—¿Quieres entregarte a la Escopeta de la Noche?—
—¡De ninguna manera! ¿Qué te crees tú aquí, niña? Pasa los malditos ficheros ahora, antes de que esto se ponga grave.—
Luli e Íñigo estaban bastantes nerviosos sobre lo que estaba pasando.
—Piensen, en solo un momento, pude averiguar un poco más que ustedes. ¿Quién dice que no me cuidaré de la escopeta de la noche? Además, pueden ponerme un rastreador.—
Luli lo consideraba, puesto que no era una mala idea después de todo; pero sí era arriesgada. Íñigo se oponía completamente de todo lo que yo tenía planeado, y que era mejor dejarle el trabajo a los "profesionales."
Y tampoco quiero desacreditar a la autoridad, pero quiero a mi amiga de vuelta.
—O me dejan ir, o no les entregaré nada de aquí.— Dije decidida.
—Bien. Quédatelo, no lo necesitamos en todo caso.— Afirmó Íñigo, me dio la espalda y se comenzó a alejar.
Sin duda hasta aquí llegó mi plan.
Vi como él se iba poco a poco.
Pero Cony se percató de la acción, se acercó rapidamente a él, antes de que pudiera dejar la biblioteca y le bloqueó el camino.
—Hey, ¿Tú que has hecho para que esta investigación sea un éxito? Porque lo único que he visto desde que pisaste este lugar, es tu arrogancia y tu incapacidad de dejar a una mujer al mando de tu misión incompetente.— Afirmó Cony con sus brazos cruzados.
—¿Y tú quién eres para hablarme así? ¿La alcaldesa del pueblo?— Contestó el chico.
—No, pero lo qué sí soy, es que soy una mujer con muchísimos contactos... — Comenzó a decir con un tono agresivo, cada vez más acercándose a Íñigo. —Conozco perfectamente a la alcaldesa, a la familia O'Sullivan, fundadora de este pueblo, y al jefe de policía de la región, y con un poco de mensajes, puedo hacer que la pases muy mal en los próximos días.— La expresión facial de Íñigo cambiaba drásticamente. —Así que... ¿Al menos se intentará?—
Íñigo no tenía mala intención; sabía que si me llegara a pasar algo malo, sería su fin. Pero confió en mi por una vez y accedió a escuchar mi plan.
La idea era ir a la fiesta nocturna que se iba a realizar en la plaza, ya que lo más seguro que la escopeta de la noche iba a aparecer ahí.
Una vez que llegue, me acercaré a él, y trataré de convercerlo de que sé algo sobre Gallardo.
Íñigo seguía dudando, de hecho, ya no podía seguir escuchando. Luli también tenía sus dudas, pero sabía que si esto funcionara, podría terminar bastante bien.
Íñigo, solo suspiró y afirmó:
—En fin, aquí hay un rastreador. Espero que todo salga bien.—
Me puso un collar extraño.
—Estaré con Cony, ella me seguirá desde lejos.— Dije yo.
—Lo haré, y también Luli estará conmigo.—
¡Entonces está hecho!
El plan, nombrado "La Carnada", se comenzó a llevar a cabo.
La biblioteca estaba cerca de la plaza de armas, por lo que todos los policías se fueron pronto, y yo y Cony nos fuimos directamente a la plaza.
Luli e Íñigo se fueron a cambiar ropa para para desaparcibidos.
Lo curioso, fue que llegando a la plaza, escuchamos gritos, y caos. La gente comenzaba a correr por todas partes y se escucharon escopetazos.
El enmascarado se había adelantado.
Cony y yo nos lanzamos una mirada y nos dirigimos corriendo hacia donde los disparos se escucharon. El problema, era que gracias al montón de gente que había corriendo por todas partes, y el humo, no se podía distinguir al atacante fácilmente.
—Debemos separarnos, tú busca por allá, yo buscaré más por allí.— Dijo rápidamente Cony.
Afirmé, y nos alejamos.
El lugar era un caos, solo escuchaba los disparos, pero no veía al enmascarado.
—¡El Gallardo está aquí conmigo! ¡EL GALLARDO ESTÁ CONMIGO!—
Acto seguido, solo sentí como una mano me tapó la boca por atrás y me dejó sin respirar.