrá ganas de enamorarse. Gente como él, son gente rota que se desahogan con el placer carnal, pero a la hora de tener que sentir son unos cobardes —suspira, y sigue mascando su chicle —. Qué pena me dan chicas y chicos como él, ya que el día que encuentren a la persona correcta, puede que sepan cómo se siente.
Editado: 31.01.2020