—Gracias por la ayuda.
La risa abandona el cuerpo de Sage en el momento en que siente el fuerte impulso de retroceder, de apartarse. La sensación es demasiado intensa como para ignorarla, incómoda y abrasiva, como si le estuvieran tirando por dentro. Su loba retrocedía nerviosa en medio del abrazo, pensando que era incorrecto estar así, y ella luchaba contra sus emociones acumuladas.
La razón no era el instinto secundario que ardía en su interior, como un grito interno diciendo que se aleje para estar segura, sino que, el dolor de la quemadura que sentía era por el simple hecho de que un lobo emparejado todavía la reconocía como un peligro potencial para su pareja, y entonces debía alejarla.
Una evidencia más de lo que estaba mal con ella, hasta se había puesto a pensar en que quizá su vínculo era falso. Un nuevo tirón aparece dentro de ella, y esta vez la respuesta de Lexter es un sonido bajo retumbando en su pecho.
Con el vínculo y los emparejamientos, se activaba un equipaje completo de nuevos instintos que los preparaban para una nueva etapa de vida, pero también había otros que se activaban según las condiciones externas, como un condicionante capaz de alterar las conductas en diferentes situaciones, la presencia de un cambiante vinculado y/o emparejado, por ejemplo, provocaba que cualquier soltero alrededor quisiera mantenerse lejos.
De esa forma se evitan muchas peleas innecesarias...
—¿Qué ocurre? —Cuestiona Lexter, Lex para abreviar, en el momento en que se aparta para mirarla a los ojos su postura se torna defensiva.
El típico lobo omega preparándose para saltar en su defensa frente a cualquier amenaza...
—Nada..., es solo que... —Sage suelta una pequeña sonrisa nerviosa—. Sentí el tirón...
—Uh..., disculpa —Lex se aparta, esboza una sonrisa tímida y sus mejillas se colorean de un notable tono rojo mientras se rasca la cabeza con abundante cabello castaño claro, brillos dorados aparecen en la parte superior—. Siempre ha sido un lobo gruñón —termina, y luego sonríe.
Lexter no tiene idea por lo que Sage está pasando ahora mismo, la forma en que su loba tira de ella..., como si quisiera perseguir algo que anda por ahí. Pero, aquí solo hay humanos, no queda casi ningún cambiante, la situación para salir no es favorable en este momento. En esta zona comercial llena de tiendas pequeñas, el único rastro persistente es el de los humanos.
—Lo controlaré mejor —Promete Lex, apretando su mejilla, es un gesto habitual cada vez que están juntos.
Eso hace que le devuelva un sentimiento de calidez que ayuda con el débil temblor sosteniendo sus órganos, Lexter es cinco años más grande que ella, también es el hermano mayor de Primrose y el segundo Beta más fuerte después de Seth Meyer. Un hombre alto, atlético y bien parecido.
Con verlos a ambos hermanos, se llegaba a la afable conclusión de que el linaje de los Smith tenía una tendencia hacia la fuerza, Martha y Dev Smith también eran betas.
Sin embargo, por parte de la única hermana de Devon..., estaba Sage, una omega, y aunque amaban a Jessie, ella no tenía la sangre de la familia, por lo que no era una Smith en toda la regla. Así que el único conservante del linaje de Eloise Smith era Sage.
Sin embargo, de igual manera, la fuerza y tenacidad se trasladaron a aquella niña adoptada y se hicieron parte de ella.
—No importa, está bien —Sage le devuelve una sonrisa, está vez un poco más abierta.
La mirada oscura de Lex se estrecha con alivio, unas líneas se forman en los bordes de sus ojos.
Esa emoción no llega a tapar la amargura que tiene formando un judo en su interior, pero debería soportarlo, es algo que ella debe aceptar, debe acostumbrarse al triste hecho de que ninguno de sus compañeros de clan reconozcan que está vinculada. Tal reconocimiento no debería tener importancia, afirma para sus adentros.
—Se nos acaba el tiempo —le recuerda, tragando su propia decepción—. Debemos regresar.
Lexter deja sus manos en sus caderas y mira por la ventanilla de la puerta de equipaje al interior, luego frunce el ceño y hace una mueca al torcer los labios.
—¿No hemos olvidado nada?
—Creo que no, cumplimos con toda la lista.
—Uh, bueno, con esto debemos aguantar un par de semanas.
Sage mira las bolsas de alimentos y elementos de higiene que acaban de comprar de una de las tiendas.
—Sí, solo procura contener tus ataques de gula.
Lexter vuelve a reír, sus ojos tienen ese brillo..., su rostro sostiene esa expresión de auténtica felicidad..., de seguro está pensando en su compañera Vanessa, con quien se emparejó hace poco menos de dos semanas.
Sage podría arder de envidia y dicha al mismo tiempo al ver a su primo tan feliz...
—Esto será difícil, no prometo nada —dice Lexter, riendo entre dientes se sube a la camioneta.
—¡Lex!
—Solo bromeo, sube.
Sage lo sigue del otro lado, pero antes de abrir la puerta su loba vuelve a tirar de ella, Sage levanta la cabeza y revisa los alrededores, la dirección con la que empuja su loba la confunde, ¿qué es lo que la tiene tan inquieta? ¿Por qué un callejón entre dos tiendas? No es como si hubiera algo escondido por ahí, por la hora el sol alcanza a iluminar la mitad del sitio.
Mordiéndose el labio inferior, la incertidumbre ahogando sus pensamientos, Sage se sube a la camioneta con la duda picoteando en su interior, y cuando Lexter arranca le da una mirada de reojo que le hace sentir un poco incomoda... Tal vez ella tiene una expresión... Como si estuviera enloqueciendo...
Tal vez debería abandonar la paranoia, un poco.
—Felicidades por tu vínculo —suelta Lexter.
El corazón de Sage se encoge dentro de su pecho al escucharlo.
—¿Lo sabías? —Sage pregunta en voz baja.
—Tardé un poco en darme cuenta, pero Primrose fue de gran ayuda, aunque no me quiso dar el nombre. —Lexter emite un gruñido pequeño de protesta y sacude la cabeza—. Supongo que es debido a que no es del clan ¿me equivoco?
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Editado: 05.11.2021