Addy
La sonrisa de mi hermano Harper al otro lado de la videollamada me hizo sonreír de tal forma.
—Eso es… ¿Una rata?
—Maldita sea, Harper. Es un hurón—le dije impaciente.
—¿Sabes a quien me recuerda? A Bloodie.
Bloodie era el nombre de mi primer mascota, la del trágico final. Aun así, quise ponerle el mismo nombre a Infinity.
—Cuidare bien de Infinity para que no pase por lo mismo—dije yo.
—¿Es enserio? ¿Le has puesto nombre a la rata?
—Por supuesto, o si no, ¿Cómo se supone que le diga?
—Mmm… rata, ¿No?
Sonreí y le mostré la lengua a Harper.
—… Cambiando el tema. ¿Qué tal la Universidad?
—En mi primer día me perdí una clase, llegue tarde a mi segunda y me puse mi camisa al revés—él estalló en risa.
—Eso solo te pasa a ti.
—¿Acaso existe alguna otra chica que sea igual de despistada y torpe que yo?
Harper negó con la cabeza.
—¿Cómo están mamá y papá?—le pregunté.
—Ya sabes...—rasco su cabeza—Casi nunca están en casa.
—¿Y tú? ¿Cómo te sientes?
—Por ahora… Bien. Mañana vuelvo a Manhattan.
—¿Es tu último a...—el sonido de la puerta interrumpió mi pregunta. Le hice una seña a Harper y él asintió.
Me levanté de la cama y abrí la puerta, en frente me encontré con la mirada de Benja.
—Hola Addy—me dijo él.
—Ben… Benja—digo con sorpresa.
—Vine porque… me preguntaba si… quizás tu… ¿Te gustaría salir conmigo?—dijo un poco nervioso.
Oh, vaya.
—Claro… si. ¿Ahora?
—Paso por ti en una hora—sonrió.
—¡Perfecto! Te veo en una hora entonces.
Él me sonrió una última vez y retrocedió para irse. Cerré la puerta y me senté enfrente de la laptop nuevamente.
—¿Quién era?—me dijo Harper.
—Un chico—sonreí.
—¿Cómo se llama?—dijo seriamente.
—Benja.
—¿Su apellido?
Le dicen el detective Rush.
—No te lo voy a decir.
—Pues… Dile a “Benja”—hizo comillas con los dedos—. Que lo quiero lejos de ti.
Sus celos tóxicos de hermano mayor sobreprotector me reinician la vida.
—Basta de dramas, es solo un amigo.
—Si como no—puso los ojos en blanco.
—Escucha hermanito… Tengo que irme—hice puchero.
—Bien hermanita, cuidate—sonrió.
—Te quiero.
—Y yo a ti—me envió un beso y colgó la videollamada.
Me encerré en el baño, tomé una ducha rápida y me vestí en menos de una hora.
Tome mi móvil en el cual habían varios mensajes de Natalie. Y pensé… ¿Yo le di mi numero de telefono?.
—Addy. Esta noche es la inauguración de mi fraternidad. Tienes que venir. ¿Bien?
Me lo pensé por un momento, pero el tan esperado toc toc de la puerta se hizo presente. Abrí rápidamente y me encontré con Jacob.
—Hola Bloddie—sonrió.
—¿Disculpa? ¿Cómo acabas de llamarme?
—Bloddie.
—Mi nombre es Addy, no Bloddie.
—Acostumbrate.
No quiero acostumbrarme.
—… ¿Me invitaras a pasar?—este chico en realidad sí que era molesto.
—Escucha Jacob es que yo…
—Hola Addy. ¿Llegué en mal momento?—me interrumpió Benja apareciendo en mi campo de visión.
—S…
—Hola Benja, de hecho… ya estoy lista y ya podemos irnos. Jacob ¿Puedes llevarte a Infinity?, y te busco al rato.
—Venía a traerte mi libreta para que anotaras los datos de la clase que te perdiste—dijo serio.
—¿No hay ningún problema si te hablo más tarde?—le dije a Jacob.
Él negó con la cabeza, dejó la libreta sobre mi cama y tomó a Infinity en brazos.
—Ya no es necesario—dijo por último antes de marcharse.
Después de un silencio y una extraña tensión, decidí hablar.
—¿Vamos?
—¿Sabes qué le pasa a Jacob?
—Se le pasará cuando le hable nuevamente.
Después de llegar hasta el estacionamiento, seguí a Benja hasta un llamativo carro color rojo y subí en el puesto de copiloto.
—¿A dónde vamos?—le pregunté con curiosidad.
—¿Cuál es tu comida favorita?
—Los picantes son mi delirio. Así que me guió por la comida Mexicana. ¿Y a ti cual te gusta?
—También me encantan las especialidades Mexicanas, te voy a llevar a un lugar en donde preparan los mejores tacos del mundo, ¿te parece bien?—sonrió arrancando el auto.
—Sorpréndeme—le dedique mi mejor sonrisa.
Él fijó su vista en el parabrisas y asintió. En cambio yo me perdí rápidamente en mis pensamientos.
Benja era en realidad el primer chico que me había invitado a salir en toda mi vida—Si, es mucho tiempo—. Ya que los opresores de mis padres no permitían que su única hija mujer tuviera siquiera un chico como amigo. Y debido a mi inexperiencia, Aquí donde estaba, estaba sudando frio, me temblaban las piernas y me estaba quedando sin respiración.
Estar sentada junto al chico posiblemente más guapo de toda la Universidad no era sencillo.
—¿Puedo preguntarte una cosa?—rompió el silencio.
—Si claro. ¿De qué se trata?
—¿Eres muy cercana a Jacob?
—De hecho… Hoy hemos cruzado palabra por primera vez.
—Ah, Okay.
—¿Por qué la pregunta?—dije confundida.
—Curiosidad—sonrió nervioso.
El trayecto fue corto y llegamos lo más rápido posible al Restaurant de especialidades Mexicanas del que me habló Benja, y debo admitir que se trataba de un sitio muy bien arreglado.
—Bienvenidos, ¿Desean que les traiga alguna especialidad?—dijo uno de los meseros después de nosotros haber escogido una mesa.
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Editado: 13.06.2021