Sage siente náuseas, y un profundo malestar. Pero ni siquiera las crueles palabras de Harry logran despertar su llanto, más bien, le dan pistas para intentar comprenderlo.
Su alejamiento e indiferencias le saben extraño, el leopardo de las nieves vive de acuerdo a su razonamiento, más no comparte nada de su naturaleza animal. En vez de ser sensitivo, carece de capacidad. Quizás Sage se niega a darse por vencida, ha encontrado por fin a alguien, confía en la decisión de su loba, aunque ella ahora esté hecha un ovillo en el rincón de su mente.
Estaciona en la zona reservada para vehículos. Las piernas le tiemblan un poco, se queda en medio de la oscuridad, hay otros vehículos estacionados en orden por todo el lugar, huele a acero, hierro, humedad, lluvia, la mezcla es un poco repulsiva. Entre las sombras oscuras de los árboles, se encuentra con un par de ojos ambarinos, casi rojizos, que despiertan a su animal de inmediato.
Sage no está de humor para regaños, no ahora, no con todo lo que está sucediendo.
—Sé que estás ahí Primrose, sal de una vez.
Se cruza de brazos y se queda apoyada en el capó Jeep, las nubes en el cielo se alejan de la luna con lentitud y permiten que su luz bañe todo el entorno. Primrose emerge silenciosa desde su escondite, primero con pasos lentos, capturando al mismo tiempo los olores, Sage sabe que parte de la esencia de Harry se encuentra sobre ella.
—No me han hecho nada, Rose.
Solo despreciarla como una Omega...
Primrose, usualmente llamada Rose o Prim para abreviar, se acerca a ella con paso dudoso, por supuesto, no le cree. Sage adivina su pensamiento y gruñe bajo, pero la loba frente a ella levanta las orejas y le muestra los dientes. Sage pone los ojos en blanco, ese gesto calma a su prima y amiga.
—No están Prim —dice para desviar su atención—. Encontramos su camioneta vacía.
Un sabor amargo acompaña sus palabras, ahora sí siente ganas de llorar, la preocupación e incertidumbre es un peso que le angustia y le impide respirar.
—Mi hermana Prim...
Un sollozo se le escapa y de inmediato, Primrose se sienta junto a ella, pega su cuerpo a su pierna para intentar calmarla. Pero nada puede con esa tarea. Entonces recuerda algo más alarmante.
—Mamá, debo ver como está...
—Tu madre se mantiene al tanto.
Desde otro escondite, Logan aparece. Sage estrecha su mirada sobre el lobo Delta.
—¿Estabas espiando?
Logan se encoge de hombros, se acerca a ellas, sus ojos tienen al lobo muy cerca, preocupado y nervioso. Al verlo, siente una punzada en el pecho al notar la marca de acoplamiento que resaltaba para los cambiantes solteros, un destello de color verde, que aparecía de manera solo momentánea. Logan está emparejado con Emmy, una mujer cambiante, leopardo de las nieves, que forma parte del clan Ice Daggers así como también de los Moon Fighters.
—Estaba vigilando por si regresabas —dice, acerca su mano a la mejilla de Sage, por instinto ella se aleja—. No tenías que...
—Ya basta —corta, sus labios tiemblan, siente rabia correr en su sangre—. Me tienen harta con el mismo discurso de siempre, soy Omega, pero no una inútil, ¡maldición! —Gruñe, su voz tiembla—. Y mi Jessie sigue desaparecida...
Cuando vuelve la vista al lobo, sus ojos regresan al suave color del chocolate.
—Sage yo...
—Suficiente, Logan. No es tu asunto, Seth se está encargando de rastrearlos.
Un gruñido hace vibrar el pecho del hombre.
—Es mi amiga.
—Y también mi hermana.
En medio de la riña sin sentido, Primrose gruñe, se interpone entre ambos erizando el pelaje del lomo, mostrando los colmillos al Delta. Es ahí cuando exhibe su verdadera naturaleza, Logan retrocede pero no muestra signo de someterse.
—No eres mi Alfa, Prim.
Pero la loba ha sentido las emociones de Sage, se ha alimentado de ellas, y ahora solo quiere resguardarla.
—Rose... —Sage suspira, toma aire, ni siquiera su loba puede darle un poco de fuerzas. Ella se ha ocultado—. Me cansé de esto, los veo luego.
Toma el camino que le guía hasta uno de sus lugares en donde puede sentirse segura, llega por fin al sitio, en la entrada levanta un poco el tapete de bienvenida color cobre, encuentra la llave que Jessie le deja siempre para que pueda usar su casa. Un escalofrío le recorre el cuerpo cuando ingresa, el vacío del espacio le hace tiritar, más el olor a llanto, hace estremecer su corazón y entonces su loba despierta. La huella emocional en la casa es potente, puede sentir una angustia enorme en cada habitación... Lo que le dice que su hermana adoptiva ha sufrido como nunca, en la soledad de su casa, en la oscuridad de la noche, sin ningún tipo de soporte, Jessie aulló de dolor por Arif...
Sage siente su pecho hundirse con tanta fuerza que se desestabiliza por unos momentos, cuando recupera la cordura, dominando el impacto emocional, respira, y se encuentra extrañando a la última persona que esperaría... Niega, se maldice a si misma, camina hacia las escaleras que le llevan a la habitación de su hermana. Jessie Smith es desorden, locura y mal humor, Sage anda por el sitio hasta detenerse en su cama, cuyas sábanas y edredones grises están desordenados.
Intenta distraerse ordenando la cama, cuando la tiene lista, se recuesta y toma una de las almohadas negras, la abraza, imagina por un segundo que es su pequeña Jessie, luego la imagen cambia al momento en que Harry le dijo esas palabras tan hirientes. Sage tiembla por dentro, hay tantas cosas en su mente que es difícil concentrarse en algo, abre los ojos, en la mesa de noche junto a la cama hay un porta retratos con la fotografía de Jessie y Arif abrazados. En ella el lobo aún sonríe, su rostro no ha sido deformado, y la sonrisa de Jessie tiene brillo propio así como el anhelo con el que lo mira. Sage contempla ese pequeño fragmento de un pasado que no volverá.
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Editado: 05.11.2021