Ojos de Sapo

CAP 5: Sin idea.

Yevhen no sabía el porqué, pero algo hay había distinto en Micah, su mirada era más fría y por primera vez que la conoció no llevaba puesta ropa demasiado grande o extravagante para ella, al contrario, parecía triste, su ropa no era negra, era de colores fríos que resaltaban su blanquecina y enfermiza piel blanca. Llevaba un sombrero negro sobre su cabello blanco, un suéter verde ceñido al cuerpo, dándole una figura que claramente no era natural, llevaba pantalones color tierra y unas sandalias amarillas, parecía haber engordado, no mucho, pero definitivamente algo en ella era diferente, intento mirar sus ojos a través de los lentes de sol gigantes, pero no pudo.

— ¿Y…de donde se conocieron ustedes?

Kylie parecía genuinamente feliz de tener a Micah allí, le parecía de lo más irritante el comportamiento de Kylie, aunque él también se sentía asi cuando Micah estaba cerca.

—Bueno, nosotros…

Yevhen pensó en inventar alguna excusa, pero ¿Por qué habría de hacerlo? De todas maneras Kylie tendría a acostumbrarse a que Yevhen tuviera a otras mujeres a parte de ella.

—Nos conocimos en un bar, ella trabajaba allí, ¿Recuerdas la noche en que me fuiste a buscar?

— ¡Si! La recuerdo…— Kylie frunció el ceño, como si su pequeño cerebro lleno de silicona y botox intentara procesar una gran cantidad de información — ¿Eras tú? ¿La chica del vestido negro y adornos escandalosos? ¡Vaya! No te reconocí.

Micah finalmente se quitó las gafas de sol.
Revelando sus ojos verdes agua, los cuales carecían del típico brillo que Yevhen ya se había acostumbrado a ver en ellos.

— ¿De qué habla, señor? — Micah se relamió los labios sonriendo —. Esta es la primera vez que lo veo, es un gusto conocerlo — Micah extendió su mano —, soy Micah Lomelí, mucho gusto.

Yevhen no podía entender porque cada palabra o acción de Micah lo llevaban a caer más y más bajo en un agujero interminable de confusión. La mirada de Kylie lo hizo reaccionar y tomar la mano de Micah en un breve apretón, solo fueron segundos de contacto pero el mero roce de sus dedos provoco en Micah un crujido de huesos que hicieron a Yevhen temblar, además de la temperatura extremadamente baja de los dedos de la chica.

—Ahora… ¿Por qué no me muestras lo diseños que tienes? ¡Vamos a mi oficina!

— ¿Y desde cuando tú tienes oficina?

Pregunto Yevhen molesto.

Aun sin soltar la mano de Micah, ciertamente no quería soltarla, prefería que sus dos manos se fusionaran como una sola carne antes de volver a perderla.

— ¡Oh! Desde ahora — respondió Kylie lamiéndose sus labios excesivamente gigantes y brillantes —. Ya que tú no le das tanta importancia a nuestra boda no veo por qué no tenga que tratarlos como es: un negocio, asi que me tome la libertad de hacerme una oficina para tratar todos los temas relacionados con la boda.

— ¿Y quién diablos te dio permiso?

Kylie sonrió.

—Yo misma. No necesito el permiso de nadie…

Yevhen no la dejo terminar cuando ya le había estampado la mano en su rostro tan operado, la tiro al suelo, rompiendo su nariz de millones, en el suelo Kylie intento arrastrarse lejos de él, pero colocando su pie en su espalda comenzó a patearla, haciéndola gritar de dolor, sintiendo como sus costillas cedían ante los golpes, de cierta forma la estaba ayudando, Kylie le había dicho que deseaba reducir el tamaño de su cintura, entre menos costillas más pequeña seria.

Kylie siguió gritando hasta que Yevhen empezó a patear su cabeza y después de muchos sollozos, suplicas y gritos Kylie dejo de moverse.

—Disculpe, señor — la voz de Micah lo trajo de regreso a la realidad, notando a Kylie completamente tranquila, limándose las uñas mientras hablaba con su secretaria. Yevhen no creía que eso fuera una alucinación, sino que en realidad era su odio suprimido por Kylie manifestándose en dichos pensamientos y deseos —. Necesito irme, por favor, suélteme.

Yevhen no había notado que aun la sujetaba de la mano.

Pero antes de soltarla la abrazo y confirmando que el aroma a chicle, y plástico nuevo seguía allí, le susurro:

—Cerca de un árbol junto a un río
Hay un agujero en el suelo
Donde un anciano de Aran
Da vueltas y vueltas.

Micah lo apretó, casi pudo sentir la sonrisa sarcástica de Micah. Y ella respondió:

—Y su mente es un faro
En el velo de la noche
Por un tipo extraño de moda
Hay un mal y un bien.

Yevhen y ella se separaron bajo la mirada celosa de Kylie.

Pero Yevhen no soltó su mano hasta que ya la distancia era demasiada y no podía estirar más su mano.

Kylie y Micah salieron por la puerta, con Yevhen siguiéndolas de cerca, hasta que desaparecieron por el ascensor. Yevhen se quedó en silencio un par de minutos, tratando de descifrar sus anormales sentimientos y sensaciones, sabia ciertamente que no amaba a Micah, lo que él sentía por ella era algo totalmente distinto, demasiado, de hecho ni siquiera él sabía lo que sentía por ella, quería tenerla cerca siempre, pero también adoraba su anormal comportamiento y lo extravagante que era, casi rosando con la locura.

Yevhen suspiro mirando hacia arriba, notando que el piso sobre el suyo estaba Micah, pero no la real, sino la alucinación, lo sabía porque la alucinación siempre llevaba el cabello negro natural, mientras que la real se la pasaba con sus pelucas o teniéndolo. La otra Micah tenía estaba caminando hacia a atrás, pero con la vista fija hacia el frente.

Yevhen sonrió y pronto fue a su escritorio, tomando una segunda píldora, todo con tal de tener por más tiempo a la otra Micah con él. Después de tragarse la píldora salió corriendo al ascensor, al ya no ver a Micah a través del cristal en el siguiente piso, rápidamente oprimió el botón del ascensor, Yevhen tembló impaciente, todo con tal de verla, de la nada sintió una lamida en su oído, erizado, asqueado y sorprendido se dio la vuelta viendo a Micah detrás de él, en un rincón del ascensor. Yevhen sonrió, girándose por completo hacia ella, Micah llevaba un par de tacón negros, unas medias tobilleras de color negro con flores azules, llevaba puesta una camiseta casi quinientas tallas más grande que ella, camiseta que le llegaba unos centímetros debajo de los muslos, son su cabello negro desordenado por su rostro.




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