Ojos del Corazón

Capítulo 23

 “STAR”

CUATRO MESES DESPUÉS…

MIAMI, FLORIDA

HOSPITAL GENERAL

CAMILA’S POV

Mis manos temblaban mientras tomaba la mano de Lauren que estaba con su rostro completamente cubierto de sudor y sus ojos verdes trasmitiendo dolor mientras otra contracción llegaba. Yo estaba totalmente vestida con un traje de hospital ya que estábamos en la sala de parto esperando finalmente a nuestra hijita.

—Debe de respirar señora Jauregui—dijo el doctor mientras yo limpiaba el rostro de mi esposa. Estaba realmente aterrada, sentía que me desmayaba y no era yo la que estaba en trabajo de parto. Pero ver sufrir a Lauren de cualquier forma era horrible para mí. Sentía que me faltaba el aire cuando la escuchaba gritar de dolor. Era como si una parte mía muriera ante su dolor, porque era mi princesa hermosa.

—Camz…—me dijo Lauren suavemente y yo me acerqué a ella pegando su frente con la mía.

—Todo va a estar bien mi amor—le dije suavemente dándole de nuevo gracias a Dios por estar viendo este momento con mis propios ojos. Dentro de unos minutos nuestra hijita llegaría al mundo. Nuestra pequeña Star iba a nacer y yo iba a poder verlo, iba a conocerla y no solo iba a ser un cuerpo pequeño que jamás podría observar. Iba a ser mi hija, y podría darle todo lo que ella quisiera porque ahora era mucho más capaz de hacerlo.

Mis ojos estaban mucho mejor. Habíamos viajado dos semanas atrás de Inglaterra a Miami para poder tener a nuestra bebita junto a nuestra familia. Iba a tener que viajar dos veces más a Inglaterra pero iba a regresar después del tratamiento. No quería que Lauren y nuestra hijita estuvieran viajando mucho. Ni yo quería estar alejada de ellas mucho tiempo.

—Camila…—escuché la voz de Lauren y nuestros ojos se encontraron—. Tengo miedo.

—Todo va a salir bien, mi amor—mi voz salió con un gemido de dolor al sentir el fuerte apretón de Lauren en mi mano—. No debes preocuparte por nada porque yo te estoy cuidando.

—Nuestra hijita—dijo Lauren suavemente—. Vamos a tener a nuestra hermosa hijita.

—Sí, mi amor—le dije dándole dulces besos por el rostro—. A nuestra estrellita.

—Si…—Lauren respiró hondo y de pronto escuché el fuerte grito salir de su garganta mientras mi corazón se contraía.

—Ha llegado el momento—dijo el doctor suavemente—. Es hora de empujar señora Jauregui—dijo él suavemente—. A la cuenta de tres.

Mi corazón se paralizó mientras tomaba la mano de Lauren fuertemente.

—Uno—dijo el doctor y yo respiré hondo cerrando mis ojos un momento—, dos y tres—dijo él—. Empuje señora Jauregui.

Lauren gritó mientras yo trataba de controlarme para no desmayarme en ese momento. Estaba nerviosa, estaba aterrada pero debía ser fuerte para Lauren.

—Vamos mi amor tú puedes—le dije con mi voz temblorosa y sentí sus ojos verdes clavados en mí—. Tú puedes bebé.

—Vamos de nuevo—dijo el doctor y a la cuenta de tres Lauren volvió a empujar.

Mi corazón casi se detenía con cada grito de mi esposa. Pero cuando finalmente escuché un suave llanto supe que había llegado a su fin. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a la pequeña bebé que el doctor sostenía en sus manos.

—Es una niña—dijo el doctor y mi corazón se detuvo mientras veía a Lauren me incliné sobre ella dándole un dulce beso en los labios.

—Star—dijo Lauren con lágrimas en los ojos y yo sonreí mientras le acariciaba el rostro.

—Aquí está su bebé—dijo la enfermera dándome una tierna bebé envuelta en una mantita rosa—. Es una belleza.

Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras la tomaba en mis brazos con sumo cuidado. Era chiquita, tan bonita. Mis ojos se dirigieron a los de Lauren y vi sus lágrimas de emoción. Teníamos a nuestra hermosa bebé finalmente con nosotras.

—Felicidades mamá—le dije poniéndole a nuestra hijita en su brazo para que ella la pudiera ver. Tenía mucho de conocer a Lauren y tenía casi un año de poder ver. Y en ese tiempo jamás la había visto tan radiante, tan hermosa y tan perfecta como ese momento mientras sostenía a nuestra hija en sus manos. Era el momento más feliz y perfecto de toda mi existencia. Era simplemente la creación de nuestra propia familia.

—Es preciosa—le dije a Lauren besándole los labios dulcemente y luego tomé la manita pequeñita de mi hijita. La estaba viendo. Aquello era un milagro. La vida me había quitado la vista desde pequeña, pero me había permitido ver en el momento más importante de mi existencia.

Estaba enamorada, tenía una esposa que me amaba. Amigos y familia que me querían, un trabajo, una carrera y ahora tenía a mi hijita para completar la felicidad que me rodeaba en ese momento. Sin duda alguna el momento que Lauren más habíamos esperado. La vi a los ojos y en ese momento recordamos.



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En el texto hay: camren, lgbt, amor

Editado: 17.08.2018

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