Olvídate del Pasado

✨Capítulo 8 ✨

Bajaba las escaleras, para irme, pero cuando la abrí, me encontré con sus ojos grises sobre mi, el tenía una mano puesta en el marco de la puerta, su rostro primero observaba el piso, pero después, sus ojos grises se posaron en mi, vestía un buzo color rojo, unos jeans azules oscuros y un gorro de hilo color negro. — Yo... —Balbuceó Ares mirándome y parándose derecho. —yo, iba a golpear, pero era demasiado temprano y no sabía si tocar o no. —Comentó algo indeciso. — Por cierto, linda chaqueta, tengo una parecida en mi departamento. —Afirmó, halagando mi chaqueta color arena clara.

Para este día había decidido usar una remera blanca, lisa, un jeans desgastado y algo roto en las rodillas y una chaqueta de cuero, por si oscurecía y hacía frío.

—¿Cómo sabes donde vivo? — Pregunté algo nerviosa.- — Tranquila, he traído a Cassiel varias veces para que vea a Ruth. — Afirmó el moreno, mientras asentía sonriendo.

—¿Gin? —Llamó mi tía Madison detrás de mis espaldas. —¿Quién es el muchacho? — Preguntó mi tía acercándose a nosotros, vi a Ares ponerse levemente colorado ante la presencia de mi tía. —Tía el es Aáron Alaister, un compañero que me ayudará a hacer un trabajo de informática.-Informé a mi tía, mientras veía a Madison cambiar radicalmente su rostro, ambos se observaron unos segundos, formando un aire tenso entre nosotros, hasta parecían conocerse de antes. — Tía nos iremos, en unas horas volveré. — Comenté, pero antes de salir mi tía me volvió a llamar, a lo que yo me detuve, pero Ares siguió caminando. — Tía sé quién es, hoy hable con mi tío, tranquila el no sabe quién soy, además solo es un trabajo. —Le dije a mi tía mientras veía su rostro mejorar. — Pero... ¿por qué vas tan linda si es un trabajo de la universidad? — Preguntó mi tía, mientras yo estallaba en risas.

Caminé hacía la calle, sintiendo la mirada de mi tía sobre mi. —El rostro de tu madre me resulta ¿sabes? — Comentó Ares subiéndose a su moto. — Puede ser, es mi tía de hecho y ha hecho comerciales en televisión, es una mujer conocida en comunidad. — Dije distrayéndolo, mientras me subía a su moto. — Bien... ¿dónde iremos? — Preguntó Ares alcanzándome su casco. — ¿Qué tal si me dejas conducir y te llevo yo al lugar? —Sugerí, escuchando por primera vez la sonora risa de Ares, entrando por mis oídos. — ¿Sabes conducir rulos? —Preguntó Ares. — Probemos. —Respondí mientras veía su sonrisa nuevamente aparecer.

Él me dio las llaves y se movió hacía atrás dándome el lugar del piloto, arranque la moto y salí a gran velocidad por la calle. Minutos después habíamos llegado al pequeño bar que había elegido para ir a hacer la tarea, era un lugar tranquilo y cálido o al menos eso recordaba yo.

—No estuvo tan mal. —Comentó Ares entrando al pequeño bar, y buscando un lugar tranquilo para sentarnos. El camino entre las mesas, tomando una que daba a un gran ventanal y se podía ver la calle desde adentro.

Me senté en frente de él, pero el parecía distraído mirando hacia afuera. — ¿En qué puedo servirle? — Preguntó la camarera a Ares, quien la miro fugazmente y me señalo a mi. — ¿Señorita?-Se giró la camarera hacía mi, ella parecía estar nerviosa ante la presencia del moreno, que parecía llamar indudablemente su atención, era una linda chica, tenía su pelo recogido por unos pequeños sujetadores, y su cabello castaño caía por sus ojos color esmeraldas. — Dos cafés, brownies de chocolates y dos porciones de la torta que tiene en la entrada. — Ordené a lo que la joven anotaba rápidamente en su libreta y salía a buscar mi orden.

—Esa orden me recuerda a cuando mi madre solía traerme de chico a este bar, solo tenía diez años, ¿acaso quieres matarme con tanta dulzura? —Preguntó el moreno, sonriendo, tomando mi bolso y sacando mi cuaderno. — Esto es fácil, puedo dictarte un par de cosas y ya terminas el trabajo rulos. —Recomendó, a lo que yo sorprendida, quité mi cuaderno de sus manos y lo mire fugazmente, no recordaba haberlo hecho hasta este punto y me sonrojé rápidamente. — No recuerdo haberlo hecho hasta aquí, pero de todas maneras me ayudarías con que me lo controlarás y me ayudarás con mis errores. —Sugerí, mientras que el tatuado me miraba y sonreía.

Horas después, habíamos terminado la corrección y comíamos lo que había ordenado. — Y...¿cuántos años tienes? — Pregunté mientras el comía un brownie de chocolate. — Porque no pareces ser mayor a los veintidós. —Admití, evitando su mirada y observando lo que quedaba de mi café. — Gracias por eso rulos, pero tengo casi veintiséis, los cumplo en noviembre. —Respondió Ares, dejando la comida de lado. — Y ¿tu? ¿cuántos años tienes? porque pareces solo una adolescente. —Preguntó el, divertido. Sonreí. — Tengo veinte. —Respondí divertida. — Cumplo años en diciembre. — Mencioné a lo que él asintió. — La verdad tienes un premio, un premio por la cita más rara a la que he asistido. —Dijo Ares chocando miradas conmigo, haciéndome sonrojar al escuchar "cita".




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