Octógora: La Legión de los Caídos.

5. Recuerdos Culpables.

"Cada día lo recuerdo cuando me levanto

 vuelvo a recordar ese día tan fatídico en el que te perdí 

por mi maldita culpa  y ahora lo único que puedo sentir 

es ese sentimiento de amargura que me consume por dentro" 

 

Era de mañana; el sol había salido y me encontraba saliendo de la casa de un desconocido, o mejor dicho de mí enemiga ya que cuando vine a acostarme con el primo de la estúpida novia de Oliver, este me llevo a la casa de su prima.

No recordaba mucho de lo sucedido la noche anterior luego de tomar un par de copas y pasar bailando con el guapo primo de Scarlett.

A pesar de todo me sentía un poco culpable por haber dejado a Austin sólo; luego de que Ann hubiera faltado, así que el pobre se quedó sin pareja o eso recuerdo.

Caminaba hacia mi casa pero el dolor de cabeza y el cansancio me estaban matando así que antes de llegar mejor me compró un café y de suerte que me queda un Starbucks cerca. Ya el final se encontraba cerca, pero no me preocupaba por nada de eso, a diferencia del idiota de mi compañero de misión Austin, mi entrenamiento había hecho controlar el miedo.

Recuerdo mi primer día de clases al entrar el último curso.

A los dieciséis años te gradúas de la escuela según tu poder, y se te asigna una misión o un cargo.

Yo era la mejor de mi clase, al igual que Austin en Tierra, así que se nos fue asignado su caso luego del secuestro del hermano mayor. Este asunto era de máximo secreto, sólo los grandes señores y señoras y algunas cuántas personas del gobierno y sacerdotes lo sabían. El plan era diferente, Dallas había logrado contactarnos hace años y venía por medio de sueños a nuestro mundo.

Vivía como el príncipe que era, pero los oscuros lo lograron detectar en una de sus venidas y lo siguieron.

Ambos lo conocíamos, él quería mucho a Oliver, no quería que supiera que estaba en peligro, por eso le borró la memoria y le obligó a un sacerdote a que sus poderes se ocultaran por más tiempo.

"Me había levantado tarde, sino llegaba en cinco minutos no me dejarían entrar a clase y quería verlo, deseaba hacerlo.

Mi corazón dejaba de latir o lo hacía a mil por hora no sé, pero algo le hacía él cada vez que estábamos juntos. Hace un año que llegó aquí, yo lo encontré, era un adolescente desorientado que había llegado por el puente.

Lo llevé de inmediato al edificio dónde los del consejo y el gobierna se encontraban, él era un infiel, un mortal, un humano común y corriente; ellos no podían venir aquí y si lo hacían debían morir porque nadie se podía enterar de nuestra existencia.

Al entrar sus ojos brillaron convirtiéndose en color gris y una luz emanó de un cristal o piedra que llevaba colgada de una pita en su cuello, él era uno de los hermanos, la profecía se iba a cumplir.

Luego de unos meses en los que nos visitaba se le iba instruyendo y recordando su pasado para que estuviera consciente de todo, tiempo después inició clases en la academia de entrenamiento de los suyos, él era viento.

Pensé que sería uno de esos mimados hijos de los del consejo pero no, era todo lo contrario, nadie sabía de que él era uno de los hermanos ni nadie podía saberlo, al ser yo quién lo encontró me hicieron su protectora.

Cuándo me dijeron eso me enojé, no quería ser la niñera de nadie, yo quería llegar a ser la líder de mi elemento, no quedarme en el puesto de guardián.

El chico me resultaba atrayente la verdad; sus profundos ojos grises te atrapaban para nunca soltarte, su cabello castaño era envidiable, aunque su temperamento no encajaba para nada con el de su clase, los de aire eran extrovertidos y creativos, decían todo lo que pensaban si reparar en las consecuencias, son demasiado impulsivos y locos; pero no tanto como lo somos los de fuego.

En cambio ese chico parecía más pertenecer a Tierra, tímidos e inteligentes, se pensaban seriamente todo lo que decían y seguían en su mayoría las reglas, odian que sus planes no se tomen en cuenta, son considerados como los aburridos y estirados.

No encajaba para nada su temperamento; en cambio su físico sí, los del elemento aire generalmente son altos, poseen ojos de tonalidades grises y celestes y su cabello originalmente es castaño.

— ¿Por qué todos dicen que soy aire? No lo entiendo no puedo hacer de lo que se supone que puedo hacer— Soltó el chico que miraba su comida, mientras almorzábamos en nuestro descanso.

Hace una semana que había entrado y tenía razón, inclusive le hacían bromas pesadas los de su clase y los profesores ya lo habían enviado al pobre más de una vez a la dirección de la academia para que revisaran el test de aptitud que en teoría debió haber hecho para estar en Aire.




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