Las gotas de lluvia caían parejas y sin fuerzas, sin embargo fueron las suficientes para mojar gran parte de mi atuendo, pero eso no provocó que acelerara el paso en búsqueda de un refugio, todo lo contrario, la suave armonía que creaba la caída de las gotas junto con el enigmático olor a tierra mojada causó que me pusiera en medio del sendero que siempre tomaba para regresar a mi hogar, ahí me encontraba caminando entre la multitud disfrutando del hermoso paisaje que me rodeaba; debo admitir que nunca llegué a sentir absolutamente nada al andar por aquel camino sola, hasta hoy, gracias al inesperado encuentro de un pequeño amiguito, quién caminaba sin rumbo en sus cuatro patas, su corto y colorido cabello totalmente despeinado y mojado por aquella lluvia iba pasando entre la gente sin tomarles atención, todo cambió cuando pasó a lado mío, en ese momento toda mi atención se enfocó en aquel perrito, mientras que él también detuvo su andar para después dirigirme su mirada llena de melancolía e iniciar a mover su peluda colita de un lado a otro, aunque todo haya ocurrido en cuestión de segundos, fueron los suficientes para que hubiera lo que todos conocen como un ligero "clic" entre el pequeño y tierno can y yo, sin embargo el encanto duró muy poco, aún me faltaba bastante camino por recorrer para terminar el día, así que sin darme cuenta volví a avanzar dando pasos cortos e inseguros por dejar atrás con quién había tenido cierta conexión en un lapso corto de tiempo. Mis sentidos volvieron a enfocarse en mi objetivo principal... Regresar a casa y dar por terminado aquel laborioso y pesado día, sin embargo mientras avanzaba hacia mi destino, sentí la presencia de alguien más que me iba siguiendo, por un instante decidí hacer caso omiso de aquel inquieto presentimiento, pero aquel sentimiento de persecución se fue intensificando con cada paso que daba, por lo que finalmente tomé la fuerte decisión de enfrentarme a quién al parecer estaba tomando la tarea de seguirme, al momento de voltearme me di cuenta de que no había nadie, hasta que decidí fijar mi mirada desde un punto más bajo, y vaya sorpresa que me llevo, aquel individuo que me estaba siguiendo por aquel solitario sendero era nada más y nada menos que el pequeño compañerito con quien había compartido un segundo. La sorpresa invadió mi cuerpo al ver que me había estado siguiendo desde aquel punto, su colita aún mojada seguía moviéndose de un lado a otro acompañada ahora de una carita que expresaba un fuerte sentimiento de querer quedarse conmigo, por un pequeño instante estuve a punto de ceder ante aquel rostro totalmente tierno y deseoso de volverse mi compañero, pero diversos pensamientos invadieron mi cabeza, haciendo que retirara de mi mente la decisión que estaba a punto de tomar, para no ceder ante los pensamientos de aceptar al pequeño compañerito que sin dudar empezó a ir tras de mí acelere mi paso para alejarme lo más rápido de él, no tardé mucho en voltear para comprobar lo lejos que lo había dejado cuando observo que se encontraba de mi lado izquierdo observándome de la misma forma de hace unos instantes, mi corazón no dejaba de latir rápidamente al observar lo que estaba sucediendo, en ese momento lo que deseaba más que nada era llevármelo conmigo para que formara parte de mí, justo en el instante en que me iba a dejar llevar por mis sentimientos, un ligero y triste recuerdo provocó que toda intención por convertirlo parte de la familia se fuera desvaneciendo poco a poco, a tal grado en el que no tuve otra opción que gritarle con todo el dolor de mi alma:
-¡¡Aléjate de aquí, no quiero verte!!-
Su mirada cambió inmediatamente a una de desconcierto total, su esponjada y peluda colita dejó de moverla lentamente y de nueva cuenta mostraba esa carita llena de melancolía, quedé destrozada por dentro al pronunciar tales palabras irientes, tanto fue mi dolor que inmediatamente empecé a sentir como mis lágrimas iban cayendo a la misma velocidad que lo hacían las gotas de lluvia por todo mi rostro, de no haber sido por aquella tranquila lluvia no habría sido capaz de camuflajear las múltiples lagrimas que mis ojos derramaban con tanto dolor, sin percatarme de mis acciones me percaté que ya mis pies no estaban caminando rápido, ahora estaba corriendo sin parar, con el fin de alejarme de tan dolorosa escena, lo único que alcanzaba a escuchar eran mis fuertes pasos golpear los pequeños charcos situados en gran parte del camino, ya no quería voltear a mirar hacia atrás, el miedo de observar al pequeño perrito retirándose después de lo que le había gritado con todo el dolor de mi alma era lo último que quería terminar de ver, conforme iba avanzando pude ir apreciando con mayor nitidez una puerta de madera pintada de blanco con ciertos diseños grabados en ella... Finalmente había llegado, mis manos temblorosas metieron las llaves en la fina y pequeña chapa para lograr abrirla y finalizar con el pesado y triste día, la llave realizó un ruido característico en señal de que ya había abierto, sin embargo justo antes de cerrar la puerta observé claramente como el pequeño animalito quién desde el comienzo me acompaño en mi regreso estuvo siempre junto a mí, a pesar de haberle gritado con el fin de que se alejara, no le importó y me siguió hasta el final de mi camino, en ese momento no supe que más hacer, mi corazón y mi mente se encontraban en un terrible dilema, el cual tuve que terminar cerrando poco a poco la puerta mientras observaba por última vez al perrito quién me demostró por un momento su interés por quedarse conmigo, interés que también era correspondido pero de no haber recordado aquella situación nuestro destino habría estado entrelazado por mucho más tiempo, mi compañero no hizo ningún intento por entrar a la casa, mientras cerraba la puerta, él se quedó sentado observando como nuestra oportunidad de estar juntos se desvanecía por completo, dejando que todo se quedara en los recuerdos y añoranzas de ambos.