La suave briza y el característico color anaranjado del atardecer formaron parte de mi ajetreado día de trabajo, lleno de mesas que atender, escuchar las numerosas y exigentes peticiones de los comensales, el peculiar grito del chef Ramsy reclamándole a mis compañeros de trabajo por confundir los pedidos de numerosas mesas.
- Güera ven acá- la voz del chef resonó por toda la cocina, tanto que todos dejaron de hacer su trabajo para andar de metiches.
-Ve y atiende estas mesas, que esos brutos solo provocan broncas-
-Pero ya casi termina mi turno-
-Arg, ¡¿ves lo llenos que estamos y tu solo te preocupas por eso?! Te estoy dando una orden, recuerda que soy tu jefe- de mala gana tomé las ordenes de las numerosas mesas y rápidamente empecé a servirles sus platillos, aunque el restaurante solo cuenta con 12 mesas y 4 meseros la tarea de atenderlas no es tan difícil, hasta que el jefe se desespera de los babosos de mis compañeros y decide dejarme todas las mesas para mí, ya que los clientes llevaban mucho tiempo esperando tuve que agarrar 2 charolas para servirles más rápido, es la primera vez que había hecho eso y por lo tanto mi manos temblaban temerosas a que no llegara a caerse nada, en la mayoría de las mesas se encontraban muchas familias sonriendo, platicando, compartiendo momentos juntos, algo que me hizo sentirme melancólica. Al fondo del restaurante se encontraba un hombre de apariencia sospechosa mirando fijamente hacia un solo punto... Yo, por un momento sentí como se me helaba la sangre y las piernas comenzaban a temblar, pero decidí volver en sí y concentrarme en terminar de trabajar.
Después de varias horas de haber caminado y servir platos por fin pude salir de ese lugar para disponerme a descansar, por desgracia la luz del hermoso sol del atardecer no fue mi compañero esta vez, ahora la resplandeciente luna llena era quién me escolto por mi solitario camino.
Durante mi larga caminata hacia mi hogar me dispuse a ponerme mis pequeños audífonos para que la música fuera la dueña de mis pensamientos, sin embargo, eso no duró por mucho tiempo gracias a que un ligero mal presentimiento recorrió cada parte de mi cuerpo hasta que lograra salir de mi nube y empezara a observar a mi alrededor, pero todo fue una falsa alarma, las calles iluminadas con unos faros viejos me dieron la oportunidad de apreciar lo sola que me encontraba.
No había dado ni 3 pasos cuando las luces de los faros empezaron a titilar, provocando que surgiera un horrible frío el cuál recorrió hasta el último hueso de mi ser, mientras las luces titilaban alcancé a ver a lo lejos una silueta masculina detrás de un gran y frondoso árbol, como si me estuviera vigilando, por desgracia en el momento en que las luces volvieron a la normalidad aquella silueta tenebrosa no se encontraba, todo eso empezó a que acelerara el paso hacia mi casa, lo que es peor es que por cada serie de pasos que daba volvía a suceder lo mismo respecto a las luces, solo con la gran diferencia que ahora la silueta se encontraba más cerca de mí, podía distinguir con mayor facilidad aquella figura, mi miedo fue tan grande que no tardé en iniciar a correr lo más rápido posible.
Mi respiración se agitó con facilidad, de mi rostro sentí como algunas gotas de sudor se iban resbalando, mis piernas por más rápido que intentaba correr iban disminuyendo su velocidad y al mismo tiempo podía escuchar como las zancadas de aquella persona se aproximaban velozmente, hasta que me alcanzó.
Del empujón tan brusco que obtuve por parte de él, no podía mover mi cuerpo, por más que intentaba forcejear era en vano, la oscura silueta que me persiguió se terminó convirtiendo en un corpulento hombre quién ahora se encontraba encima de mí intentando susurrarme algo mientras olfateaba mi cuello:
-Por fin te encontré "Fuente"-
Mientras olfateaba mi cuello y hacía ruidos extraños una extraña criatura embistió al hombre quitándomelo de encima, al pararme logré apreciar como un perro estaba mordiéndolo salvajemente al mismo tiempo en que el hombre intentaba empujarlo fuertemente.
La cruel batalla entre estos dos seres era impresionante ya que ambos eran realmente fuertes, mi angustia al ver cómo era herido el pobre perro hizo que empezara a correr lo más rápido para desaparecer esa horrible imagen de mi cabeza.
- ¿Ivane está todo bien? - la adrenalina fluyo rápidamente, tanto que no me percaté de que ya me encontraba en casa sana y salva.
-Si papá claro- no quería que mi padre se enterara de lo que acababa de suceder ya que es bastante increíble ver como un psicópata te persigue diciendo un montón de estupideces y un perro te salva de todo eso, no me bajaría de loca o simplemente empezaría con sus arranques de padre sobreprotector.
-Estas muy pálida, como si hubieras visto un fantasma. ¿Por qué llegaste tan tarde? -
-Había mucha gente en el trabajo papá, iré a recostarme- con las pocas fuerzas que me quedaban me dispuse a subir a mi cuarto tratando de entender lo que había sucedido.
Durante un buen rato la imagen del animal tratando de protegerme no dejó de andar en mi cabeza, tanto que a pesar de no haber suficiente luz reconocí a mi pequeño héroe.
-Creo que no te fuiste después de todo-