Olvídate del Pasado

✨Capítulo 17✨

—A ver niña acércate. —Ordenó la pequeña señora a unos pocos metros de mi, sin dudarlo y algo sonrojada pero divertida me acerque a ella. 

— ¡Oh! eres hermosa cariño, mira ese cabello, la verdad nunca conocí a una novia de mi sobrino, él es como mi hijo, siempre pensé que tenía mal gusto para las mujeres hasta hoy. —Mencionó ella sonriendo al escuchar a Ares quejarse. 

— Soy Loreline, tía y casi la madre de Aáron. —Se presentó ella sonriente. —Loreline, soy Ginebra, soy una amiga de Aáron. —Dije aclarando lo de Ares mientras ella me tomaba de la mano y me hacía sentar en una silla. —No me importa cariño, ustedes dos serán una gran pareja algún día, yo lo presiento. —Mencionó la señora que seguía pareciéndome demasiado familiar, mientras preparaba chocolate caliente.

Ares se retiro unos segundos y volvió minutos después, él parecía más tranquilo, sin embargo sus ojos seguían hinchados. El moreno parecía querer mucho a su tía, el la miraba con mucho amor y cariño.

—Esta casa es de mi hermana, hoy con mi Aáron limpiamos todo, esta casa estaba inhabitada hace ya mucho tiempo, ya sabes, los niños cuando mataron a su madre, se fueron conmigo, ellos, eran tan pequeños para que la vida los golpeará tan fuerte. —Relataba la tía de Ares, poniendo una taza de chocolate caliente frente a mí, mientras me daba una punzada en el pecho al escuchar eso.

 — ¿Ginebra es tu nombre? —Preguntó Loreline frente a mi, mientras Ares se sentaba a mi lado, asentí mientras tomaba un pequeño sorbo del chocolate. Estaba realmente delicioso.

—Es un nombre algo fuerte, me gusta. —Mencionó la señora sonriente, mientras se levantaba de su silla y miraba su reloj. 

—Cariño quédate, es muy tarde ya, hay muchas habitaciones aquí, escojan una habitación así pueden dormir algo. —Dijo quitándose sus anteojos y mirando a su sobrino parado a un lado de mí. — Parece que no has dormido en años cariño. — Ordenó la mujer parada frente a ambos, mirando a Ares.

Ella se retiró de la habitación, haciendo eco con sus tacones en toda la casa. Mire a Ares que tenía una sonrisa dulce en su rostro. —No le cae bien nadie Ginebra. —Mencionó el moreno señalando en dirección donde minutos antes Loreline se había marchado. Sonreí. — Ven, vamos a dormir. —Ordenó el tatuado con un rostro cansado, saliendo de la cocina.

Caminamos por un pasillo largo y oscuro, mientras él me daba la espalda, yo solo pensaba en que algo en mi interior quería abrazarlo y no soltarlo, pero mi orgullo y miedo iba a impedirlo. Mi celular comenzó a sonar haciéndome sobresaltar y salir de mis pensamientos. Ares se giro mirándome, mientras me hacía seña de que callara mi celular. Lo tome de prisa contestando la llamada.

— ¿Ginebra? —Escuché la voz de Ruth del otro lado. — ¿dónde te metiste? ¿estás bien? —Preguntó mi hermana, mientras Ares me encaminaba a una habitación que al abrirla se veía solo oscuridad. —Espérame. — Susurro Ares perdiéndose entre la oscuridad de la habitación.

 —Ruth, estoy en casa de Ares, luego hablamos. —Comenté en un susurro a mi hermana calmándola. — ¿En la casa de quién? — Preguntó ella sonando algo molesta. 

—No puedo creer que Ares te haya llevado a su casa, Cassiel ni si quiera me comentó de ir, ¿decís que me llevará en algún momento? —Preguntó mi hermana con una pizca de decepción en su voz.

Las luces de la habitación donde me encontraba se encendieron, dejándome ver con detalles en la gran habitación, era blanca, tenía algunos detalles muy pequeños en negros, la cama era grande y con mantas blancas también, la habitación era muy frívola y realmente parecía recién comprada, había un cuadro que no lograba ver bien, estaba al fondo de la habitación, cerca de un gran ventanal, pero estaba muy alejada de él. Unos ojos grises captaron mi atención, él estaba apoyado levemente contra la pared, observándome, sus ojos estaban algo rojizo, cansado. Sentí mis mejillas arder por alguna razón que desconocía, pero lo ignore concentrándome en la voz de Ruth del otro lado del celular, que seguía hablando sin parar.

—Ruth, seguro va a traerte en estos días ¿sí? — Comenté sintiendo la respiración de mi hermana del otro lado. —Solo, calma, debe ser una sorpresa, te hablo en un rato. —Dije escuchando una confirmación de su parte. 

—Y ¿Ruth? —Llamé algo preocupada a lo que ella escuchaba. —No le digas nada a Madison ¿puedes? — Pregunté algo avergonzada por pensar en mis tíos. — Esta bien Gin, no es problema, nos vemos luego. —Finalizó ella cortando la llamada.

— ¿No quieres que tu tía sepa que te viniste a dormir a lo del chico malo que fuma? —Susurro Ares detrás de mí, muy cerca de mi cuello, haciendo que mis bellos se erizarán. — No es eso, solo no me gusta ocultarles nada. —Admití tratando de recomponerme.




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