Nuestra promesa de siempre

02|Perdón

Busco con la mirada a Aynala. Necesito un descanso, empiezo a tener calor. Veo a Aynala y Jimmy besándose en una esquina.

Perfecto.

Detengo el movimiento de mi cuerpo al detener la canción para cantarle feliz cumpleaños a Claudia. Me giro hacia Danyel que aún sujeta mi cintura.

—Vamos, quiero felicitarle.—cojo a Danyel de las manos acercándonos al centro de la pista improvisada de baile donde está Claudia junto a Elennys. Nos tomamos todo el grupo una foto juntos, incluído Danyel que no se despega de detrás mío.

—¡Valla manera en la que estás disfrutando de la noche!—dice Leyla, la rubia Barbie del grupo. Le sonrío con picardía y me devuelve el gesto. Raymond, si novio llega hacia nosotros y nos saluda. Le estrecha la mano a Danyel y a mí me besa en la mejilla.

—Cuida muy bien de Eli, no querrás que se vuelva un dolor de cabeza cuando esté repleta de alcohol —le aconseja Leyla a Danyel. Este suelta una carcajada y me toma por la cintura, una vez más.

He perdido la cuenta de las veces que su simple contacto con mi cintura acelera el latir de mi corazón. Leyla y Raymond toman su camino en dirección a las escaleras. Ahogo un chillido de la emoción, pero lo disimulo ante la mirada inquisitiva de Danyel sobre mí. Está vez me tomo en serio nuestra cercanía.

Dos dos pasos hacia él, quedando a escasos centímetros de su cuerpo. Levanto la cabeza hasta poder mirarle a los ojos directamente por la enorme diferencia de estatura. Empiezo a preguntarme cómo fue que pudo crecer tanto, mientras yo aún conservo la misma estatura que cuando tenía quince años.

Trago saliva. El nudo que se ha formado en mi garganta no parece aligerarse con ningún pensamiento.

—¿Ya vas a besarme? —inquiere Danyel bajando un poco su posición.

»¿O esperarás estar un poco más ebria?.

El tono de su voz hace que eleve mis cejas. No dejaré que me provoque de esa manera. A pesar de estar muriéndome por probar sus labios. Las cosas no suelen ser tan fáciles, no cuando se trata de nosotros dos. No cuando hace tres años no nos vemos. No, cuando aún no comprendo su punto de vista con respecto a esta situación. Aunque el mío si es obvio. O al menos eso pienso.

Bajo la mirada por la avalancha de recuerdos que inundan mi mente. No es momento para ello, soy consciente. Me dirijo con rapidez a la cocina en busca de alcohol. Lo necesito si quiero salir ilesa de esta noche.

»Por supuesto que necesitas más alcohol —bromea Danyel a mis espaldas. Estamos solos en la cocina lo que vuelve el aire aún más denso. Intento que no note el esfuerzo que empiezo a hacer para respirar.

Los nervios me dan por soltar una carcajada que Danyel no se lo toma como algo bueno. Me conoce demasiado bien para haber pasado tres años. Sus ojos divertidos de vuelven serios a mi figura, preocupados. Me resulta increíble la ironía de la situación. Los recuerdos vuelven a invadir mi mente y ocupan todo el espacio.

No es el momento.

No ahora.

No aquí.

—Eli, ¿estás bien?—se acerca Danyel y me toma por los hombros. Con su gesto hace que le mire fijamente a los ojos. Lágrimas amenazan con salir de mis ojos.

—Por supuesto —respondo y salgo del lugar con otro vaso de alcohol. Danyel llega a mi lado. Le miro una última vez. Me sorprendo por su rostro aún preocupado observando el vaso que sujeto.

—Creo que seguiré el consejo de la rubia—dice y me quita el vaso de las manos. Lo deja en una mesita.

»Busquemos a Brianna. —continua con el rostro serio y sigue el camino de las escaleras. Ni siquiera espera por mí.

Intento subir a mi ritmo las escaleras. Tarea que se me dificulta por la ebriedad con la que cargo a estas alturas. Una vez que he llegado a la segunda planta, Danyel ya ha pasado a la habitación en la que dejamos a Brianna. Al ver que no necesitará de mi ayuda me quedo simplemente ahí, esperando que retorne con mi hermana y como es de suponer por su actitud repentina, volver a casa.

Danyel aún no sale de la habitación, pero si lo hace Leyla y Raymond de la de al lado. Mi emoción por ellos dos es inevitable disimularla. Leyla tampoco puede reprimir la sonrisa.

—¡Al parecer dos personas si que disfrutaron de la noche!— les digo y Leyla abre los ojos todo lo que puede. Río por el gesto y una lágrima de me escapa. El humor empieza a descender por el efecto del alcohol. Tal vez no fue buena idea empezar con Danyel de esta manera.

¿Invitarle a una fiesta? ¿A un chico que no disfruta de estos ambientes?

Leyla me toma de la mano. Raymond baja las escaleras luego de decirle que la esperará en la salida. El espacio comienza a quedarse vacío, excepto por algunas parejas y otros demasiados ebrios que se quedarán aquí hasta reponer su estado, con lo “hospitalaria”que es Claudia, no lo dudo.

La luz del baño al ser prendida por mi amiga me causa un repentino y molesto dolor de cabeza. Me llevo las manos a los ojos hasta que me adapto a la iluminación.

—¿Que ha pasado?—inquiere en busca de respuesta en mis ojos que no hacen más que llorar. —¿Dónde está Danyel?

—Entro a la habitación de al lado en busca de Brianna. Ya nos vamos.—le comunico con voz grave. Leyla seca mis lágrimas.

—¿Por qué lloras entonces?—mi rostro colapsa una segunda vez. Reprimo una sonrisa mientras miro los azulejos del suelo. Seco mis mejillas. Leyla me toma en un abrazo que no dudo en recibir. Sí que lo necesito.

—Me confunde. Danyel me confunde. —confieso.

—Eli, no deberías pensar en esas cosas justo ahora. Estás borracha. —susurra en mi oído. Sus dedos acarician mi espalda desnuda por el diseño del vestido que me deja la espalda al descubierto.

Guardo silencio por unos minutos y disfruto de la compañía de Leyla. Tiene razón. No es momento para atormentar mi mente con ese tema. Aunque se haga imposible. Danyel remueve muchos sentimientos dentro de mi, tan contrarios entre ellos mismos que causan un caos en mi cabeza. Un caos que ebria no haré más que empeorar.




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