Lo dijo alguna vez un experimentado jugador en las ligas profesionales de Sudamérica:
“El futsal no tiene el nivel táctico o de jugada en equipo que si requiere el futbol. En cambio, el nivel de potencial individual, técnica y resistencia es mucho mayor. En el momento justo es cuando aparecen las individualidades con talento y voluntad que pueden decidir el partido”
Sin cambios en jugadores respecto al primer tiempo, los dos equipos regresan al campo de juego a la espera de que el arbitro de el pitazo inicial. Tadashi mira fijamente a Joe y este recorre con sus ojos a cada uno de los jugadores hasta llegar a Steve, sonríe y luego señala el arco rival como si estuviera advirtiendo que llegará a como de lugar y le anotará un gol.
El rubio no se deja amedrentar y con el mismo ímpetu furioso se predispone a dar otra demostración de su talento como arquero.
Sin importar qué, Tobira se aferra a su zona defensiva para que no lleguen a Steve. Su postura algo relajada cambia por una completamente diferente, mas agresiva y dispuesta a frenar cualquier intento de avance rival.
Hideo, aún adolorido en su pie, entabla conversaciones con Inosuke para apoyarse tanto en la defensa como alcanzarle el balón a Tadashi. La actitud del equipo completo ha cambiado.
Robert camina hacia el centro del campo de juego. Antes de dar el pitazo inicial del segundo tiempo, da un vistazo a William y este lo mejor fijamente para que reconsidere su actitud en el juego de los chicos. El juez tiembla de tan solo pensar en lo que podría pasarle por no apoyar al equipo australiano, aunque también teme de perder su licencia de manera permanente si la justicia internacional en el deporte hace algo al respecto. Todo depende de él, pero su carrera ha quedado sentenciada.
Da inicio al segundo tiempo con la misma táctica y distinto enfoque mental de los lobos japoneses. Por su parte, los canguros presionan con una mayor violencia a pedido de Joe.
-1 minuto del segundo tiempo-
Inosuke mantiene la pelota en su poder con Arthur presionándolo. Le da el pase a Hideo y al ver a Joe acercarse decide retroceder hacia Tobira y que este reviente la pelota para calmarse.
Sin embargo, Tobira no hace caso a las indicaciones de Hideo y avanza un poco hasta el medio. Hideo se queda pálido y cuando ve a Joe correr como si fuera un tigre a punto de asestarle las garras y colmillos a su pequeña presa, se deshace de la pelota y la entrega a Inosuke:
Hideo: “¿Tobira?”
Tobira: “Confía en mí, tengo un plan”
Inosuke: “¡Si tienes un plan no hagas que vengan a matarme a mí!”
Tobira se impulsa rápidamente y cuando pasa por al lado de Inosuke le dice:
Tobira: “Devuélvela a Hideo”
Entonces, Hideo comprende lo que quiere hacer Tobira, así que le pide el balón a Inosuke y se lo entrega sutilmente. En el camino Joe lo empuja contra el suelo produciendo una clara falta que el arbitro no quiso marcar.
Según la experiencia de Tobira frente a otros jugadores de mayor tamaño, la mejor alternativa es ganar en velocidad y cuando las cosas se ponen complicadas en las que el rival lo alcanza, ahí es cuando florece su verdadero talento, la capacidad de bloquear con su cuerpo cualquier avance. Así que cuando Inosuke le da el pase a Hideo es cuando Tobira bloquea al jugador de los All Wallabies, Arthur, con su cuerpo y así el japones avanza desde el medio:
Hideo: “Buena estrategia enano”-piensa al mirarlo
Tobira: “Intenta dar el mejor pase posible tonto”-sonríe en silencio mientras soportar el peso de Arthur por su espalda
Hideo: “¡Tadashi, piensa rápido!”
Tadashi: “¡Ja, esto es lo que esperaba amigos!”
Tadashi captura el balón y da unos breves pasos hacia el arco de los All Wallabies.
Cuando finalmente ve el perfecto ángulo para disparar su remate, respira hondo y revienta el balón, pero en el camino Adrian evita que entre el balón al saltar y golpear con su cabeza para desviar el tiro.
Sin embargo y antes de que pique y salga hacia afuera del campo de juego, Hideo salta y con su pie extendido evita que se corte el juego.
Takehiro mira el juego de su hijo y no evita sentirse orgullo e impaciente hasta las lágrimas. William sonríe y aprieta el hombro de su ayudante de campo. Urichia no despega sus ojos en Steve, pidiendo que no decaiga y sigue enfrentando a aquellos que le han hecho tanto mal en el secundario.
En ese momento, el teléfono celular de William suena y mira en su pantalla algo que lo hace sonreír hasta que lanza una pequeña carcajada de satisfacción. Lo único que se alcanza a ver en dicha pantalla es el London Time, un importante periódico digital.